Elecciones en Venezuela: el callejón sin salida

Por

Federico Boccanera

Artículo publicado originalmente el 7 de junio de 2015, en vísperas de las elecciones a la Asamblea Nacional de Venezuela.

Una vez más, el país se encuentra ante un año electoral, y una vez más, al país se le llevará a un nuevo engaño, a un nuevo callejón sin salida que no solucionará nada, y más bien prolongará su sufrimiento.

Este artículo, es una recopilación de mi pensamiento sobre el tema, y servirá para justificar políticamente, mi decisión de volverme abstencionista frente a las actuales circunstancias, en contra de lo que he sido en el pasado.

  1. MI POSICIÓN, MI DECISIÓN

Nunca he sido abstencionista, siempre he sido todo lo contrario, y lo he expuesto así en muchos artículos del pasado, he sido consecuente votante en todos los procesos electorales de los últimos años.

Creo en el voto, y creo en él en cuanto derecho, expresión soberana, y arma política.

Es más, creo en la política, soy un apasionado de su estudio (autodidacta) y creo en los partidos políticos, además soy militante de Acción Democrática (AD), un militante en contra de sus actuales autoridades, que han traicionado y pisoteado todo su legado histórico, soy adeco del partido que hizo historia, y no vergüenza.

Nadie puede acusarme de ser antipolítico ni antipartido, ni un abstencionista “consuetudinario”.

Sin embargo.

No creo en esta clase política, y cuando me refiero a clase política, me refiero a la englobada tanto en la “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD) como en el “Gran Polo Patriótico” (GPP): no creo en ninguno de los partidos que la conforman y hoy en día, el partido en el que menos creo es precisamente AD.

Como me considero opositor, particularmente objetaré a la MUD, pues ha demostrado hasta la saciedad y el desborde, en mi caso hasta el vómito, que no es oposición.

Y mi posición frente a las próximas elecciones, supuestamente elecciones a la Asamblea Nacional, será la de NO IR A VOTAR.

  1. MI PENSAMIENTO SOBRE LO ELECTORAL EN LAS ACTUALES CIRCUNSTANCIAS

VOTAR NO ES PARTICIPAR

Votar no necesariamente implica participar, y cuando se da en determinadas circunstancias, se vuelve más bien la consagración de la sumisión, se trata de participar en un ritual, supuestamente “soberano”, pero que ha sido totalmente desvirtuado, pues no permite verdadera elección -sólo una falsa opción bipolar predeterminada por las respectivas castas o bandas políticas- y tampoco permite renovación ni cambio, ni en las autoridades ni en la situación del país.

Desde hace años, las supuestas elecciones no son otra cosa que un ritual de distracción, una puesta en escena consensuada que ejemplifica mejor que ninguna, el control social que sobre una sociedad políticamente anulada, ha logrado el actual régimen y la clase política que medra a su sombra, la cual incluye un sector de supuesta oposición, la MUD, que es la que realmente cumple de factor legitimador del régimen, eso sí, siempre y cuando pueda validarse a su vez, en algún evento electoral, un negocio redondo para el poder, y para unos políticos de absoluta mediocridad, que jamás tendrían vida en cualquier otra situación.

Aquí el discurso que se debe afrontar, ya ni siquiera es una cuestión de otorgar o negar legitimidad, pues se ha vuelto, simple y llanamente, un discurso de NO a la complicidad, de NO a la actuación de toda un clase política que es la que tiene secuestrada a la nación, incluso más allá del autoritarismo imperante, pues también la clase política opositora refugiada en la MUD, en cuanto supuesta alternativa, no solo se niega a dar la lucha previa indispensable para restituir, precisamente la democracia, sino que además es activamente antidemocrática en cuanto descalifica, difama y denuncia a quienes proponen otra vías políticas, sobre todo de acción política.

(La MUD encarna la antipolítica en su expresión más esencial, en cuanto política encerrada en sí misma, que no reconoce lo político, la política que niega lo político, el conflicto en la sociedad, en vez de ir a su encuentro y acompañamiento).

La actual oposición MUD es notoria comensalista del estado rentista, y no cambiará nada importante ni trascendente, mientras pueda usufructuar del actual reparto, es más, la actual modalidad arbitraria, mafiosa y hamponil, del régimen chavista, le permite una serie de ventajas en el usufructo de las tajadas del reparto, que constituyen muy convenientes oportunidades para poder levantar plataformas de publicidad y mercadeo para proyectos personalistas (y negocios de múltiple naturaleza) que en ninguna otra circunstancia tendría la oportunidad de armar, dado el grado patético de deficiencia y mediocridad de sus dirigentes, los cuales, en cualquier otro país o momento distinto, simplemente no prosperarían ni sobrevivirían (o serían traficantes en otras áreas).

