Así se rehabilita a un oso pardo silvestre

RUTH PILAR ESPINOSA

 

En España solo existe una instalación de este tipo, localizada en Asturias, y resultará imprescindible, dado el aumento de la población osera y de las actividades relacionadas con el turismo de naturaleza.

«Furaco» ha regresado al Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria), donde nació hace 30 años, después de haber pasado los últimos nueve en la comunidad vecina de Asturias. El famoso plantídrado ha formado parte de un ambicioso proyecto de educación ambiental.

«El oso pardo es una especie en peligro de extinción: hay que concienciar sobre la importancia de su conservación. Su población en la cordillera Cantábrica ha crecido en los últimos tiempos hasta situarse en los 200 ejemplares. Y parte del mérito, en lo que a Asturias se refiere, y en concreto al monte de Proaza, se debe al trabajo de la Fundación Oso de Asturias (FOA), que les explica a los niños, que son el futuro, que estos animales no entrañan un peligro, que no son depredadores. No respetas lo que no conoces», comenta Santiago Borragán, veterinario jefe del Parque.

En 2008 la FOA inició un programa de cría en cautividad que tenía como protagonistas a las osas «Paca» y «Tola»: dos hermanas que fueron rescatadas de los cazadores furtivos tras quedar huérfanas en 1989.

La administración asturiana intentó sin éxito reintroducir a la pareja en la naturaleza, por lo que ambas fueron la «excusa» perfecta para construir el cercado original que la FOA erigió en el monte Fernachín, en el límite entre los concejos de Santo Adriano y Proaza -una superficie de monte de más de cuatro hectáreas inaugurada en 1996-. «Paca» y «Tola» se convirtieron, así, en los primeros casos de manejo directo de oso pardo por parte del hombre en la cordillera Cantábrica.

«El Parque de la Naturaleza de Cabárceno participó en nuestra iniciativa, que se prolongó hasta 2012, cediéndonos a “Furaco”. Durante esos cuatro años solo una de las hembras, “Tola”, fue capaz de relacionarse con el macho, aunque no llegó a tener descendencia», precisa José Tuñón, director de la FOA.

“Los osos son fértiles hasta los últimos años de vida.”

«Dentro de lo compleja que es la reproducción del oso pardo cantábrico -prosigue Tuñón-, el programa nos permitió conocer, por ejemplo, que una hembra de 23 años sin ninguna experiencia maternal previa, como “Tola”, puede quedarse preñada; corroborando la información de que los osos son fértiles hasta los últimos años de vida», asegura Tuñón.

La FOA demandaba, pues, un oso joven -dado que habían planteado una empresa a largo plazo-, que fuera además tranquilo -para evitar que dañara a las osas y las instalaciones- y tuviera un excelente comportamiento reproductivo. «Disponíamos de mucha información sobre “Furaco”: era miembro de un proyecto de investigación de la especie en Cabárceno junto con otros 17 sementales. A la FOA le mandamos solo el “currículum”, por así decirlo, de tres de ellos. Y al final nos decantamos por “Furaco” porque era el más “guapo” -de cabeza grande y armoniosa-, no era ni agresivo ni impetuoso y las pruebas que se le practicaron demostraron la muy buena calidad de su semen -ya había sido padre de varias hijas en el parque cántabro-», detalla Borragán.

Furaco junto a Paca y TolaFuraco junto a Paca y Tola– EFE

«Operación bikini»

A finales del mes pasado se decidió el traslado de «Furaco» desde las instalaciones de la FOA en Asturias hasta Cabárceno. «Furaco» se introdujo de forma voluntaria, siguiendo las indicaciones de quienes participaban en el operativo, en la jaula de transporte, cuenta Borragán, veterinario jefe del Parque de la Naturaleza cántabro. El oso se encontraba físicamente «bien», aunque quizás, en opinión de Borragán, un poco «gordo», como resultado de los «mimos» que ha recibido en Asturias. «Los osos tienden a acumular grasa; más en esta época del año, por eso hemos puesto a dieta al animal, incorporando a su alimentación más fruta y verdura».

«Furaco» era el mejor candidato: bonito, tranquilo y con un excelente comportamiento reproductivo

«Furaco», de momento, se halla en período de adaptación; por lo que, pese a que comparte el mismo espacio que Cabárceno dispone para la especie (35 hectáreas -como 90 campos de fútbol-), se encuentra separado del resto de compañeros (unos 71 ejemplares). «Furaco» puede verles y ser visto. De forma que cuando se incorpore definitivamente al grupo habrá entendido que ahora no es el único macho del lugar, como sí ocurría en las instalaciones de la FOA. Ahora habrá otros 30 machos más, y media docena de ellos pueden suponer cierta competencia para él al ser más «fuertes», «jóvenes» y «dominantes», explica Borragán.

Fuente: abc.es

 

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