¿CASA POR CÁRCEL?

Dado el abismo que existe entre la lamentable y patética propuesta casa-por-cárcel de los minusválidos mentales que usurpan los altos cargos de gobierno y la realidad a la que se enfrentan, un elemental consejo de salvaguarda es que salgan, apaguen la luz y se vayan en silencio. 

Antonio Sánchez García

Twitter: @sangarccs 

Conmueve por patético y lamentable que tras más de dos meses de uno de los movimientos de protestas más estremecedores acontecidos en América Latina, un alzamiento insurreccional que incuba en su seno la primera revolución democrática del hemisferio, que no muestra visos de decrecer, ha alzado en un solo grito de protestas y reclamos a un país entero, uniendo a todos sus segmentos, edades, razas y clases sociales, desafiado al aparato más temible y sanguinario montado por la dictadura venezolana en connivencia con la tiranía cubana, ha resquebrajado de raíz al régimen dominante, estremecidos sus bases de sustentación política, quebrado el espinazo del Estado y hundido en el descrédito y en el desprecio mundial a sus Fuerzas Armadas, poniendo al gobierno al borde del abismo, no tenga Nicolás Maduro y quienes lo asesoran y manipulan desde La Habana otra iniciativa política que traerse de España al más desprestigiado de los socialistas españoles para que le ofrezcan al líder indiscutido de quienes han estado dispuestos a dar sus vidas por su liberación y la de los cientos de presos políticos del régimen que agoniza, “casa por cárcel”.
Demuestra, de entrada, la mengua intelectual, que bordea la oligofrenia, de la canciller de Nicolás Maduro y su hermano de sangre, el alcalde de Caracas. Pone de manifiesto el absurdo e incomprensible menosprecio que tienen los tres visitantes del inmenso líder al que mantienen aherrojado en sus mazmorras, creyendo que ofreciéndole el disfrute de dormir entre sus sábanas y volver a mirar la tragedia desde la barrera de su ventana abandonará una vida de luchas y sacrificios. Pues si los hijos del secuestrador y terrorista Jorge Rodríguez padre tuvieran una pizca de lucidez e inteligencia sabrían que aquel a quien desprecian tentándolo con la traición de perdidas comodidades culminará su carrera política, muchos más pronto de lo que se imagina, sin la menor duda, en la presidencia de la República. Y que la única oferta aceptable que podrían llevarle a Ramo Verde con reales posibilidades de éxito sería la renuncia de efecto  inmediato de Maduro y todo su tren ejecutivo, la inmediata destitución y degradación del Estado Mayor en pleno, la inmediata expulsión del territorio venezolano de todas las tropas de ocupación cubanas, la devolución al patrimonio público de todas las fortunas saqueadas al Estado por Jorge Ramírez, Diosdado Cabello, El Aissami, Aristóbulo Istúriz, José Vicente Rangel, la tribu de espalderos convertidos en boliburgueses y la familia Chávez in totto, de padres a nietos, hijas, hermanos, sobrinos y abuelos, sin faltar ninguno.
Y que para darle una mínima grandeza a un hecho digno de ser pintado por Velásquez, el de la Rendición de Breda, debieran los hermanitos Rodríguez ir acompañados no por un buhonero político de menor cuantía, como Zapatero, sino por Luis Almagro, el único diplomático digno de tal preso político y tal gestión de trascendencia histórica.
Dado el abismo que existe entre la lamentable y patética propuesta casa-por-cárcel de los minusválidos mentales que usurpan los altos cargos de gobierno y la realidad a la que se enfrentan, un elemental consejo de salvaguarda es que salgan, apaguen la luz y se vayan en silencio

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