Los de la MUD son en cierta forma, los “mancos” complementarios que la clase política dominante del chavismo necesita para “rascarse”. Los cuales, en plena conciencia de sus mutuas deficiencias, acceden a cierta convivencia que se da, única y exclusivamente dentro del ámbito electoral, y dentro de las parcelas de reparto rentista que el estado acepta ceder, por conveniencia múltiple de imagen institucional, y de preservación de una oposición deficitaria, absolutamente incapaz de provocarle daño alguno.

La actual oposición no aporta otra cosa que la conveniente “diversidad” para impedir la tipificación del actual régimen, en uno inequívocamente dictatorial, pero este impedimento solo es nominal, y de hecho, no ha impedido el cese de la república, la muerte de la democracia en todo sentido, especialmente en cuanto posibilidad de alternabilidad, además del abuso de poder, la corrupción sin límites, la ruina económica y la entrega de la soberanía.

VOTAR NO ES ELEGIR, SOLO SE ELIGE EN DEMOCRACIA

Las elecciones casi nunca son prueba de democracia, y si no se celebran en libertad, sobre todo en libertad política, sólo generan y consolidan oligarquía.

Las elecciones en Corea del Norte son cada 5 años, hay 3 partidos políticos, y se celebran en total paz y civismo, la abstención es casi cero.

Las elecciones en Cuba son cada 5 años, hay un sólo partido político y se celebran en total paz y civismo, la abstención no llega al 5%.

Las elecciones en China, al igual que en Cuba y Corea del Norte, son cada 5 años y se celebran en total paz y civismo y con alta participación.

En Corea del Norte, Cuba y China se celebran elecciones regularmente, en total paz y civismo, no hay radicales, ni “guarimberos”, ni golpistas.

Importante recalcar que, en Corea del Norte, Cuba y China, las elecciones se celebran obedeciendo a “la autoridad, la constitución, la ley y las instituciones”.

Así que nada como ir a votar en sana paz, obedeciendo la ley, y sin nadie quedándose en casa: pregunten en Corea del Norte, Cuba o China…

¿Cuál es la conclusión?

Para este servidor la primera conclusión, es que no existe una correlación válida entre elecciones y democracia, pero la conclusión más importante, es que los ciudadanos reducidos a meros votantes ¡NO SON NECESARIOS EN ESTE MOMENTO! la de “elector” no es la faceta requerida, cuando se ha perdido la democracia.

NO HAY QUE ENTREGARLES “TODO”…

A un régimen que acabó con la separación de poderes, y que actúa al margen de la ley, o sea que arrasó con la república, que además tiene a PDVSA y controla el narcotráfico y todos los tráficos habidos y por haber, en otras palabras, para un régimen que tiene el monopolio de los ingresos, de los recursos económicos, y por si fuera poco y de paso, también tiene a la fuerza armada, nada más y nada menos que el monopolio de la fuerza,

a semejante poder, omnímodo y omnipotente, no se le “refuerza” o se le “debilita”, por el resultado de una elección a un “cuerpo legislativo” que se tuvo a bien dejarlo relativamente “accesible”, para poder mostrar ante la palestra internacional, alguna apariencia de debate democrático, cual “teatro de los muppets” para monigotes teledirigidos por comandos escondidos, de lado y lado.

Porque para un poder de semejante naturaleza, la cuestión de “los espacios”, en el sentido democrático de espacios de control, limitación y contrapeso al poder ejecutivo, esa cuestión ha perdido todo sentido, y aún en el supuesto de que el régimen perdiese el espacio legislativo, ya vimos como la voluntad popular puede ser desconocida y pisoteada, de la forma más descarada y abusiva posible, tal como pasó en el caso de la diputada María Corina Machado, y sin que semejante atropello suscitara una reacción en bloque, como un cuerpo solo, de esa oposición que tanto se jacta de su “unidad”.

De hecho la supuesta conquista del espacio legislativo por parte de una oposición perfectamente integrada a la institucionalidad chavista, no implica la conquista de un poder público, el cual por disolución autoritaria y factual dejó de existir hace mucho, pero implica sí la conquista de una “presencia sensible” en las entrañas del estado, implica la toma de una posición más conveniente desde la cual negociar tajadas mayores, implica la demostración, de una supuesta “rutina democrática”, y por lo tanto favorece directamente al régimen, al constituirse esa asamblea en una vitrina, una pecera ornamental, que puede exhibirse como muestra legítima de pluralidad y tolerancia.

