LO QUE NO SUCEDE

por

-Roger Vilain-
Twitter: @rvilain1

 

Compro el diario en la esquina, voy al café de siempre, echo mano de lo necesario para acceder al placer. Americano, vaso de agua, un puro ecuatoriano y el ensayo de Steven Pinker que llevo por la ciento treinta y seis.

Antes de entrarle al libraco paso revista a las noticias. Entonces veo la luz: un periodismo de lo que no sucede. Eso es, ahí yace el punto de inflexión y todo cuanto requieres para estar más que informado. ¿Quién lo hubiera dicho?, a estas alturas lo cotidiano aplasta como lápida de concreto armado. La actualidad, claro, estilo decimonónico, oficio triturado por los días presentes y por venir, madeja de consecuencias cuyas causas son la presa a cazar, el premio gordo, la gota que completa el vaso. Pues no.

Eso mismo. No. Imagina ahora un titular así: “En Venezuela no hay epidemia de cólera”, o mejor aún: “Informamos que en la calle mengana del barrio zutano no ha habido una explosión social”, o “Reportamos en vivo para CNN que el ganador del premio Nobel no fue el profesor fulano”. Lo que no sucede en función del día a día por la simple razón de que lo que no sucede también es noticia, coñazo en la nariz, y lo es con mayor fuerza que lo ocurrido ayer o hace una hora. ¿Sabes tú lo que no sucede en este mundo? ¿Te has percatado de cuánta ignorancia llevas en la espalda? Buscas tanto lo que pasa, te desvives tras la pista de lo que va ocurriendo que en el fondo, allá en el sedimento de la información le haces fo a la veta, pateas el oro, obvias como si nada lo que en realidad importa.

“La NASA no ha puesto a un hombre en Plutón”. Lo que no sucede pasa desapercibido casi en su totalidad, mira qué cosas, por lo que yo, lo que soy yo, prefiero dar en el clavo donde nadie atina. No hay las hambrunas de mil años atrás y las pandemias tampoco matan a más de tres cuartos de un continente en un solo chasquido. ¿Lo ves? ¿Estabas al tanto de lo que no acontece? Suma y sigue.

“Continúa en pie la torre Eiffel”, “Damasco no ha sido arrasada a metralla”, “Un hombre mordió a un perro”, ahí está, así salta al escenario la nueva forma de mirar el universo con ganas de enterar a fondo, sin amarillismos detestables ni cuentos biliosos de objetividad a ultranza o periodismo creíble aunque todos sepamos que es embuste. Tiene cojones el asunto.

Un noticiero de lo que no sucede editaría, pongo por caso, un número equis de periódicos en particular cada diez años, o cinco si me apuras, con el cabal objetivo -ahora sí- de ofrecer tubazos y bombas informativas a punto, trascendentes, globales por donde los mires, que te cagas. Y al diablo tanta tinta, papel y chismorreo del día a día. Joderse, es que hay que joderse. He dicho.

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