EDITORIAL ORBI

¡Triunfar, triunfar, triunfar!

Para enero de 1824, el Libertador  Simón Bolívar se encontraba en Pativilca, Perú, estaba  enfermo, sin ejército, ni dinero, lejos de su tierra y perseguido. Recibió en estas condiciones al Dr. Joaquín Mosquera, quien nos narra: “Encontré al Libertador ya sin riesgo de muerte del tabardillo que había hecho crisis; pero tan flaco y extenuado que me causó su aspecto una muy acerba pena. Estaba sentado en una silla de vaqueta recostada contra la pared de un pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco. Sus pantalones de jin me dejaban ver sus dos rodillas puntiagudas, sus piernas descarnadas. Era su voz hueca y débil y su semblante cadavérico. Tuve que hacer un esfuerzo para no largar mis lágrimas y no dejarle conocer mi pena y mi cuidado por su vida”. Sigue contando Mosquera que “con el corazón oprimido” y “temiendo la ruina de nuestro ejército” le preguntó: ¿Y qué piensa Ud. hacer ahora excelencia? a lo que Bolívar, con tono decidido mirándole a los ojos le respondió: ¡Triunfar, triunfar, triunfar! Seis meses después derrotaba a los españoles en Junín.

Hoy, año 2017, los verdaderos descendientes de Simón Bolívar tienen la misma determinación de triunfo. Estamos librando una batalla mucho más compleja y buscamos el cambio político profundo que nos haga reconstruir nuestra Venezuela en un marco prosperidad,  justicia, orden, libertad y democracia.

¡Triunfar, triunfar, triunfar!  Y no doblegar la lucha, la calle, las esperanzas.  Estamos ya muy cerca de conseguir lo que tanto anhelamos, una Venezuela unida, sin odio, en donde se haga justicia y donde podamos vivir el entusiasmo de llevarla al destino merecido de bienestar  y estabilidad.

El Castro-comunismo imperante ha obviado la genética libertadora de un pueblo que jamás se va a resignar a la esclavitud y la miseria del comunismo. Quedarán en la historia como unos fracasados que tratando de imponer su mediocridad, solo consiguieron despertar al mundo ante la verdadera esencia de su “revolución” destructora y demagoga.

Venezuela, a pasos de conseguir su Segunda Independencia.

*Nota histórica:  Joaquín Mariano de Mosquera-Figueroa y Arboleda-Salazar, más conocido como Joaquín Mosquera, fue un jurista, militar, estadista y político colombiano, que ocupó la Presidencia de la República después de la renuncia del Libertador en 1830. Después de que Urdaneta dimitió, Mosquera volvió a ocupar la Presidencia el 2 de mayo de 1831, hasta el 23 de noviembre de 1832.

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