“Arte degenerado”: cuando los nazis censuraron el arte moderno

 

Para la exposición “Arte degenerado”, patrocinada por Adolf Hitler, las tropas nazis se apropiaron de obras de arte moderno que fueron allí ridiculizadas, y luego desaparecieron.

Todo tuvo que hacerse muy rápidamente: no habían pasado ni tres semanas desde la inauguración de la “Primera Gran Exposición del Arte Alemán”, en el museo Haus der Kunst, de Múnich, en 1937, ordenada por Adolf Hitler, y ya se planeaba la próxima. Pero esta vez se trataba de una exposición que tenía como objetivo difamar el arte moderno.

La muestra no correspondía con el concepto artístico del nacionalsocialismo: entre las obras había pinturas y esculturas expresionistas, surrealistas, dadaístas, cubistas, de la nueva objetividad, del fovismo. En resumen: la exposición “Arte degenerado” fue una exhibición propagandística montada por los nazis para poner en la picota al arte moderno y reírse de él, colocando los trabajos de manera caótica, con etiquetas explicativas que ridiculizaban los trabajos, y con precios exorbitantes supuestamente pagados por las autoridades alemanas anteriores a 1933, mientras el pueblo alemán sufría las consecuencias de la crisis económica.

Las obras de arte moderno fueron recolectadas en diversos lugares de Alemania. Una comisión se encargaba de decomisarlas a través de un edicto de Hitler y se apropiaba de cuadros y esculturas en diferentes museos. “La idea de ‘limpiar’ el arte no era nueva, y ya existían listas que los museos habían confeccionado muchos años antes”, explicó Meike Hoffmann, coordinadora del proyecto de investigación “Arte degenerado”, de la Universidad Libre de Berlín, en entrevista con DW. “En esa época, los museos ya funcionaban con el concepto del régimen nazi y los directores que no estaban de acuerdo con este eran reemplazados”, añadió.

Las listas fueron utilizadas por la comisión de confiscación de obras de arte. Pero no solo los museos fueron víctimas de esta expropiación por parte del régimen, sino también instituciones más pequeñas. La exposición “Arte degenerado” tenía que ser inaugurada un día después de la “Gran Exposición Alemana de Arte”, el 19 de julio de 1937. Se confiscaron 650 pinturas de arte moderno, gráficos y esculturas de 32 museos, entre ellas, obras de maestros como Vasili Kandinsky, Emil Nolde, Lyonel Feininger, Ernst Barlach y Ernst Ludwig Kirchner. “Sin embargo, había cierto margen de maniobra, ya que no se comprobó si las listas estaban completas”, señaló Hoffmann. Pero debido a la prisa con la que se quería abrir la exposición, algunos directores de museos actuaron con demasiada obediencia, explica la experta.

Giro en la política cultural del régimen nazi

Lo que a muchos no resultó claro en ese momento es que la confiscación de obras de arte moderno no solo se llevó a cabo para inaugurar la exposición en Múnich. Esa medida fue parte de un proceso que pretendía “limpiar” a fondo el mundo del arte alemán. “Muchos directores de museos interpretaron

Meike Hoffmann, investigadora de la Universidad Libre de Berlín. Meike Hoffmann, investigadora de la Universidad Libre de Berlín.

la confiscación como un préstamo”, dice Meike Hoffmann, quien investiga este tema desde 2006. La idea de los nazis era que esas obras nunca más regresaran a los museos. Es decir, que la exposición “Arte degenerado” marcó un punto de inflexión en la política cultural del nazismo. A partir de agosto de 1937, los museos fueron casi completamente saqueados. En una segunda y aún más detallada operación de decomiso por parte de los nazis se confiscaron otras 20.000 obras de arte de cerca de 14.000 artistas, se almacenaron en un depósito de Berlín, se quemaron o se vendieron en el extranjero.

Pero primero se exhibieron en Múnich, y para que no hubiera posibilidad de confusión, se las etiquetó con consignas y comentarios difamatorios: “Vemos aquí, rodeándonos, estos engendros de la locura, de la desfachatez, de la incapacidad y de la degeneración”, dijo entonces el director de la muestra, Adolf Ziegler, pintor y presidente de la Reichskammer der Bildenden Künste, una institución del régimen nazi encargada de fomentar las artes plásticas.

Fotografía histórica de la exposición nazi Arte degenerado. Fotografía histórica de la exposición nazi “Arte degenerado”.

La exposición, que se pudo ver en doce ciudades de Alemania, fue un éxito de público, con más de dos millones de visitantes. Fue la exhibición de arte más exitosa hasta ese momento, y muchos de los espectadores estaban de acuerdo con esa ideología. Testigos de la época relatan haber visto cómo las obras eran escupidas por la gente. “Al mismo tiempo, otros iban al museo porque sabían que tal vez las verían allí por última vez”, dijo Ulrich Wilmes, curador principal del museo Haus der Kunst, de Múnich, a DW. Esa institución tiene que enfrentarse a diario con la pesada herencia de la “Primera Gran Exposición del Arte Alemán”. Con motivo del 80 aniversario, este 19 de julio, el museo presenta una exhibición crítica sobre su propia historia y sobre la exposición “Arte degenerado”, con fotografías históricas, fragmentos de películas y materiales sobre la construcción del museo.

