“Somalización” e intervención militar en Venezuela

Por Alfredo Michelena

 

La presentación del Caso Venezuela en el Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NN.UU) tomó por sorpresa a muchos. La embajadora estadounidense Nikki Haley fue enfática en que “En Venezuela estamos al borde de una crisis humanitaria… no hay disponibilidad de medicinas, los hospitales carecen de suministros, y es difícil encontrar comida”. La reunión no era para tomar decisión alguna, dijo, sino para que el CS estuviera al tanto de la situación. Y se preguntaba: “En lugar de esperar a una situación seria (…), ¿por qué no adelantarnos? ¿Por qué no tratar de detener un problema antes de que comience?”. Sugiriendo una acción preventiva. “La comunidad internacional debe decir: “Respete los derechos humanos (DD.HH) de su gente o esto va a ir en la dirección en la que hemos visto a tantos otros ir’”,  como  Siria, Corea del Norte, Sudán del Sur y Burundi.

También enmarcó el asunto como una tema de seguridad regional. Otro miembro permanente del CS, Inglaterra, apoyó la iniciativa recalcando “… el creciente riesgo de flujos migratorios y  la posibilidad de inestabilidad regional”. A los europeos a través de su parlamento y del  presidente francés, al igual que la mayoría de los gobiernos del continente, también les preocupa que la  masiva violación de DD.HH y la crisis humanitaria sean más que un problema doméstico y se desborde y desestabilice la región. Se habla de la “somalización” de Venezuela.

No es trivial que por primera vez se haya planteado la crisis venezolana en el CS, pues en NN.UU existe desde el 2005 el concepto y compromiso que se denomina “responsabilidad de proteger”, adoptado en la Cumbre Mundial para prevenir genocidios, crímenes de guerra, limpieza étnica y crímenes contra la humanidad.  Este, entre otras cosas, establece que  cuando  la “responsabilidad de proteger” que tiene el Estado no se cumple, hay una responsabilidad de la comunidad internacional de intervenir por encima del principio de la soberanía de los Estados. Y, sin duda, el régimen de Maduro cada vez más se configura como violador masivo de DD.HH e  incluso de  perpetrador de crímenes de lesa humanidad.

Esta necesidad de intervenir aumenta por el “efecto Venezuela”, es decir, por el impacto de la crisis venezolana en el vecindario al que ya se refirió Inglaterra -vocero del Caribe. A esto hay que agregarle la intervención militar cubana y la extracontinental de Rusia en Venezuela, que quiere penetrar “el patio trasero” del imperio en un “ménage à trois” con Cuba y el Régimen. Esto tiene preocupados a EE.UU y al vecindario.

Ya hay una intervención política a través de la OEA.  Primero una advertencia, al declarar al Régimen como dictadura, y ahora aplican  la Carta Democrática. Pero también se adelantan maniobras militares conjuntas en el Amazonas con presencia norteamericana. Entonces ¿será posible una intervención militar? Como están las cosas todo es posible, aunque es poco probable. Pero no es un escenario descartable, incluso un “ataque preventivo” que evite en la región la afirmación geopolítica de Rusia y la creación de otra Cuba o Corea del Norte. Esperemos que ha esto no llegue.

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