Raíces griegas de la independencia venezolana

Por

Mariano Nava

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Se han escrito cientos de libros acerca de la influencia que ejerció el pensamiento de la antigua Grecia en los hombres que llevaron a cabo la independencia de Venezuela. Falta por calibrar, sin embrago, el impacto que tuvo este pensamiento, no ya en los protagonistas de la emancipación, sino en el proceso mismo.

Cuáles son estas ideas y de qué manera desembarcaron en nuestras costas es cosa que me ha ocupado desde hace tiempo. En general, los venezolanos no nos hacemos preguntas sobre la cultura venezolana de la época de la independencia, ni menos cómo fue que se formó esa cultura. Sin embargo se trata de un asunto fundamental para comprender nuestros orígenes como nación. En el período que va de la segunda mitad del siglo XVII hasta finales del XVIII, cuando ya se habían consolidado las principales ciudades, se echaron las bases de la cultura venezolana. Durante esta época se fundaron las principales casas de estudio, seminarios y universidades del país, pero también se formaron las principales bibliotecas. Al revisar los inventarios de estas bibliotecas, lo que hizo en un monumental trabajo, Libros y bibliotecas en la Venezuela colonial, don Ildefonso Leal, vemos que se componen fundamentalmente de libros religiosos y clásicos grecolatinos en traducciones españolas, francesas e italianas, pero también en lengua original. Esas lecturas, junto a las de otros libros más modernos, formaron la élite ilustrada que lideró la independencia. Si revisamos los documentos de esta época, nos damos cuenta de que la presencia de los valores y las ideas de los antiguos griegos es esencial.

Pienso que esta influencia se articula en torno a tres ideas: la libertad, las virtudes ciudadanas y la posibilidad de construir una sociedad más justa a partir de la razón. Una obra que gozó de la predilección de Bolívar y Miranda es Vidas paralelas de Plutarco, que reúne cuarenta y ocho biografías de militares y estadistas griegos y romanos. De las Vidas de Solón y Licurgo, los míticos legisladores de Atenas y Esparta, los fundadores de nuestra nación debieron aprender que es posible lograr la justicia y la paz social con el auxilio de la eunomía, las leyes justas. Bolívar habla de Solón y Licurgo en el Discurso de Angostura, cuando él mismo asume el delicado papel de legislador y recuerda a aquellos sabios. En la Vida de Pericles, otra de las biografías de Plutarco, los libertadores estudiaron también el difícil arte de la política, y en la Vida de Alejandro, el de la guerra.

Otro libro muy leído fueron las Historias de Herodoto, donde se cuenta cómo una coalición de pequeñas ciudades griegas logró derrotar la invasión del poderoso imperio Persa. La obra de Herodoto debió enseñar a los libertadores la crucial lección de la necesidad de la unidad, que Bolívar recalcaba a todo momento, pero también les mostró cómo un pequeño pueblo luchó por preservar su libertad amenazada por una potencia extranjera. También muy leída fue la Historia de la guerra del Peloponeso de Tucídides. Allí se narra la guerra fratricida que enfrentó a Atenas contra Esparta entre los años 431 y 404 a.C. En el libro II de esa obra se recoge la famosa Oración fúnebre de Pericles, donde hace un elogio de la democracia ateniense. La Oración fúnebre ha quedado para a modernidad como un ideario de la democracia liberal, abierta y respetuosa de las libertades civiles que sin duda influyó en los fundadores de nuestra nación.

Sin embargo creo que el pensador que más influyó en los libertadores, si bien indirectamente, fue Sócrates. Como sabemos, Sócrates no escribió nada, pero sus enseñanzas están contenidas en los diálogos de Platón y en las obras de Jenofonte y Aristóteles, que, sabemos, fueron leídas con atención por los venezolanos cultos de la época. Sócrates fue el primero en pensar que la felicidad de los hombres dependía de la razón humana más que de los dioses. Decía que había un solo bien, que es el conocimiento, y un solo mal, que es la ignorancia. Esta certeza hará decir a Bolívar que “moral y luces son los polos de una república”, pues sabía que sin el conocimiento de las virtudes republicanas no podía haber ciudadanos ni ciudadanía. También es posible rastrear las huellas de la República de Platón en el desprecio que el Libertador siente por los tiranos y la tiranía. Bolívar decía también que “el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad”, cosa que trata Aristóteles en la Política y en la Ética a Nicómaco. Sin duda fue de Sócrates y sus discípulos que los fundadores de Venezuela heredaron esa fe en la razón y en el esfuerzo humano para construir una sociedad justa y libre.

Cuando veamos a los jóvenes de Venezuela luchando para que tengamos un país justo y libre, recordemos que pelean por los mismos valores que animaron a los fundadores de nuestra nación, y que éstos a su vez los aprendieron de aquellos viejos maestros griegos que tantas cosas nos enseñaron.

Mariano Nava Contreras

@MarianoNava

 

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