Imam Baildi, un Manjar con Leyenda

 

Por

Anastacia Chimaras Frangos

Twitter: @AnastaciaChF

 

Esta rica preparación con berenjenas es tan apetecible que seguramente usted, al igual que Imam querrá repetir. Pero hágalo con precaución, para que no le ocurra lo mismo que a este pintoresco personaje.

Imam Baildi (Ιμάμ μπαϊλντί), en griego, o Imam Bayildi, en turco, además de sencilla, de fácil elaboración y muy económica, es una de las comidas mas exquisitas que existen, y que se consume en Grecia, Chipre, Turquía y en algunos países balcánicos y del Medio Oriente.

Esta comida proviene de la región del Asia Menor, de la majestuosa Constantinopla, conocida  actualmente como Estambul, capital del Imperio Bizantino y posteriormente del Imperio Otomano. Famosa ciudad apreciada por sus exóticos platillos, donde convivieron por varios siglos, griegos, turcos y una gran variedad de habitantes provenientes de diversos pueblos de Europa del Este, de la región balcánica y del Oriente Medio.

La traducción de Imam Bayildi, oración turca, es textualmente “El Imán se desmayó”. Pero dicen las malas lenguas que realmente se murió porque se reventó de tanto comer.

Cuentan las madres y las abuelas, al menos las griegas, que Fatmé, la mujer del Imán, la favorita en ese momento, era muy joven y hermosa, además de inteligente, mientras que Imam era un viejo gruñón que la dejaba encerrada todo el día y la trataba como una esclava, sin ningún tipo de consideración.

Ella conoció a un joven y apuesto galán del que se enamoró y con el que mantenía relaciones amorosas, por supuesto que a escondidas, so pena de muerte. Pero un día, se dejó llevar por la emoción y llegó tarde a sus aposentos y para colmo no había preparado la comida.

Es bien sabido que los funcionarios turcos comían platillos lujuriosos muy variados, de complicada elaboración y en abundantes cantidades. Pues Fatmé estaba metida en tremendo lío ya que casi era hora de que su esposo llegara a comer y ella no tenía nada preparado.

Pensó, pensó y decidió preparar berenjenas, que son de fácil cocción. Escogió unas berenjenas carnosas de pequeño tamaño, las abrió en cruz, sin romperlas en sus extremos, las saló y las dejó en agua unos minutos para que perdieran el amargor.

Mientras tanto, preparó una salsa rápida con cebollas moradas en juliana, ajos picados finamente y tomate fresco en trozos. Los sofrió y ya al final les agregó puré de tomate casero, que según la usanza siempre se mantiene en las despensas, en frascos. Una cucharada de vinagre de vino tinto para conservar la textura y exaltar los sabores. Un toquecito de sal, pimienta, canela molida y azúcar para endulzar a Imam y que no se diera cuenta de su desliz, y por supuesto un buen toque de vistoso perejil rizado, picado finamente. Mezcló, apagó el fuego y dejó reposar este sofrito en salsa.

Secó rápidamente las berenjenas. Las frío en aceite de oliva, las rellenó a través de los cortes en cruz con el sofrito en salsa. Las metió en una cazuela, las cubrió con más salsa, y al horno. A la media hora tenía un fabuloso platillo.

Llevó la cazuela a la mesa y la acompañó con un plato con trozos de queso de cabra, espolvoreados con orégano y pimienta negra, y rociados con aceite de oliva. Dispuso un buen pan casero de concha dura y listo!

Cuando el Imán llegó y vio la comida, no hizo más que alabar todo el trabajo que ella había tenido que hacer para obtener este plato tan vistoso. Ella le sirvió, él probó y se embelesó. Comió una, dos, tres, cuatro veces, hasta acabar con toda la cazuela, y se desmayó, pero para siempre. “Imam Bayildi” y Fatmé se liberó del yugo.

Aquí les dejo los ingredientes para que elaboren este platillo. Yo tuve la suerte de aprenderlo de mi mamá y ahora se los ofrezco a ustedes para que siga la leyenda. Espero que les guste.

Ingredientes

1 Kg de berenjenas carnosas, de pequeño tamaño

½ Kg  tomates pintones

½ Kg cebollas, preferiblemente moradas (rojas)

5 dientes de ajo

3 ramas de perejil, preferiblemente rizado

1 taza de puré de tomate

1 cucharada de azúcar

1 cucharada de vinagre de vino tinto (preferiblemente)

1 pizca de canela molida

aceite de oliva, la cantidad necesaria

sal y pimienta al gusto

 

 

Autor: Anastacia Chimaras Frangos

Ingeniero Civil – UCV_VE
MSc en Ingeniería Hidráulica – UCV_VE
Twitter: @AnastaciaChF

 

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