Tiroteo en Bélgica

Abatido un hombre tras matar a dos policías y un transeúnte en Lieja

Álvaro Sánchez

 

La fiscalía belga investiga el tiroteo como supuesto acto terrorista.

Bélgica se ha enfrentado este martes a los peores fantasmas de su pasado reciente. Un hombre ha asesinado a dos policías y a un joven estudiante de magisterio de 22 años que casualmente se encontraba en el lugar. Las motivaciones del agresor aún no están claras, pero la fiscalía investiga el caso como un atentado terrorista. Tres policías que participaron en el tiroteo en el que se abatió al atacante siguen hospitalizados y la vida de uno de ellos corre peligro.

Una policía impide el paso a un vehículo hacia la zona del ataque de hoy en Lieja. JOHN THYS (AFP) / VÍDEO: EPV

El agresor ha sido identificado como Benjamin Herman, de 31 años y nacionalidad belga, que cumplía una pena de prisión por robo y tráfico de drogas y disfrutaba de un permiso carcelario desde ayer lunes. La fiscalía belga investiga el caso como un acto terrorista y estudia si Herman pudo radicalizarse mientras permaneció encerrado. Los hechos se produjeron a las 10.30 de la mañana en el boulevard d’Avroy. Según el relato del fiscal belga Philippe Dulieu, el individuo atacó en primera instancia a las dos agentes con un cuchillo, arrebató la pistola a una de ellas y comenzó a disparar matando a las dos policías y a un joven de 22 años que estaba sentado en el asiento de copiloto de un coche.

A continuación, el atacante se refugió en un colegio cercano y tomó como rehén a una empleada de la limpieza. Finalmente, miembros de las fuerzas especiales de la policía local lo abatieron a la entrada del centro sin que la retenida sufriera daños. En el intercambio de disparos el agresor hirió a cuatro policías. Tres de los agentes permanecen hospitalizados y la vida de uno de ellos corre peligro debido a que una bala le alcanzó la arteria femoral, según ha explicado en rueda de prensa el jefe de Policía de Lieja, Christian Beaupère. El mando policial no ha querido confirmar las informaciones del diario local La Libre Belgique, que asegura que el asesino gritó “Allahu Akbar” (Alá es el más grande) antes de morir. “Su objetivo era atacar a la policía”, ha dicho Beaupère.

Las agentes tenían 53 y 45 años, la primera Lucile García, era madre de un joven de 25 años, y la más joven, Soraya Belkacemi, de dos gemelas de 13 años ya huérfanas de padre, un policía fallecido años atrás. El estudiante de 22 años, Cyril Vangriecken, debía graduarse de magisterio en las próximas semanas, por lo que los exámenes de la escuela donde estudiaba han sido aplazados en señal de respeto. El duelo se extenderá a toda la ciudad este miércoles: se habilitará un libro de condolencias, las banderas ondearán a media asta y a la una de la tarde se guardará un minuto de silencio.

El terror ha llegado en esta ocasión hasta el mismísimo corazón de las aulas. Los alumnos del centro escolar al que huyó el asesino han permanecido confinados en sus instalaciones hasta que la policía se ha asegurado de que el peligro había pasado. “Están seguros y ninguno ha sido herido. El individuo ha sido neutralizado”, se felicitaba el gobernador de la provincia de Lieja, Hervé Jamar. El colegio permanecerá cerrado mañana y posiblemente el jueves, y el Ayuntamiento ha movilizado a un equipo de psicólogos para atender a aquellos alumnos y profesores que necesiten ayuda.

Dos grandes carpas rojas levantadas junto al lugar del tiroteo destacaban en el escenario del crimen durante la tarde de este martes. Dentro de ellas, los cadáveres de víctimas y homicida. A su alrededor, los agentes recomponiendo el suceso. Y a unos metros del cordón policial Mathia Argento, belga de origen italiano de 20 años. A la hora en que se produjeron los asesinatos se dirigía a su trabajo en una empresa de construcción. Han pasado cinco horas desde que detuvo su camioneta ante un semáforo en rojo, escuchó el sonido de los disparos y desde la ventanilla vio pasar al autor del ataque. “Paré justo delante del colegio donde ha entrado. Vi a un hombre corriendo con una pistola en la mano, entró en el colegio y cerró la puerta. Me agaché en mi asiento para esconderme. Menos de dos minutos después ha llegado la policía y nos ha evacuado de nuestros vehículos. Lo he dejado en medio de la carretera y he salido corriendo. He visto a una mujer llorando decir que habían matado a su hijo en el coche. Todo el mundo corría. A mi lado había un autobús lleno de pasajeros, han bajado y han salido corriendo”, explica a EL PAÍS con serenidad.

El ministro del Interior, Jan Jambon, ha asegurado que la situación está controlada y que los servicios antiterroristas están analizando si se trata o no de un atentado. “Estamos intentando saber qué es lo que ha ocurrido exactamente”, ha añadido el titular de Interior. El posible atentado no ha modificado el nivel de alerta. El centro de crisis que analiza el riego terrorista (OCAM), ha decidido mantenerlo en el segundo escalón sobre un máximo de cuatro.

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Ante la alarma generada por el tiroteo, las fuerzas del orden han establecido un perímetro de seguridad que ha interrumpido el tráfico en los alrededores, una de las principales arterias de la ciudad valona, situada a unos 50 kilómetros de la frontera alemana. Las imágenes colgadas por varios usuarios en las redes sociales muestran a personas intentando huir y poniéndose a salvo, así como a agentes con chalecos antibala tomando posiciones en la zona.

El último ataque de consideración registrado en la ciudad se produjo en 2011, cuando un recluso en libertad condicional sembró el caos al asesinar a cuatro personas y herir a más de un centenar disparando ráfagas de fusil y lanzando granadas de forma indiscriminada.

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