En San Jacinto rematan las piñatas tras la expropiación

Maira Ferreira

 

La alcaldía de Libertador en Caracas dio 24 horas para que los negocios expropiados que tenían años operando en los alrededores de la plaza El Venezolano retiren sus cajas repletas de mercancía. Los dueños de los comercios, entre ellos piñaterías y el famoso restaurante La Atarraya, desconocen cuándo, ni cuánto será la indemnización. Solo a los trabajadores les ofrecieron un salario mínimo, una caja CLAP y un empleo “más adelante”, señaló Yoselin Moros una de las afectadas.

La alcaldesa Erika Farías ejecutó un plan de expropiación y ocupación de los negocios que se encuentran frente a la plaza El Venezolano y la casa natal del Libertador Simón Bolívar. El propósito del desalojo está ligada a un “proyecto cultural socioeconómico” para recuperar el casco histórico de Caracas.

La preocupación reinó entre los comerciantes, pues tan solo les dieron 24 horas para desalojar pisos repletos de mercancía, producto de tantos años de trabajo. Es decir, que este jueves los negocios deben quedar completamente vacíos.

“La expropiación fue a la fuerza porque apenas nos dieron 24 horas para desalojar. Cosa que es imposible. 24 horas no es nada. Estamos haciendo resistencia, ¿Dónde vamos a conseguir un local en 24 horas? Vamos a hacerlo cómo podamos”, dijo Lisandro Torres, quien fue el encargado durante 18 años del negocio Mundo Infantil. 

Sin embargo, uno de los comercios no fue afectado por esta medida forzosa de desalojo. Se trata de la cadena de comida Páramo Café, ubicada en lo que fue anteriormente el antiguo Hotel León de Oro, pese a que han realizado remodelaciones a la estructura inicial del lugar. Este también fue uno de los motivos para la expropiación decretada por el gobierno municipal.

“Exigimos saber como comerciantes de larga data en la zona por qué no nos incluyeron en el proyecto cultural del que ellos hablan. Parece que hubieran intereses ocultos en lo que se está hablando. Tú no me puedes hablar a mí de mantener la cultura en Caracas, cuando en Páramo Café la remodelación es moderna. Tú entras allí y ves una pantalla LED con videos de reggaetón ¿Qué hay en realidad detrás de todo esto”, agregó Torres con indignación.

Hasta ahora la alcaldía de Libertador se ha reunido con los trabajadores de los negocios expropiados en Parque Central. En la cita que se realizó el martes, les ofrecieron un salario mínimo, una caja CLAP y “posibilidades” de un empleo, lo cual consternó a los empleados, quienes solo contaban con ese sustento para sobrevivir.

“Abrimos igual. Es mentira que en 24 horas vamos a desalojar. Nosotros no queremos que se lleven nuestra mercancía. No me quiero quedar sin empleo”, agregó Yoselin Moros, trabajadora de la tienda Creaciones Las Piñatas, quien está preocupada porque tiene dos niños pequeños.

Contó que existe mucha incertidumbre entre los empleados, pues en la reunión del martes no les ofrecieron nada mejor. “Aquí yo contaba con mi quince y último para alimentar a mis hijos. Quedamos a la deriva. Ahorita no le están dando empleo a nadie“, expresó.

Mientras que Johana Cartagena, encargada de la tienda Jardín de Las Risas, indicó que “los locales afectados forman parte de la historia y el patrimonio de la ciudad”. Señaló que en la reunión la alcaldía de Libertador solo ofrecía “villas y castillas”, pero “todos saben que es mentira”.

“Aquí no se trata de los dueños, sino de los empleados. Se trata de mi derecho a trabajar, que lo están vulnerando, en un país donde yo he votado siempre a favor del gobierno y yo tengo mi derecho de exigirle a ellos más que nadie. Que ellos hagan esto me parece indignante y muy triste, cuando el sustento de la gente es su quince y último, esta vez no sabemos si vamos a comprar ni siquiera los aliños para la comida”, manifestó.

Mientras que al encargado del restaurante La Atarraya con más de 70 años de historia, José Boada, se siente atado de manos ante la decisión tomada por la alcaldía. Un total de 31 empleados se quedaron sin trabajo. “Seguiremos abiertos hasta el final”, dijo.

A pesar de la premura forzosa para desalojar los espacios, los dueños aún desconocen cómo será, ni cuándo se les dará la indemnización por el proceso de expropiación. Tampoco les dijeron si los iban a reubicar en otro lugar. Muchos de ellos aún se encontraban rematando la mercancía, como los artículos para armar los llamados cotillones y globos para las fiestas que les quedaban antes de irse completamente.

Por ejemplo, piñatas con precios de 2  millones de bolívares, aproximadamente, se vendían este miércoles entre 1 millón y 1 millón 200 mil bolívares.

El sector San Jacinto que se ubica en el centro de Caracas y al lado de la casa natal del Libertador es considerado patrimonio, los caraqueños tenían la tradición de ir a este lugar para adquirir las piñatas para los niños.

“¿Cómo les van a quitar la ilusión y la alegría a los niños de tener una piñata para su cumpleaños? Siempre venía para acá a comprar la piñata para mis hijos. No sé qué voy a hacer, ni qué les diré. Ellos sueñan con tener su piñata y romperla“, dijo una de las compradoras con tristeza, quien prefirió mantener el anonimato.

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