Miguel Otero Silva, más vigente que nunca

“Yo no vi las casas, ni vi las ruinas. Yo sólo vi las llagas de los hombres.

Se están derrumbando como las casas, como el país en el que nacimos.”

“No es posible soportar más. A este país se lo han cogido cuatro bárbaros, veinte bárbaros, a punta de lanza y látigo. Se necesita no ser hombre, estar castrado cómo los bueyes, para quedarse callado, resignado y conforme, como si uno estuviera de acuerdo, como si uno fuera cómplice.”

“Los estudiantes dejaron sus casas y sus libros y sus novias, para hundirse en los calabozos de la Rotunda y del Castillo,  para que los mataran de un tiro, para que los mandaran a morirse en Palenque. Sería un crimen dejarlo solos.”

“Los que mandan son cuatro, veinte, cien, diez mil. Pero los otros, los que soportamos los planazos y bajamos la cabeza, somos tres millones. Yo sí creo que se puede hacer algo. Yo no soy un iluso, ni un poeta del pueblo, sino un llanero que se gana la vida con sus manos, que ha criado becerros, que ha domado caballos. Y sé que se pueda hacer algo.”

“yo no soy partidario de la guerra civil como sistema, pero en el momento presente Venezuela no tiene otra salida sino echar plomo. El civilismo de los estudiantes terminó en la cárcel. Los hombres dignos que han osado escribir, protestar, pensar, también están en la cárcel, o en el destierro, o en el cementerio. Se tortura, se roba, se mata, se exprime hasta la última gota de sangre del país. Eso es peor que la guerra civil. Y es también una guerra civil en la cual uno solo pega, mientras el otro, que somos casi todos los venezolanos, recibe los golpes.”

Miguel Otero Silva, Casas Muertas. 1955

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