En la MUD, es tan fuerte el divorcio con la ciudadanía, y la dependencia y asimilación institucional al estado chavista, que ni siquiera consideraron alguna de las iniciativas de aplicar las primarias para un porcentaje mayoritario de los circuitos, y así convertirlas en ejercicio de participación ciudadana, de organización colectiva y de verdadera diferenciación ideológica/cultural del régimen.

Es tan fuerte ese divorcio y erosión espiritual de la MUD, y su sometimiento a la ilegalidad, al atropello y a la opresión, que nunca consideró el convertir (ni por un segundo) cada preso político, cada perseguido político, en los principales candidatos, en los candidatos naturales para la Asamblea Nacional (AN), y ni hablar de proponer eso como lucha principista por la libertad.

NO NOS REPRESENTAN

Ni el GPP representa a los partidarios del régimen, ni la MUD es oposición, y el caso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es patético, pues dista mucho de ser el partido “hegemónico” que el régimen chavista de dominación debería tener como basamento, pues no pasa de ser una organización electorera dócil, pequeño burguesa e instrumentalizada, que no genera doctrina, ni dirigencia, ni programas, ni equipos de gobierno, que no agrupa vanguardia ni proporciona relevos. Una organización de nula credibilidad, que sólo provee un servicio burocrático de postulación, para consumo de ciertas clientelas, y eso sí y muy importante, contribuye con la colosal maquinaria de movilización electoral el día de los comicios.

Sobre la MUD bastante este servidor ha dicho ya, sobre una agrupación que ya no reúne partidos políticos, sino agencias de mercadeo político para proyectos personalistas, y captación de tajadas de la renta petrolera (los benditos “espacios” que ellos tanto pregonan como objetivo sagrado, de defensa y conservación ineludible).

La MUD ES UNA INSTITUCIÓN DEL RÉGIMEN, tan alineada con su mandato que a duras penas simula su condición de agrupación opositora (más bien busca denodadamente constituirse, en la alternativa chavista a “Maduro traidor del legado”) hasta el punto de negarse a objetar las casi ridículas condiciones electorales en las cuales debe siempre competir (o sea se comporta ya como una organización del establecimiento),  y más bien colabora con el estado opresor, en la persecución y represión de la protesta ciudadana, como ocurrió el año pasado (2014).

Falsos partidos con falsos liderazgos que al acudir a elecciones, escenifican una aparente competencia en una supuesta arena democrática, pues ninguno de ellos puede acceder al poder ¡ni el GPP ni la MUD pueden hacerlo! Pues sólo pueden orbitar alrededor de él, conformando un sistema planetario al que se le permite, vía asignación y usufructo de ciertos espacios de poder institucional o regional (cotos de renta), la producción de cierta gravitación clientelar, la cual permite su supervivencia, los mantiene con cierta organicidad, y permite la falsificación que califica como democrático a un régimen dictatorial, y certifica a la “variopinta” clase política que medra en él, como plural y legítima.

En cuanto a la labor representativa hasta ahora desempeñada por TODOS los diputados a la Asamblea Nacional desde el 2010 (salvo excepciones escasísimas y honrosas, como las de María Corina Machado), y me refiero a todos los diputados sin distingo de partido, o de su pertenencia o no, al régimen o a la oposición, de esto, mejor sería no hablar…

Comparsa, lo que se llama comparsa, es como acertadamente se puede definir al grupo de diputados, tanto de “gobierno” como de “oposición” de la actual Asamblea Nacional, es que no hay mejor palabra para describirlos con exactitud: son la definición más acabada, la definición viviente, de una comparsa.

En particular, los diputados “opositores” a la AN, desde el principio de su investidura y como “representantes” que supuestamente son, de un electorado en creciente zozobra de vida, estos habrían debido encarnar, la denuncia, la protesta, la rebeldía permanente, han debido ser un dolor de cabeza constante para el régimen, la piedrita… más bien ¡LA PEÑONA EN EL ZAPATO! primero para las botas de Chávez, y luego y peor aún para las zapatillas bailarinas de Maduro, de hecho, el estándar contestatario (mínimo) lo estableció la misma María Corina, pero solo resultaron ser, sumisos rutinarios…

¡Conciudadanos! ¡No nos engañemos!: las elecciones al final, sólo interesan a una clase política irremediablemente desconectada del país, de lado y lado (tanto así que considero a sus agrupaciones representativas, GPP y MUD, como uno de los principales “legados de Chávez”).

