Siete razones por las que julio marca el ambiente de los “días finales” de Nicolás Maduro
Por
Pedro Garcia Otero
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Julio ha llegado, y con él, la cuenta regresiva para que los venezolanos logren desembarazarse de una dictadura cada día más “de manual”, como ha señalado Felipe González. Aunque las señales de la agonía del régimen de Nicolás Maduro cada día crecen más, el gobierno también opone una resistencia mayor a un final que se asoma estrepitoso, lamentablemente.
¿Cuáles son esas señales? Hacemos un análisis de lo que está pasando y, finalmente, cuáles son los escenarios para un país que ha tenido que convertirse en un ejemplo de todo lo que no se debe hacer para unos vecinos que asisten horrorizados al espectáculo, pero que aún no se animan a aumentar la presión sobre un régimen cada día más militarizado y siniestro: un “Estado de terror“, como lo ha calificado la hoy disidente chavista fiscal Luisa Ortega Díaz.
1) El quiebre del chavismo ya se está dando
El alcalde Freddy Arenas, del municipio Bolívar del Estado Aragua, se pronunció en televisión en contra de la Asamblea Nacional Constituyente al mediodía del jueves pasado. Menos de doce horas después fue expulsado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Arenas es apenas la expresión visible del descontento que están capitalizando, principalmente, Ortega Díaz y Miguel Rodríguez Torres al interior del chavismo. Un descontento que ha llevado a que Maduro esté a la defensiva sobre quien es el “heredero” de Hugo Chávez y que haya puesto toda la maquinaria mediática del gobierno a decir que es él.
Sin embargo, eso pareciera no estar rindiendo frutos. Entonces, estamos hablando de un movimiento político que, según encuestas, oscila entre el 20 % y 10 % de las preferencias del público, pero que, simultáneamente, se está encogiendo y se está fracturando. La tan anticipada fractura entre “chavismo” y “madurismo” se está produciendo. El gobierno intenta satanizar a Rodríguez Torres o a Ortega Díaz, y les levanta la popularidad. Mientras tanto, sus voceros cada vez tienen que estar más custodiados. Toda una señal.
En la medida en que Maduro siga intentando imponer su impopular Constituyente (incluso más impopular que su gobierno), y que se acerque la fecha de la realización de esta, la contracción y la fractura se van agudizando. Se habla de otros funcionarios de alto rango que comienzan a manifestarse: Hugo Carvajal (se dice que es del grupo de Rodríguez Torres) e incluso de Rafael Ramírez.
2) Maduro ha decidido “sentarse sobre las bayonetas” y se le pueden doblar
Es innegable que el Gobierno de Maduro conoce de su falta de apoyo popular. Sus actos cada vez son en lugares más cerrados, y Maduro, como ya he dicho, parece confinado a dos espacios: el palacio de Miraflores o el Fuerte Tiuna, el cuartel militar más importante del país. Mientras escribo estas líneas, realiza un acto en un parque de Caracas, muy retirado, con control de asistencia, con no más de 40 personas. Además, en diferido: mientras en su discurso es de día, en la ciudad es de noche.
Es decir, Maduro no tiene apoyo popular. Por lo tanto, cada vez más recurre a actos con el Ejército. Su lugarteniente, Diosdado Cabello, señala, a propósito de que el coronel Vladimir Lugo empujara a Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, que ahora “los militares no estamos supeditados a unos diputados”; Maduro condecora a Lugo. En los actos de Cabello, la mayor parte del público son militares. El porcentaje de ministros militares del gabinete de Maduro alcanza el 40 %, el más alto en 18 años. La presencia militar en las ciudades es constante y ostensible. Si esto no es una dictadura militar…
3) Su apoyo parece ser mucho más el de la GNB que el del resto del Ejército
Los actos de Maduro parecen limitarse a la presencia de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Sorprende, mucho, que el Ministerio de Defensa no haya emitido un comunicado por el sobrevuelo del helicóptero del Cicpc Óscar Pérez; y también, que Vladimir Padrino, ministro de defensa, no se haya referido al tema. Los actos de esta semana del mandatario parecen ceñirse, cada día más, a la GNB; prácticamente no se advierte presencia del ejército, por no decir de la armada o la aviación.
Al interior de la fuerza armada se comentan, mucho, los ascensos militares antes del 5 de julio, así como el descabezamiento del alto mando militar. Se comenta aún más el hecho de que tales ascensos “ya fueron inútiles”.
Así como se habló mucho del quiebre del chavismo, también se ha hablado del quiebre militar. Y aunque no se puede afirmar que esté ocurriendo, hay señales por todas partes.
4) Internacionalmente, es un paria
El canciller Samuel Moncada (parecía imposible resultar ser peor como ministro de Exteriores que Delcy Rodríguez, pero aparentemente Moncada lo ha logrado en dos días), convocó al cuerpo diplomático a que evaluara los “daños” que había causado la incursión del helicóptero en el Tribunal Supremo. Acudieron unos 20 embajadores, y todos políticamente comprometidos con el Gobierno: Turquía, Cuba, Nicaragua, Bolivia… y algunas islas del Caribe. Moncada afirma que “hay una campaña para ocultar el ataque terrorista“.
En tanto, España y Estados Unidos se reúnen para evaluar cómo “aumentar la presión” sobre el régimen de Maduro. Los fiscales de Mercosur, así como la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, muestran su respaldo a la fiscal Luisa Ortega Díaz; el Vaticano comparte con España su “profunda preocupación” por el país, como respuesta al comunicado de Maduro pidiéndole que condene “el uso de niños en protestas”.
