Resistencia y presión

Por

Ismael Pérez Vigil

Twitter:

@Ismael_Perez

Al momento de escribir esta nota la oposición a la dictadura lleva 70 días,
en múltiples ciudades y pueblos del país y en algunas zonas rurales,
protestando enfrentando a la GNB, la PNB y a grupos paramilitares armados
por el Gobierno, que actúan con total impunidad. Más de 70 muertos, miles
de heridos y cientos de detenidos sometidos a procesos judiciales
irregulares o simplemente detenidos sin formulación de cargos es el balance
trágico de esta situación.

Por los resultados es claro concluir que se trata obviamente de una lucha
desigual; paradójicamente la tan temida por el régimen “guerra asimétrica”,
que el Gobierno ha cacareado por años, solo que es él quien dispone de la
parte mejor armada de la misma –en fuego y poder– y la masiva población
civil y desarmada, la peor.

Pero el trágico y luctuoso resultado no es el único. Un resultado en sí
mismo es que a pesar de la brutal y desproporcionada represión, las
campañas de intimidación, persecución y amedrentamiento, los ciudadanos no
ceden en su empeño de salir a manifestar, no cesan de denunciar los
atropellos del Gobierno, no ceden, no claudican en su derecho de reclamar
lo fundamental de todas las peticiones: el derecho de tener democracia, que
se respete la constitución y vivir en libertad.

Día y noche, las protestas y manifestaciones se suceden. Multitudinarias
concentraciones, manifestaciones y marchas durante el día y cada día en
múltiples ciudades y poblados, que usualmente terminan en cruda represión y
refriegas, en donde suelen participar muchos ciudadanos y los más jóvenes
opositores, los llamados “guerreros”, entre los cuales suelen estar las
victimas asesinadas. Y durante la noche, hasta la madrugada, barricadas y
cacerolazos, igualmente reprimidas de forma brutal, pero en zonas mucho más
céntricas y populares de las principales ciudades del país. Por ejemplo en
Caracas y sus zonas aledañas: en Guarenas, San Antonio, Los Teques, Santa
Fe, Baruta, Altamira, Chacao, El Valle, Coche, La Urbina, Petare, Mamera,
San Bernardino, La Candelaria, San José, Panteón, San Juan, El Paraíso,
Cota 905, Montalbán, La Vega, San Martin, Caricuao, sectores del 23 de
Enero y otras que escapan a mi memoria, pues la idea no es hacer un
recuento exhaustivo, sino destacar que desde hace mucho tiempo la protesta,
al menos en Caracas, dejó de ser un problema del Este de la Ciudad y ya
está bien asentada en el Oeste, Sur Oeste y Centro de la Capital, muy cerca
de Miraflores, lo que sin duda debe tener muy preocupado al Gobierno.

La idea es aportar elementos a la reflexión y el primero es constatar el
hecho de que, a pesar de la represión, de los muertos, del temor al uso
desmedido de la violencia por parte del Gobierno y sus seguidores, el ánimo
de la gente luce incólume, inquebrantable y la rabia e indignación in
crescendo. Pero ese no es el único elemento sobre el cual reflexionar. Hay
dos conceptos o elementos sobre los cuales vale la pena detenerse:
Resistencia y Presión, que se han vuelto claves en lo que está ocurriendo.
Empecemos con la “resistencia” y reflexionemos sobre ella en el resto de
este escrito.

Resistir no es únicamente lo que ocurre usualmente al final de las
manifestaciones y marchas y que se prolonga por varias horas, en el combate
desigual que se libra entre manifestantes “armados” solo de escudos,
cascos, piedras y alguna molotov, contra escuadrones de GNB, y PNB
–protegidos con equipamiento militar– y eventualmente motorizados
paramilitares, apoyados además con tanquetas, ballenas, bombas
lacrimógenas, gas pimienta, escopetas de perdigones, cohetones,
helicópteros de apoyo y –como hemos visto en algunas manifestaciones y en
los techos de algunos edificios públicos– vigilancia de francotiradores y
armas de fuego

Resistir es también tratar en la medida de lo posible de llevar una vida
“normal”; tratando de trabajar y proveerse para subsistir en ciudades con
las calles trancadas por el Gobierno, sin medios de transporte, con
alcabalas y eventuales barricadas de manifestantes.

Resistencia, y heroica, es la de los que a duras penas y con muchos
sacrificios logran conseguir comida, escasa y cara –pues esto no ha
mejorado ni un ápice, ha empeorado– para mantener a sus familias, para que
sus integrantes puedan salir a protestar y manifestar. Resistencia es
tratar de hacer esa vida “normal” en ciudades con pésimos servicios
públicos: con cortes de luz y agua, sin gas para cocinar alimentos, sin
asistencia médica ni seguridad, etc.

Resistencia es también la de los que se han organizado para asistir y
ayudar a los que resultan heridos y lesionados en las refriegas, los cascos
verdes y azules, los que llevan a hospitales y sobre todo clínicas privadas
a los heridos, para que los atiendan, donde son tratados sin costo y sus
doctores los cuidan y protegen mas allá de lo que demanda su deber
profesional y los ciudadanos se desvelan por conseguir medicinas para
curarlos o atender su convalecencia, en un país que muere de mengua sin
medicinas, sin hospitales, con clínicas colapsadas y sin equipos de rayos
x, resonancia, etc.

