EL FUTURO DEL PACTO NUCLEAR

El ayatolá Jamenei: “Señor Trump, usted ha cometido un maldito error”

Ángeles Espinosa

El líder supremo de Irán da su respaldo condicionado a que Rohani explore la continuidad del acuerdo nuclear con los europeos.

El ayatolá Ali Jamenei, la más alta instancia política y espiritual de Irán, ha dado este miércoles su respaldo condicionado al presidente Hasan Rohani para mantener el acuerdo nuclear del que EE UU se salió la víspera. Le ha instado, eso sí, a obtener “garantías serias” del resto de los firmantes, en particular de los europeos. Aunque obsesionadas con la imagen fija de un Irán revolucionario las cámaras hayan preferido centrarse en la quema de una bandera estadounidense de papel por cuatro diputados exaltados, son las palabras del líder supremo las que marcan la política de la República Islámica.

“Señor Trump, en nombre de los iraníes le digo: Ha cometido usted un grave error”, ha declarado Jamenei, citado por PressTV. La dureza de sus palabras se revelaba en el término persa elegido para el error, ghalat, una palabrota inusual en boca del ayatolá y de difícil traducción. No ha sido la única.

El líder supremo, que hablaba durante una audiencia a maestros y profesores universitarios programada antes de que se conociera la retirada de Estados Unidos del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC, nombre oficial del acuerdo), siempre ha desconfiado de Washington. Pero también recela de Europa.

“Se ha dicho que vamos a seguir adelante con los tres países europeos. Tampoco me fío de ellos. No me fío. Si va a acordar algo, asegúrese de que obtiene garantías serias. Si no, nos harán lo mismo que nos ha hecho EE UU”, ha advertido Jamenei, dirigiéndose a Rohani.

Irak lamenta la decisión de EEUU

El presidente de Irak, Fuad Masum, ha lamentado la decisión de Donald Trump de sacar a EE. UU. del acuerdo nuclear con Irán. Su firma “marcó un importante logró para la paz y el progreso de la región”, ha dicho en un comunicado. Irak, en la frontera entre el Irán chií y el mundo árabe mayoritariamente suní, mantiene buenas relaciones tanto con Teherán como con Washington. Por su parte Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin se han alineado sin fisuras con EE. UU. aunque no esconden su temor a repercusiones económicas y de seguridad.

Resulta razonable pensar que Jamenei se ha sentido tentado de ceder a los cantos de sirena de los más conservadores, donde tiene sus principales apoyos, y denunciar también el pacto. Nadie hubiera podido culparle, ya que no ha sido él quien ha roto el compromiso firmado en Viena en 2015.

Tenía donde agarrarse. El jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (más conocidos como Pasdarán y verdadero poder en la sombra), el general Mohammad Ali Jafari, ha celebrado el paso dado por EE UU. “Estaba claro desde el principio que no eran dignos de confianza”, ha declarado según Tasnim, antes de cuestionar la supervivencia del PIAC con los socios europeos. “Si tienen que elegir, preferirán EE UU antes que Irán”, ha dicho en referencia al dilema que afrontan las compañías europeas con intereses al otro lado del Atlántico.

Mientras en el Parlamento, que tiene mucho menos poder, varios diputados ultras alimentaban el tópico quemando una bandera de EE UU y coreando “muerte a América”, ante la mirada impasible de su presidente, Ali Lariyani. Este superviviente de la política iraní (ha dirigido la Cámara bajo todas las tendencias) se ha subido al carro de las presiones a los europeos diciendo que van a tener que probar “si tienen el peso necesario para resolver los problemas internacionales”.

Sin embargo, ni el líder ni el sistema han sido nunca los actores irracionales que ha pintado cierta prensa sensacionalista occidental y que el presidente Donald Trump condonaba al vincular a Teherán con Al Qaeda, los talibán y otros grupos violentos suníes ajenos a la ideología (chií) de la República Islámica. Cuando Irán aceptó firmar el PIAC, Rohani y sus diplomáticos tenían el permiso de quien es la máxima autoridad en política exterior y asuntos de seguridad interna, aunque ahora Jamenei pretenda que sólo lo hizo para probar que EE UU no es de fiar.

De igual modo, cuando el presidente compareció el martes por la noche ante los iraníes, su discurso tenía el visto bueno del líder supremo. Rohani, un hombre del sistema, no podría haber hecho su propuesta de evaluar con los socios europeos la viabilidad de un PIAC sin EE UU de no haber tenido ese respaldo. No obstante, Jamenei ha marcado sus líneas rojas al subrayar que sin garantías sólidas, Irán no tiene motivos para respetar el acuerdo.

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