Además, el 28 de junio se pronunciaron EE. UU. y España, México, Colombia, Francia y Honduras, entre otros, exigiendo el cese de la militarización y la convocatoria a elecciones reales, no el parapeto que está montando Maduro con su Asamblea Constituyente.
La represión de sus funcionarios y la obcecación del régimen con la farsa constituyente le están mermando los pocos apoyos que podía tener. Adicionalmente, notables personalidades de la política, las artes y el deporte están exigiendo a los líderes mundiales que actúen frente a lo que ocurre en Venezuela. El aislamiento internacional de Maduro es el mayor que ha tenido el continente latinoamericano desde, al menos, los últimos tiempos de Augusto Pinochet en Chile.
5) Económicamente, la situación se está agravando
¿Hace falta ahondar en esto? La inflación de mayo fue del 17,5 %; la gasolina ha comenzado a escasear constantemente, incluso en Caracas; el petróleo está en descenso, tanto de producción como de precios; Maduro ha enfrentado en estas últimas dos semanas innumerables protestas porque no llegan las “cajas CLAP”; la escasez, que había bajado, aún comprando productos a precios de estraperlo, está nuevamente en ascenso. El coronel estadounidense Ralph Peters ha afirmado que la situación venezolana es incluso peor a la que enfrentó la Unión Soviética en sus últimos tiempos. Y Peters llega a la conclusión de que el destino final del chavismo será igual al del comunismo soviético.
6) La represión ya ha pasado de brutalidad a sadismo
El Gobierno parece haber entrado en una nueva fase represiva. La cantidad de fallecidos esta semana (pasan de diez) y la manera como están muriendo, incluyendo los cuatro asesinados por colectivos en Barquisimeto, estado Lara, este mismo viernes, cuando el ministro del Interior Néstor Reverol afirma que está “controlando la situación” desde esa misma ciudad, dan mucho que pensar. Son al menos tres las ciudades dejadas al vandalismo de “colectivos” esta semana. “Colectivos” que ni actúan por casualidad ni tampoco son reprimidos.
Además, está el tema de la detención de estudiantes universitarios el jueves. Con un nivel de brutalidad inconcebible. Los muchachos permanecen detenidos. Pareciera que el “Plan Zamora” que emula al cuatrero Ezequiel Zamora, “héroe” de la Guerra Federal venezolana (la única guerra civil de alta intensidad que vivió el país, a mediados del siglo XIX), parece tomada de una frase que se atribuye a este hombre que el chavismo ha asumido como símbolo: “Hay que matar a todos los que sepan leer y escribir”.
7) Hay la convicción, en todo el país no convocado, de que la situación no da para más
Nueve de cada diez venezolanos señalan que no hay recuperación posible del país con Nicolás Maduro en el poder, y tres de cada cuatro consideran que debe abandonar el gobierno este mismo año. Más de la mitad de los venezolanos aprueba las protestas. La Constituyente no tiene respaldo, al punto de que el gobierno hace una campaña multimillonaria en los medios para intentar reducir la abstención, y al tiempo amenaza con cárcel al que la sabotee. Todo ello en medio de una situación económica dantesca. Este punto resume los anteriores. Y como dijo hace poco Henrique Capriles, con la convocatoria a Constituyente, Maduro le puso fecha al desenlace. La tensión está en ascenso.
Un comentario final: los escenarios
Diversas publicaciones han venido especulando sobre en cuáles escenarios se mueve Venezuela. La exministra venezolana Beatrice Rangel, en un foro en el American Jewish Comittee de Miami, en Estados Unidos, planteó cuatro escenarios, que podemos definir con otros tantos países:
a) “Chile”: se produce una salida ordenada de Maduro del poder, con una transición más o menos prolongada, y el país logra superar esta grave coyuntura pacíficamente. La experta le da un bajo margen de probabilidades a este escenario.
b) “Rumania”: se produce un golpe de Estado, por la presión de las protestas y el deslave al que está sometido el “chavismo”. Es un escenario que contaría con un apoyo militar que a este momento se desconoce. Maduro es depuesto, y nuevamente, hay una transición con orden.
c) “Cuba”: Maduro logra imponer la Constituyente, y esta, en medio de una represión y una brutalidad que harán palidecer las que hasta ahora han tenido que soportar los venezolanos, instala, formalmente, una dictadura.
d) “Somalia”: lamentablemente, a este escenario es el que Rangel le ve mayor probabilidad de ocurrencia. El país se convierte en un Estado fallido con una guerra civil. ¿Con o sin Maduro en el poder? Eso parece ser lo de menos.
Las líneas sobre cómo está Venezuela apuntan a cualquiera de los escenarios. Tras tres meses de protestas, es cierto que Maduro se ha debilitado enormemente, pero no lo es menos que sigue controlando todas las palancas del poder real.
En lo particular, quien les escribe esto todavía ve lejos (pero acercándose) un escenario como el de “Somalia”. Aún el país mantiene ciertos resortes morales que, sin embargo, se están debilitando día tras día.
También ve improbable el escenario “Chile”, aunque Maduro pudiera estar acariciándolo. Sus llamados constantes a la negociación, especialmente con Estados Unidos, podrían indicar estas posibilidad.
Lamentablemente, parece cumplirse aquella frase de Spengler: “Al final, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado a la humanidad”.
Es triste, pero en Venezuela, nuevamente, buena parte de la solución parece radicar en las fuerzas armadas, unas fuerzas armadas que, aún, guardan silencio; un silencio que a estas alturas luce más cómplice que ninguna otra cosa.
¿Hablarán?, ¿o seremos Cuba o Somalia?
Fuente: PanamPost.