Es también resistencia la actividad de los que asisten legalmente, día y
noche, siete días a la semana, para sacar de la cárcel a los manifestantes
encarcelados injustificadamente y a quienes se les violan todos sus
derechos.

Es también resistencia la de los que denuncian sin cesar los atropellos,
los que graban y fotografían todo lo que ocurre, desde sus automóviles, en
la calle, desde las ventanas de sus casas y oficinas, a riesgo de su
integridad personal y física y a quienes nadie les repone sus equipos de
teléfonos y cámaras que la GNB/PNB les destruye o roba y peor aún, a los
que les incendian apartamentos con bombas lacrimógenas y cohetones, o les
destruyen sus vehículos en los estacionamientos.

Resistencia es la de los que ayudan y protegen a manifestantes cuando los
cuerpos represores los persiguen y terminan contemplando como las hordas de
delincuentes arrasan y saquean sus locales, impunemente y a la vista de la
“autoridades” o a los que los cuerpos de “seguridad” les allanan sus
oficinas y negocios, sin orden judicial, persiguiendo manifestantes a los
que brindaron protección.

Resistencia es lo que hacen los venezolanos de la diáspora, en todos los
rincones del mundo, recogiendo y enviando dinero, comida y medicinas a sus
familiares y amigos en Venezuela para que estos puedan sobrevivir; que
participan de todas las actividades y manifestaciones de apoyo a la
protesta de Venezuela; que constantemente están pendientes de las
actividades propagandísticas del régimen para asistir y denunciar lo que
ocurre en el país; los que aprovechan sus posiciones en empresas, medios de
comunicación, universidades, o en el mundo profesional de la academia y la
medicina para informar en conferencias, charlas, congresos, etc. sobre la
situación del país y denunciar los atropellos de la dictadura.

Resistencia es la actividad desplegada por la Asamblea Nacional, frente a
los otros poderes del estado, legislando, investigando, pasando leyes que
son desconocidas y rechazadas, realizando su tarea legislativa sin
presupuesto y sin que sus diputados reciban ninguna remuneración.
Resistencia es la tarea desplegada también por los partidos políticos de
oposición, que sin mayores recursos, ni acceso a medios de comunicación
para divulgar sus ideas y posiciones, les toca enfrentar los desmanes y
ataques de la dictadura y muchas veces la incomprensión y criticas
injustificadas desde las propias filas opositoras.

Resistencia, en síntesis, es la que tiene todo un país, que sin alimentos
suficientes y caros, sin medicinas, sin servicios públicos, sin seguridad
social y personal, contempla como el régimen regala dólares a bancos
extranjeros o importa material para reprimir manifestaciones, en lugar de
dedicar esos recursos a satisfacer las necesidades de alimentos y medicinas
del país.

Y pudiéramos hacer una lista interminable de tareas y actividades
desplegadas por ciudadanos, partidos, empresarios de la ciudad y el campo,
profesores, estudiantes, congregaciones religiosas, gremios, deportistas de
alta competencia en el exterior, etc. pero no es la idea; la idea es
detenernos a reflexionar que hay un conjunto de actividades que conforman
la resistencia de un país, que no es solo esa importante batalla, en las
calles, confrontado sin armas a la GNB/PNB y los grupos armados del
régimen, sino también todo ese conjunto de actividades más silenciosas,
calladas, cotidianas, que despliegan los ciudadanos para restituir el
estado de derecho y la democracia.

Que la oposición masivamente se mantenga en las calles manifestando y los
muchachos batiéndose con las fuerzas represoras del Gobierno en las
manifestaciones, tras las barricadas, es posible gracias a esa
“resistencia”, menos glamorosa y que no sale en los noticieros
internacionales y no es fácil expresarla en una foto o en un video que
“ruede” viralmente por las redes sociales.

Algunos ven en estos actos verdaderas demostraciones de “desobediencia
civil”, aquella de la que hablaba Thoreau y que sin duda practicaron, entre
otros, Luter King o Gandhi. Conservando las distancias con estos símbolos
de las luchas por los derechos humanos, no cabe duda que el comportamiento
–casi heroico de los manifestantes venezolanos– de enfrentar inermes a un
poder de fuego y de represión infinitamente superior, podría ser comparado
con el de esos héroes de los derechos civiles pues la resistencia en
Venezuela ha roto paradigmas y está dando ejemplo al mundo en lucha cívica
y ciudadana.

No cabe duda que en algún momento esta “resistencia” pasará a una fase
superior de lucha, aquella de la que hablaba San Agustín, que se resume en
que ningún hombre justo obedece una ley injusta, pues una ley injusta no es
ley, y que sí podría considerarse entonces un acto de “desobediencia
civil”, con todas sus consecuencias, sobre todo si el régimen persiste en
imponer mediante una minoría, una constituyente y una constitución que
afectarán y cambiarán la vida y el contrato social a toda una nación en
detrimento de su futuro, libertades y derechos.

Que la resistencia alcance otros niveles de lucha dependerá de ese otro
vocablo, concepto y acción: la presión, de la cual nos ocuparemos la
próxima semana.

@Ismael_Perez
*Ismael Pérez Vigil
<https://ismaelperezvigil.wordpress.com/author/ismaelperezvigil/

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here