El ASFIXIANTE ELECTORALISMO

El permanente y asfixiante electoralismo, produce además los siguientes efectos nocivos en la actividad política y los partidos:

  1. Concentra toda captación y asignación de recursos para la actividad política, tanto materiales como humanos, en la pura operación electoral, y por lo tanto, en los requerimientos organizativos de cúpulas y comandos de campaña, abandonando cualquier otra actividad propia del activismo político permanente: tareas de análisis y reflexión con la militancia y la ciudadanía, elaboración de propuestas generales y sectoriales, revisión y actualización programática, actividades de contacto y canalización de inquietudes y proyectos con las comunidades, organizaciones sociales y gremios, construcción y coordinación de redes, capacitación y doctrina, captación de liderazgos naturales, etc, etc.

Todo absolutamente todo, queda relegado, supeditado, subordinado a la cuestión electoral, candidatural, promocional, mercadotécnica, y toda la vida partidista en toda su complejidad y extensión, el verdadero trabajo político abocado al país, abocado a su base social, y no al candidato de turno, se reduce, suspende o posterga, por tiempo indefinido.

  1. El permanente requerimiento de organización específica para actividades exclusivamente electorales, consolida la “ley de hierro de la oligarquía”*, al favorecer la especialización tecnocrática relacionada con campañas electorales permanentes, e impone la exigencia disciplinaria como “modus vivendi partidista”, con la consecuente cristalización de las cadenas de mando ligadas a cúpulas nacionales y regionales, y la paralización de todo proceso de circulación vertical, de democracia interna en los partidos políticos.

  1. En el caso de la MUD, la obsesión patológica por la captación del eventual voto chavista decepcionado, ha terminado por moldear mercadotécnicamente toda propuesta programática y toda comunicación hacia la sociedad, hasta incluso llegar a la hostilidad y burla hacia su mercado político natural en la clase media, cuando no a su desconocimiento y abandono.

*la formulada por Robert Michels

III. PENSAMIENTOS FETICHISTAS

  1. LAS ELECCIONES SERVIRÁN PARA DEFINIR LA “MAYORÍA”

Estas elecciones, incluso carecen de la importancia residual que algunas almas puras, le otorgan para por lo menos definir donde está la supuesta “mayoría”. Propuesta “paraplebiscitaria” con la cual se intenta cortocircuitar, el problema de la confiabilidad del árbitro, esta vez con la peregrina tesis de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) puede que no sea válido para distribuir con justa proporcionalidad, los escaños entre los vencedores, pero si lo puede ser para llevar un conteo imparcial de los totales de votación a nivel nacional: si semejante tesis fuese cierta, todo el problema de la no parcialidad quedaría entonces circunscrito, a la mera manipulación de los circuitos electorales, cuando es bien sabido que, si bien esa manipulación constituye uno de los aspectos -un aspecto “cualitativo” importante- no es en modo alguno el único factor de alteración de la voluntad popular, y que son muchos los factores condicionantes que alteran en lo cuantitativo la totalización, tanto la regional como la nacional.

De todos modos, aquí el problema no es de definición de la mayoría porque al haberse anulado toda posibilidad de conquista electoral del poder, esa mayoría no puede imponerse por vía soberana, de hecho, al haber cesado la república y la democracia, no es la masa en su faceta votante, sino la masa en su faceta desobediente, y resistente, la que puede hacer algo por su eventual autodeterminación.

En condiciones como estas son más bien minorías, minorías esclarecidas y capaces de nuclear verdaderas vanguardias, las que pueden sacar a los países de sus atolladeros, y la demostración está en que, no otra cosa es lo que ha pasado históricamente, con las juntas que han luchado contra la opresión, las cuales agrupando fuerzas no necesariamente políticas, pero si actuantes exclusivamente desde lo político, han logrado organizar la desobediencia pacífica de la sociedad contra el orden del estado despótico, que al tener que imponer su poder por vía de la represión, es allí donde pierde realmente toda legitimidad, esto fue lo que paso con la revolución democrática de 1958.

De hecho, la legitimidad comienza a cobrar importancia, sólo cuando un régimen pierde la hegemonía y comienza a aflorar la desobediencia.

Cuando a un régimen se le comienza a desobedecer y debe recurrir a la represión, su legitimidad se evapora, sin importar su origen, y esto puede ocurrir, en un solo día, en horas.

Por eso, es importante “empatar” la abstención con una corriente de acción promotora de desobediencia civil y resistencia, sólo así el efecto deslegitimador, y su carga subversiva, pueden resultar eficaces.

  1. EL PLEBISCITO CHILENO DE 1988

Es el pensamiento fetiche por excelencia, y se trata de la fantasía auto erótica de una teórica transposición del plebiscito chileno contra Augusto Pinochet, a la situación actual de Venezuela, toda una producción digna de onanistas.

