¿De verdad pueden los perros oler el miedo?

Una investigación relaciona las señales químicas de las emociones humanas con la reacción de los canes.

«Ante todo, no te asustes, que huelen el miedo». Es la frase más habitual que se escucha cuando alguien se pone nervioso ante un perro amenazante. ¿Es cierto que los canes tienen esa capacidad o se trata tan solo de un mito? Hasta ahora los científicos no parecían ponerse de acuerdo, e incluso algunos han negado que sea posible, pero un estudio publicado recientemente en la revista Animal Cognition asegura que es una realidad. Según concluyen los autores, investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II en Italia, los perros reciben señales químicas de las emociones de una persona, incluido el miedo, a través de su olor.

Los científicos realizaron un curioso experimento. Recolectaron muestras de olor de la axila de voluntarios masculinos que habían visto un vídeo diseñados para provocar miedo, felicidad o una respuesta neutral. Después, presentaron las muestras a perros domésticos, labradores y golden retrievers, en un espacio donde podían moverse libremente mientras los investigadores analizaban sus comportamientos y frecuencias cardiacas.

Señales de estrés

Los perros expuestos a los olores de «miedo» mostraron más signos de estrés que aquellos expuestos a olores «felices» o «neutrales». También tenían frecuencias cardíacas más altas, buscaban más el apoyo de sus dueños y evitaban el contacto social con extraños. «Nuestros hallazgos sugieren que la comunicación emocional entre especies es facilitada por las señales químicas», concluyen los investigadores.

Las últimas investigaciones sobre nuestro mejor amigo han desvelado datos fascinantes. El pasado jueves, científicos de la Universidad de Portsmouth (Inglaterra) anunciaban que existen evidencias claras de que los canes utilizan expresiones faciales para comunicarse con las personas. Y otro estudio publicado en la revista «Science» en 2016 explicaba que los perros no solo entiende el significado de algunas de nuestras palabras, como por ejemplo los halagos, sino también la entonación con las que las pronunciamos. Además, un experimento de la Universidad de Lincoln les concede la capacidad de reconocer las emociones humanas y las de sus congéneres.

Fuente: abc.es

 

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