Campo de batalla (1913), de Emil Nolde, pintor perteneciente al Partido Nazi, que sin embargo, estaba en su lista negra. “Campo de batalla” (1913), de Emil Nolde, pintor perteneciente al Partido Nazi, que sin embargo, estaba en su lista negra.

La política cultural destructiva del régimen nazi también está siendo reconstruida en el museo Kunstpalast, de Düsseldorf. El 13 de julio se inauguró allí una exposición sobre la pérdida de tesoros del arte que se perdieron para siempre. Los que se pueden mostrar son muy pocos, ya que Düsseldorf fue, después de Berlín, la ciudad más afectada: más de 1.000 pinturas, esculturas, grabados y dibujos fueron confiscados en esa ciudad. “Es una muestra sobre lo que ya no está”, dijo a DW Kathrin DuBois, del museo Kunstpalast.

También Meike Hoffmann lamenta esa pérdida de piezas de alto valor cultural. “Jóvenes artistas que estaban al inicio de su carrera han sido completamente olvidados”. En definitiva, el arte alemán no solo perdió cuantitativamente algunas de las obras de arte más valiosas de la historia debido a las confiscaciones nazis, sino que todo el desarrollo artístico sufre aún hoy las consecuencias de esos saqueos.

Autora: Nadine Wojck (CP/ VT)

Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
“Una cuestión de origen”
Cuando el Museo de Arte de Bremen obtuvo fondos para someter a su colección a una investigación sobre su procedencia, hace tres años, nadie conocía aún el “caso Gurlitt”. En muchos museos alemanes hay obras de arte robadas a familias judías por los nazis, que llegaron al mercado a través de los marchantes de Hitler. La exposición “Una cuestión de origen” da cuenta de los resultados de la pesquisa.

 

Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
¿Robo o compra legal?
“La avenida de los papagayos” (1920), de Max Liebermann, fue comprada por el coleccionista Heinrich Glosemeyer y es parte del Museo de Arte de Bremen. La investigación demostró que el matrimonio de coleccionistas Glosemeyer la compró legalmente.

Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
El destino de Max Liebermann
El pintor judío Max Liebermann fue destituido de su cargo como presidente de la Academia de las Artes por los nazis en 1933 y se le prohibió seguir pintando. Muchas de sus obras y de sus bienes fueron a parar a las colecciones de arte robado de los nazis. El proyecto del Museo de Arte de Bremen fue impulsado por la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano por resolución del Parlamento alemán.

Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
Huellas de procedencia
El dorso de una pintura es la parte más importante para los investigadores. Aquí, un lienzo de cartón del pintor Peter Burnitz: “Estanque con orilla de juncos”. En el reverso se hallan las iniciales de todos los compradores y sus predecesores. Luego de la II Guerra Mundial, las obras robadas por los nazis fueron marcadas con tiza, un indicio valioso para la pesquisa.

Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
Comercio con el arte en Ámsterdam
El jurista Hugo Oelze provenía de una renombrada familia de comerciantes de Bremen. Vivió desde 1920 en Ámsterdam, donde comerciaba con obras de arte en estrecho contacto con su ciudad y logró formar así su colección privada. Después de su muerte donó al Museo de Arte de Bremen cinco pinturas de renombre que están siendo investigadas actualmente.

Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
Herencia polémica
Esta valiosa pintura, “Almuerzo en la hierba”, del pintor francés Camille Pissarro, es de 1882 y fue adquirida por Hugo Oelze (1892-1967) para su colección privada. Oelze la donó en 1967 al Museo de Arte de Bremen, pero su procedencia legal no ha podido ser atestiguada por completo a pesar de las investigaciones.

Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
Una vida por el arte
El ya fallecido coleccionista alemán Cornelius Gurlitt vivió sus últimos días totalmente aislado en su departamento y rodeado de obras de arte. También el coleccionista y artista Arnold Blome (foto de 1966) había llenado su vivienda con cuadros y objetos de arte. La colección de Blome no contenía obras robadas a los judíos por los nazis, según la investigación.Arte robado por los nazis: “Una cuestión de origen”
Esclarecimiento total
Con la exposición “Una cuestión de origen”, el Museo de Arte de Bremen es pionero en cuanto a la búsqueda de transparencia de su colección de arte, y este tipo de exhibición de los resultados de la pesquisa podría hacer escuela. El director del museo, Christoph Gruneberg (foto) invitó a los investigadores a una serie de conferencias, también sobre el caso Gurlitt, en el que aún trabajan.
Autor: Heike Mund

Fuente: holaiberoamerica.com

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