Lo primero que se debe comentar con respecto a esta fabulación política, es que en Chile si se armó una verdadera oposición CONTRA PINOCHET, no una de partidos comensalistas adictos al reparto rentista.

En Chile se armó un verdadero grupo opositor, con partidos auténticos, una concertación de partidos independientes del sistema, no dependientes de espacios clientelares concedidos por el poder, tal como los que tenemos en el petroestado rentista.

Esta no es una pequeña diferencia, es una diferencia sustancial, que imposibilita cualquier comparación, mejor dicho, invalida cualquier intento manipulador de establecer un paralelismo.

Además, y nunca está de más recalcarlo, en Chile no había CNE, ni “maquinitas”, ni el universo de marramucias incalificables que plagan nuestro sistema electoral. Afortunadamente, los chilenos no pudieron contar, con la simpática presencia de Tibisay Lucena, ni nadie que pudiese competir con su eficacia de “tendencia irreversible”. (Esto desde luego, es algo que los de la MUD se cuidan mucho de hacer notar, porque al CNE, “ni con el pétalo de una rosa”).

Por último pero igual de importante, se debe hacer notar que las fuerzas armadas chilenas eran institucionales, y obligaron a cumplir con una constitución, la de 1980 (emanada desde el mismo régimen) que establecía la conducción del estado por parte de Pinochet, como periodo transitorio, cuya continuidad debía ser sometida a consulta ciudadana mediante plebiscito, al concluir su periodo de 8 años.

Fuerza armada y organismo electoral institucionales, cumplidores de la constitución, de todos modos, sin una oposición real, independiente del estado, no se habría conseguido nada.

En realidad, sólo habría una forma de que pudiese emularse de alguna forma, la fantasía sexual del plebiscito chileno, y la explicaré más adelante, al tratar la nada fácil cuestión de las eventuales excepciones a mi postura abstencionista.

  1. LA ABSTENCIÓN COMO TAL, NO ES NADA

La abstención no debe limitarse a ser un acto de ausencia el día de las elecciones, debe ser un acto de protesta contra la imposición de toda una clase política, desconectada y divorciada del país, un acto de ruptura política con líderes y partidos inútiles, sean rojos, rojitos, amarillitos, blanquitos ¡del color que sean! Debe ser la consecuencia de una toma de conciencia sobre la necesaria independencia absoluta, que como ciudadanos debemos adoptar en un momento histórico como este, esto debe implicar una verdadera activación social, y de sintonización con liderazgos que de verdad acepten el reto de luchar contra este estado de cosas.

La toma de conciencia debe llegar a la conclusión de que la salida, una vez más, pasa por promover una corriente de acción, contra el régimen y sus poderes abusivos y destructores, y contra su oposición ficticia, que no representa alternativa alguna.

La abstención sólo es activa en cuanto opuesta a la sumisión, a la resignación y a la capitulación, es la actitud histórica que nos enlaza con un pasado que nos dio independencia en el siglo 19, democracia en el siglo 20, y que en el siglo 21 deberá darnos toda la capacidad creativa y constructiva para acabar con nuestros últimos enemigos históricos: el estado rentista y la pobreza que lo sostiene y refuerza en forma recalcitrante, y al militarismo como tutor de ese estado.

LA LECCIÓN NUNCA COMPRENDIDA DEL 2005

La abstención desértica de las elecciones parlamentarias de 2005, fue el momento de mejor calidad en la conciencia colectiva desobediente, algo que abarcó tanto al electorado chavista como al opositor, ambos decidieron retirarle la alfombra a TODOS los políticos. El piso político, quedaba sin protección.

(El CNE registró al final una abstención del 75%, que en realidad rozó el 90%)

Era el momento para que una verdadera oposición, con una dirección esclarecida, con un liderazgo real, aprovechase la circunstancia para capitalizar todo ese descontento servido en bandeja de plata, y orientarlo hacia la insurrección.

En cambio, una oposición carente de proyecto nacional, carente de toda grandeza, carente de toda base social trabajada, que ante el referendo revocatorio de 2004 en vez de convocar a la masa desconsolada, para energizarla y agitar la crisis, optó por abandonarla a su suerte y retirarse con el rabo entre las patas, esa oposición al poco tiempo, se voltearía hacia el cálculo político, provechoso en términos rentistas, de re-electoralizar la política ¿y porque esto? porque el “diálogo” había comenzado, el colaboracionismo había empezado, los perdedores, eran perdedores natos.

Lamentablemente no surgió en esos momentos una alternativa, la gente barrió a los micropolíticos en 2004 y los lanza al cesto en 2005, pero como ese vacío no lo llenó nadie, ellos volvieron por sus fueros, triste historia que se prolonga hasta hoy.

