Madres primerizas a los 40: «Ahora me lo puedo permitir, es mi momento y lo voy a tener»

Patricia García

 

Claudia tuvo a su primer hijo a los 44 años: «Para la sociedad en la que vivimos no es algo común, la gente se sorprende, y yo me río».

Las españolas tienen su primer hijo mucho más tarde que el resto de mujeres europeas, según un estudio publicado la pasada semana por Eurostat, que situaba a España como el segundo país de los Veintiocho con más madres primerizas mayores de cuarenta años en el 2015 –un 7,4% se quedó embarazada una vez superada esa edad, un porcentaje que solo sobrepasan las italianas, con un 8%–. Este dato contrasta con la tendencia que sigue la maternidad en Europa: casi la mitad de las mujeres del continente que dieron a luz por primera vez en ese año se encontraban en la veintena (un 49%); en nuestro país, sin embargo, el 62% de las madres tenían entre 30 y 39 años.

Los expertos sociólogos consultados por ABC atribuyen la causa a la tardía incorporación de las españolas al mercado laboral en relación con otros países de la UE, donde es habitual desde hace mucho más tiempo. Para José Luis Barceló, del Colegio de Sociólogos y Politólogos de Madrid, «que España se haya incorporado tarde a la liberalización profesional en la distinción de sexos ha afectado a estas estadísticas, porque se está produciendo de forma más acelerada».

“Según un estudio, el 53% de las españolas han visto condicionada su trayectoria profesional por la maternidad.”

En este sentido resulta oportuno recuperar los datos arrojados por el estudio Maternidad y Trayectoria Profesional, realizado el pasado mayo por el IESE Business School en colaboración con laboratorios Ordesa que, tras analizar los factores que limitan el pleno desarrollo laboral de las trabajadoras que son madres o pretenden serlo, extrajo que el 53% de las españolas habían visto condicionada su trayectoria profesional por la maternidad. Posible motivo por el que, según Barceló, muchas de ellas «no ven el momento de afrontar esa realidad» y deciden o bien retrasarlo o renunciar a ello. «Antes era una misión vital tener hijos, hoy casi nadie se plantea que una de las primeras cosas que tiene que hacer es casarse y concebir», explica.

La psicóloga experta en pareja Ángeles Sanz Yaque coincide en que en la actualidad «la mujer que empieza el desarrollo profesional ni siquiera se plantea hasta una edad avanzada formar una familia, y cuando llega el momento es un “o ahora o nunca”. Normalmente son mujeres que lo tienen muy claro y a los que los comentarios ajenos no les repercuten, piensan: ahora me lo puedo permitir, es mi momento y lo voy a tener».

Madres a los 40, qué dicen ellas

En esta circunstancia se encontró Claudia Borges, madre primeriza a los 44 años sin llegar a buscarlo. Cuenta a ABC que hasta que le comunicaron su embarazo creyó que «la oportunidad ya había pasado». Ahora no piensa que superados los 40 años sea un momento tardío para tener un hijo, aunque por su experiencia sabe que «para la sociedad en la que vivimos no es algo común y que la gente se sorprende. En el fondo me divierten los comentarios y las opiniones. Los dejo pasar…». Una de las consignas preferidas de estas voces de la conciencia son «los riesgos de un embarazo añoso».

Es cierto que las advertencias de los profesionales sanitarios, aunque inciden en que «cada caso es un mundo», apuntan a que a esa edad las mujeres sufren un deterioro importante respecto al número de óvulos que produce su cuerpo. Según fuentes consultadas, este efecto es especialmente acusado entre los 38 y los 42 años, por lo que en líneas generales la posibilidad de quedarse embaraza se reduce notablemente y cuando se consigue existe un riesgo alto de que el embrión padezca anomalías cromosómicas (la más común es la que da origen al Síndrome de Down) por la inferior calidad de los óvulos.

“A partir de los 38 años, existe un riesgo alto de que el embrión padezca anomalías cromosómicas por la inferior calidad de los óvulos.”

El embarazo de Claudia sin embargo «fue sobre ruedas», dice. No se preocupó más que cualquier otra futura madre por la salud de su feto porque transcurrió «sin ningún tipo de molestia» y los médicos no le recetaron ningún cuidado fuera de lo común: «vigilar la alimentación, las vitaminas, hacer ejercicio moderado…». «Si hubo algún tipo de inquietud fue por el proceso mismo, pero no por la edad», asegura.

Como Claudia, Luisa L. Casado tuvo un embarazo sano. Ella sí lo buscó durante muchos años, pero no lo logró hasta cumplir los cuarenta, según cuenta a este diario; y el único inconveniente que le ve a esta maternidad tardía es que su hijo no vaya a tener ningún hermano. «Conozco casos de mujeres que tienen el primero a la misma edad que yo y luego tienen un segundo». Pero ha decidido no tentar a los riesgos porque «cualquier cosa que me pase puede repercutir en el que ya tengo». «Aunque mi experiencia ha sido positiva, yo recomendaría tenerlo antes. Si pueden, claro», afirma.

No obstante, asegura que es innegable que «en este momento de la vida estás más tranquila, gozas de mayor estabilidad económica y, de cara a su educación, tienes más madurez». De la misma forma piensa Claudia, que cree que «a los cuarenta años una persona ha vivido lo suficiente para madurar y ordenar con certeza sus prioridades». «¿No se dice que los cuarenta son los nuevos treinta?», concluye.

 

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