EN EL PARQUE NACIONAL DE YELLOWSTONE

La cara más amable de los lobos: así cambiaron el curso de los ríos

Varios lobos fueron soltados en el Parque Nacional de Yellowstone. Su llegada no solo cambió la fauna local, sino también su geografía

Foto: Los lobos alteraron hasta el comportamiento de los ríos (@StepheneWells)

Por

Paula Cantó

El lobo no es siempre el malo del cuento. No es la imagen más reconocida de este depredador, pero apareciendo en el momento y lugares oportunos, los lobos son capaces de generar más vida de la que arrebatan. En 1995, catorce lobos fueron soltados en el Parque Nacional de Yellowstone después de 70 años extinguidos en la región. En aquellos años, el enorme número de ciervos había reducido gran parte de la vegetación del parque de manera significativa, y con la caza prohibida, los humanos no podían hacer nada por impedirlo. Hasta que decidieron recurrir a los lobos.

La historia de los lobos de Yellowstone es la que aparece siempre como ejemplo para ilustrar cómo puede afectar la inclusión o la desaparición de una especie en un ecosistema. Ahora, ha vuelto a estar en boga gracias a un vídeo viral que ya se ha compartido más de 80.000 veces. Así es como ocurrió:

En 1995 año, la caza de ciervos por parte de los nuevos inquilinos del parque llevó a un rápido descenso de la población de la especie más débil. Los ciervos que quedaban, por su parte, procuraron evitar las partes de Yellowstone conquistadas por los lobos, los valles y cañones, donde serían su menú del día.

Soltando a un lobo en 1997 (yellowstonepark.com)
Soltando a un lobo en 1997 (yellowstonepark.com)

¿Pero cómo es posible que los lobos cambien la geografía de un lugar? La historia ocurre lentamente y paso a paso. Un efecto mariposa que empezó con catorce nuevos ejemplares en Yellowstone. El segundo paso, fue la recuperación de la naturaleza: gracias a la ausencia de ciervos, esas partes del parque empezaron a regenerarse y crecieron bosques de álamos y sauces. Pero eso solo fue el principio.

Sin ciervos, la vegetación volvió a regenerarse.
Sin ciervos, la vegetación volvió a regenerarse.

Con los árboles y arbustos nacieron más bayas y bichos que atrajeron a nuevas especies: las aves y los castores.

Con los árboles, llegaron nuevas especies como las aves.
Con los árboles, llegaron nuevas especies como las aves.

Estos nuevos huéspedes construyeron presas que pasaron a ser hábitats también para nutrias, ratas almizcleras y reptiles.

Los castores construyeron hábitats para otras especies como nutrias o reptiles.
Los castores construyeron hábitats para otras especies como nutrias o reptiles.

No fue lo único que se consiguió soltando catorce lobos en Yellowstone. Con su llegada, también desaparecieron los coyotes, lo que hizo crecer el número de conejos y ratones. A su vez, llegaron más halcones, zorros, tejones y comadrejas y aumentó la población de águilas calvas y cuervos.

Los lobos, indirectamente, también afectaron al comportamiento de los ríos.
Los lobos, indirectamente, también afectaron al comportamiento de los ríos.

Con la fauna del lugar alterada es cuando tiene lugar el cambio en el comportamiento de los ríos. ¿Cómo es posible? Porque el mayor balance entre depredadores y presas permitió que otras especies prosperaran. Hubo menos erosión porque la vegetación aumentó y las orillas de los ríos se estabilizaron, los canales de estrecharon, se formaron más pozos y los ríos se mantuvieron más fijos en su curso. Los lobos no solo cambiaron el ecosistema del parque, también su geografía física.

La naturaleza decide bien

El proceso es mucho más complejo y va más allá de la historia de los lobos. El biólogo Arthur Middleton publicaba en el New York Times que la historia de Yellowstone no era del todo cierta: “Los ciervos son más duros del crédito que les damos y Yellowstone más complejo”. Escribía también que, pese a una reducción del 60% de la población de los alces, no estaban lo suficientemente asustados como para dejar de convertir los álamos en su desayuno. El debate estaba abierto. Otros científicos especializados, como el doctor Carl Safina, apuntaba que era difícil ver “cómo un 60% menos de alces podía afectar a la vegetación tanto como antes”, según recoge la revista Popular Science. Sin embargo, Middleton coincidía en una cosa: los grandes carnívoros sí que son capaces de crear las “cascadas tróficas”.

“Si quitas a los grandes animales te quedas con un ecosistema radicalmente diferente”

La cascada trófica es un proceso ecológico que comienza arriba de la cadena alimentaria y cae hasta la parte inferior. Así lo explicaba George Monbiot, escritor y activista medioambiental, en una charla TED de 2013. “Sabemos que los lobos matan varias especies de animales, pero tal vez seamos menos conscientes de que dan vida a muchos otros”, exponía. “Las cascadas tróficas nos dicen que el mundo natural es más complejo de los que creíamos, que cuando quitas a los grandes animales te quedas con un ecosistema radicalmente diferente”.

Monbiot señalaba como clave la palabra “resalvajización” y su significado: la restauración masiva de los ecosistemas. En Yellowstone tuvo lugar hasta el punto de que en algunas zonas, la altura de los árboles se quintuplicó en tan solo seis años. “La resalvajización significa traer de vuelta algunas de las plantas y animales desaparecidos”, contaba Monbiot. “Permite a la naturaleza decidir y la naturaleza, por lo general, decide bastante bien”.

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