Es la historia de una abstención que al no trascender lo potencial, de la pasividad pasa a la parálisis, y de la parálisis a la sumisión.

La lección imperativa es que la abstención debería indicar la reactivación de una ciudadanía dispuesta a emprender, siempre por vía pacífica, la reconquista del espacio público y el camino de la desobediencia civil, desobediencia civil generalizada y permanente, expresándose en todo lugar, a toda hora, por todos los canales que tengamos a disposición, única acción coherente con el ruinoso estado por el que atraviesa la nación, cada vez más próximo al estado de necesidad, y la única acción democrática compatible con la indispensable conspiración a otros niveles, proceso de fuerza por el cual deberemos transitar para por fin llegar a ser una nación libre, independiente y democrática, y superar este perverso estado rentista, que impide nuestro desarrollo moral y material.

La abstención rebelde, no cuestiona los procesos electorales, cuestiona su uso no democrático por parte de un estado que hace rato cayó en la tiranía. No cuestiona al “buen ciudadano” deseoso de participar y ejercer un derecho, más bien defiende al ciudadano que con buena fe en la mayoría de los casos, es estafado reiteradamente al votar por líderes sumisos, que mansamente se prestan para una puesta en escena abrumadoramente fraudulenta en todos los sentidos y que no responde en modo alguno, a la confianza, íntima y esperanzada, depositada en el mismo acto del voto.

EL CHANTAJE DE LA UNIDAD

La unión que se necesita es la de líderes reales con la gente, en la calle, actuando. No una procesión de candidatos pidiendo votos.

Esa “Unidad” por la ruta electoral, por el reparto del poder, NO es la que requiere el país, es la unión de verdaderos líderes con una sociedad dispuesta a dar la batalla por su país.

No hay lugar posible para el jueguito “político/electoral/partidista”, el país reclama otra prioridad: Libertad, así nacimos como nación.

Quien llama a votar en estos momentos, sólo pide poder personal y para su entorno/grupo/partido. El reto es otro: Libertad, Ley, República y Democracia.

Primero la Libertad, luego la Ley, y de allí la República, sólo así puede resurgir la Democracia. Ignorar eso es de politiqueros, no de Líderes.

Mientras no tengamos sociedad civil, ciudadanía activa, ni liderazgos, ni partidos, ni organizaciones dispuestas a trabajar con el ciudadano, para reabrir el espacio público y reinaugurar la política desde la base ciudadana, estaremos entregando nuestro destino, el de nosotros, nuestra familia, nuestros hijos y nuestro país, a la mediocridad sin remedio de la actual clase política del GPP/MUD, lo cual constituye ¡UNA LOCURA SUICIDA QUE NOS CONDENARÁ POR MUCHOS AÑOS MAS!

  1. LAS EXCEPCIONES A LA POSTURA ABSTENCIONISTA

Como lo dije al principio creo en el voto, pero sólo en democracia, y el día que volvamos a tenerla, desistiré con el mayor gusto de mi actual posición abstencionista.

De todos modos, me parece importante aclarar, que esta postura de negarme a votar, no es una postura irrevocable, aunque esté basada en principios irreductiblemente democráticos. Pero no puede ser “irrevocable” pues los caminos de la política pueden ser tortuosos, más aun cuando se lucha contra un poder carente de toda moral y escrúpulo, de hecho, la posición abstencionista que defiendo en este artículo, podría contemplar sus excepciones, precisamente en circunstancias excepcionales, en donde la dinámica de los acontecimientos, hasta podría incorporar lo electoral, pero no para acceder a compartimientos del poder, sino precisamente para desalojar al actual poder de todos los compartimientos que ocupa.

  1. PROVOCAR LA CRISIS

Contra un régimen como este, sin ley ni instituciones, eventualmente se acude a elecciones para provocar un impasse, y precipitar una crisis, una crisis terminal. Si tuviésemos una clase política distinta, no comprometida con el régimen en su dependencia rentista, y una dirección política clara y valerosa ¡hasta podríamos darnos el lujo de acudir a unas elecciones, independientemente de las condiciones que imponga el CNE! ¡es más! si estuviésemos realmente unidos y resteados, sociedad civil y políticos de verdad, con el tipo de lucha que hay que dar contra un régimen como este -materialización insigne del fraude y la trampa- esa ausencia de condiciones ¡hasta obraría a nuestro favor!

En todo caso, la estrategia no sería otra que la de denunciar, hasta mas no poder, y con la mayor contundencia posible, la ausencia de condiciones electorales mínimamente aceptables, para luego participar de todos modos bajo protesta y denuncia, y ante el resultado final, SEA FAVORABLE O DESFAVORABLE, precipitar una crisis política, sin tembladeras de pulso, hasta comprometer en forma irreversible la gobernabilidad.

