Eligen las diez investigaciones científicas más absurdas del año y gana una española

J. DE J.

 

El dispositivo que se inserta en la vagina para que los fetos escuchen música se lleva un galardón en los Ig Nobel. Además, por qué los mayores tienen las orejas grandes o cómo se comporta una taza de café cuando uno camina hacia atrás.

Todas estas investigaciones tienen un propósito científico serio y todas ha aparecido en prestigiosas publicaciones dirigidas a expertos, pero, al menos a primera vista, sus propuestas parecen de chiste. La revista de humor científico Anales de Investigación Improbable las ha reconocido como las diez más absurdas y disparatas de 2017, y entre ellas hay una enteramente española: un dispositivo que se coloca en la vagina para que los fetos puedan escuchar música.

Los premios de broma, una parodia de los escandinavos, fueron entregados el pasado jueves en la Universidad de Harvard, Cambridge (EE.UU.), en una divertida ceremonia que se repite cada año. Participan auténticos premios Nobel y los galardonados demuestran un sentido del humor y una humanidad a prueba de bombas.

Aquí repasamos los premiados en las diez categorías, empezando por la de Ostetricia, que es la que se han traído a casa investigadores españoles quienes, por cierto, sí acudieron a recoger el premio (no todos se atreven).

El equipo de Marisa López-Teijón demostró que un feto humano en desarrollo responde más fuertemente a la música que suena dentro de la vagina de la madre que a la externa, la que podría escuchar colocando un reproductor musical en el abdomen (El estudio, aquí). Los investigadores incluso diseñaron un dispositivo, el «Babypod», que puede comprarse online y que se anuncia como «el único que ha demostrado estimular la vocalización del bebé antes de nacer con la música».

Según explican sus creadores, la música activa los circuitos cerebrales de estimulación del lenguaje en el feto, lo que induce una respuesta de movimientos de vocalización y eso, a su vez, lleva al aprendizaje. Además, «la única manera de que el feto oiga la música, igual que la escuchamos nosotros, es emitiéndola desde la vagina de la madre. Si emitimos música desde el exterior, a través del abdomen, el feto no la percibe igual», aseguran en su web. En su momento, el invento recibió una gran atención mediática e incluso el respaldo de algunas mamás famosas.

Fuente: abc.es

 

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