Si es tal como se dice la impopularidad del régimen, nada mejor para disparar una reacción de indignación popular, que denunciar unas elecciones robadas, porque son siempre robadas aun ganando, ya lo hemos vivido todos, y el no intentar algo así, sería una demostración de inhabilidad y cobardía política en grado extremo, tal como ocurrió el 14 de abril de 2013, con Henrique Capriles, el “vencedor chorreado” evitando “una masacre” lo cual dio como resultado, que la única vida que realmente salvó fue la de Nicolás Maduro.

Pero así es la “oposición” MUD: es demasiado mediocre, demasiado sumisa y enana, para atreverse a un reto de semejante magnitud.

No es oposición.

  1. LOS PRESOS Y PERSEGUIDOS POLÍTICOS COMO NUESTROS CANDIDATOS:

    LA OCASIÓN DE ORO

Con los presos y perseguidos políticos, especialmente después de los trágicos sucesos del año pasado, se presentó la ocasión de oro de contar con los mejores candidatos posibles para representarnos a todos por igual, en algo que si habría podido representar la concreción de una verdadera y gloriosa “unidad superior”.

Pero tristemente, por ambiciones, cálculos y mezquindades de los microcogollos y micropolíticos agrupados en la MUD, echamos al cesto la mejor oportunidad en décadas, de conciliar en forma inobjetable y virtuosa, la lucha por los derechos humanos y por los derechos políticos al mismo tiempo, la lucha por la libertad y el respeto al ser humano, y por la democracia no sólo social sino política, en fin, la lucha por la reivindicación de la protesta y el voto, al mismo tiempo.

¡Qué lástima! ¡y es sencillamente increíble! el desperdicio de semejante oportunidad histórica, por parte de una clase política crónicamente carente de sabiduría, visión, habilidad, grandeza, estatura… una clase política históricamente derrotada.

De hecho, mi mayor reproche hacía el trío “radical” de 2014, conformado por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, y muy especialmente hacia el partido de López, Voluntad Popular (VP), es que siendo el partido que más ha sufrido por la prisión y la persecución, no haya sido el partido promotor de esta iniciativa.

Voluntad Popular, un partido que tiene preso a su máximo líder, Leopoldo López, perseguidos a importantes dirigentes, derrocados cuatro alcaldes, ha debido ser el portaestandarte de la nominación de los presos y perseguidos políticos como los candidatos de la libertad, el promotor de llevar verdaderos luchadores ¡guerreros sociales a la asamblea! y ha debido dar esa batalla política, sin ceder un milímetro en el honor…

Pero no, a ese partido, toca verlo con grima y pena, en un plan de consensos cupulares, negociando sus candidatos con los dinosaurios y politiqueros de la MUD, o peor aún, improvisando maniobras descuidadas como la de la constituyente, o despistándose en acciones exquisitamente pasivas y depresivas, como huelgas de hambre, ayunos, vigilias, rezos… Definitivamente, un partido sin ninguna dirección clara, el partido de los tumbos sin brújula, tirando flechas a diestra y siniestra.

Desde luego, la nominación de los presos y perseguidos políticos como nuestros candidatos, y la lucha consecuente, en todos los frentes, que hubiese debido activar, habría contado con mi total apoyo, incluyendo el de ir a elecciones (eso sí, siempre con la actitud e intención ya descrita en el paso 1, de provocar la crisis).

¿Qué el CNE jamás habría admitido esas postulaciones por las razones que sean de inhabilitación política? ¡Pues que mejor ocasión para activarnos y dar la lucha en todos los frentes! Es el poder el que debe pagar los costos de sus decisiones y acciones al cercenar derechos, más aún en el caso de persecución política, que no es cacería contra individuos, sino contra toda la sociedad, esto es el ABC de la política, el silabario de la política, no debería hacer falta explicarlo.

  1. LA SUSPENSIÓN DE LAS ELECCIONES

(nota de actualización: esto no pasó en 2015, pero si está pasando ahora, es la asamblea nacional constituyente)

La suspensión de las elecciones, es una hipótesis poco creíble pero que no se debe excluir, eso sí, olvídense de que sea “por miedo” del régimen a medirse, como lo afirma el coro de bolsas siempre unísono de la corte MUD, sino porque el régimen podría optar, ante presiones internas rato largo represadas, con dar al fin el “gran salto adelante” hacia el estado comunal, y en “acto revolucionario puro”, en honor al “testamento de Chávez”, ir hacia la ruptura histórica, y acabar con la “geometría del poder burgués” establecido en la “cuarta república”.

Desde luego, semejante audacia sería para establecer el comunismo, y establecer un país de sistema dual, un narco-petro estado (futura narco nación) rentista, que ponga en su sitio a ciertas jerarquías dentro del hervidero depredador de mafias, clientelas, poderes fácticos, partidos comparsa, banca, boliburguesía, pranes, colectivos, y las exigencias de Cuba, Rusia, China, Irán, las FARC, los militares del funcionariado, la fuerza armada guisadora, y pare Ud. de contar…

Esto lo pueden hacer, y se puede hacer SIN RENUNCIA A ELECCIONES, como lo enseñan los casos de Cuba, Corea del Norte, China, y se puede hacer sin renunciar a partidos de oposición, como ocurre en la “democracia perfecta” nicaragüense.

Porque el eventual “desespero” de esta compleja y extensa federación de comunistas y sus socios: criminales, lúmpenes, psicópatas, parásitos y oportunistas, no es por miedo a perder su chamba en unas elecciones, sino el de caer en un caos creciente sin un árbitro con autoridad y carisma, que pueda poner orden en la rebatiña y a su vez pueda ser aceptado por todos (que era la verdadera función “constituyente” del árbitro Chávez).

Cuidado que semejante patada a la mesa, que tampoco debe excluirse por locura o enceguecimiento (eso ha pasado más de una vez en la historia), esto cambiaría todas las condiciones y por ende, toda la estrategia a seguir, en una GUERRA que podría darse en todos los frentes, incluso el electoral, pero sólo por medios contundentes, que incluyan en primera línea, la protesta masiva y la desobediencia civil, y en segunda línea y de bajo perfil, la conspiración clásica, procedimientos todos, que a la actual clase política integrada al estado y representada en el binomio micropolítico GPP/MUD le provocan alergia y aversión, repugnancia que de hecho demostraron, al repudiar y rechazar hasta la ignominia, cualquier acto de verdadera protesta que se presentó el año pasado.

De todos modos, y aun sin cristalizar un triunfo definitivo, en medio del caos que podría producirse en semejante situación, una nueva vanguardia, compuesta por una nueva camada política aunada a la sociedad civil, organizada en binomio inteligente y audaz, podría en cuestión de días/horas, pasarle por encima a una MUD seguramente paralizada en el paroxismo de su impotencia histórica, y trascenderla de una buena vez para llenar el vacío político, y proponer una ruta de lucha política compatible con lo ya expuesto en los escenarios anteriores, eso de por si representaría un enorme avance.

  1. LA VUELTA HISTÓRICA DEL PLEBISCITO

Si la hipótesis de una suspensión de las elecciones es poco creíble, esta debería sonar increíble, y sin embargo, debe ser contemplada, pues lo que consideraba como una elucubración solitaria, no resultó ser así y hasta pude constatar que otros también la habían elaborado: se trata, nada más y nada menos, que la vuelta histórica al plebiscito, pero no al chileno de 1988 sino al perezjimenista de 1957, para ratificar no solo a Maduro, sino a todos los nuevos y flamantes poderes surgidos de la consolidación del “gran salto adelante”, escenario expuesto en la hipótesis anterior.

Frente a esto cabría perfectamente ir hacia una gran alianza nacional que también en este caso debería trascender a la MUD (salvo que ocurra el milagro inesperado de su renovación, comenzando por su actual dirigencia mil veces desvencijada y mil veces derrotada) movimiento que debería integrar a toda, entiéndase bien, a TODA la sociedad civil, para primero, ante ese “plebiscito” dar la gran batalla por las condiciones electorales, en todo los frentes nacionales e internacionales, sin ceder un ápice, convirtiendo cada requerimiento ante el CNE en punto de honor (entonces y en un caso así, el tiempo y las dilaciones obrarían a nuestro favor), para acudir, sin el menor apuro, al plebiscito, bajo reclamo y amenaza, y sin importar si lo ganamos o perdemos, aplicar lo expuesto en el paso 1, la crisis terminal.

Esto desde luego requiere de una sincronización entre desobediencia, ya como expresión de una organización de resistencia, que a su vez obre de coordinadora entre el frente público, sus propias acciones clandestinas, y la conspiración dentro del mismo estado, esto que les digo no es nada nuevo, les estoy contando la historia de 1957 y de enero de 1958.

De todos modos, aun la abstención como acto solitario, aislado de una verdadera lucha, es mil veces mejor que votar, ya saldrán algunos que comprendan eso, que capten la implicación y se muevan, aunque tengan que afrontar una travesía en el desierto.

 

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