¿Cachicamo al morrocoy?
Wuilly Arteaga
@WuillyArteaga
No tengo la certeza de un mañana seguro, pero sí la confianza en que Dios hará su voluntad si solo me rindo a él como un fiel seguidor de sus palabras.
Siempre quise hablar estando en el público hacia el escenario en un concierto en donde una Orquesta Sinfónica interpretaba Tchaikovsky.
Seguramente lo hice, mientras tocaba para los muchachos de la resistencia y los funcionarios de la GNB en aquella manifestación donde tragué más bombas lacrimógenas que agua de las ballenas. Gracias a Dios que hizo que los “muchachos” se sintieran identificados con mi música y con el himno nacional que hice sonar a través de mi violín y me honró el ver que ellos me protegían con sus escudos de cartón, de lata… Me sentí como si fuera un chamo dando un concierto por la paz en donde la música nunca sonaba, en donde no había que afinar las notas, en donde no había telón ni tarimas.
Después de varias semanas de aquel momento, que repito, creí en principio que iba a ser una ridiculez para las protestas en Caracas, me he llevado la sorpresa que he recibido una abrumadora aceptación por parte de los venezolanos, a quienes no les importa si tengo el cabello chicha, ensortijado, desrizado o teñido; que no les importa si después de cuatro horas tocando música venezolana en las afueras del palacio de Miraflores toco también la canción Despacito; o si recibí una invitación para dar una entrevista a los medios de comunicación internacionales para que el mundo supiera lo que está pasando en las calles de Venezuela. Así mismo la crítica de un grupo de personas que sólo buscan con desespero retroceder el tiempo y buscarme cualquier defecto, por más mínimo que éste sea que pudieran encontrar en mi pasado, para minimizar el impacto positivo que mi música ha logrado en esta confrontación sin sentido entre los venezolanos, por una simple barata ideología política que el gobierno nos trata de imponer.
Escribo este artículo porque siento mucha tristeza y decepción, por un lado, pero mucha satisfacción y agradecimiento por otro. He sido testigo que no hay límites que la Música conozca; y que ella, a través de un pensamiento humano, puede salvar vidas, así como lo ha hecho conmigo. No es parafraseo, es cierto, la música me ha salvado la vida en muchas oportunidades.
Ahora bien, quiero ahora dirigirme a los músicos, en especial a aquellos que en nombre de una trayectoria musical se sienten con el derecho de mal poner a los demás, en búsqueda de un centimetraje que no han logrado en toda su trayectoria. Algunos se han preguntado el por qué de mi decisión de haber ido a tocar violín en las marchas opositoras de Venezuela. En días pasado leí en la página web de VenezuelaSinfonica un mensaje de un director de orquesta que tuve la oportunidad de conocer hace años. Se trata del señor Ron Davis Álvarez y en su escrito éste se refiere al “llamado violinista de la Libertad” como un mentiroso y un payaso. Por mensaje de texto privado me dijo que él había escrito eso para mí, pero que había tenido la prudencia de “ni siquiera nombrarme”, cosa que no tiene sentido porque a mí los medios me llaman más “El Violinista Libertario” que por Wuilly. En su escrito que sentí lleno como de envidia por el gran giro que mi vida había tenido, enfiló su artillería a decir que había oído “cinco” de mis entrevistas desde hace 3 años que me conoce y supuestamente éstas no coincidían.
Aduce en su mensaje que supuestamente me conoce muchísimo porque su esposa me entrevistó en el año 2014 y que se comunicó conmigo dos veces en su intento por ayudarme en algunos de los obstáculos que para ese entonces me tocó enfrentar en la vida. Que la grabación de esa entrevista aún la tiene en su poder, como diciendo, tengo pruebas que has estado mintiendo y eso verdaderamente da vergüenza ajena por varios aspectos. Uno porque considero que un director de una orquesta de prestigio no debe estar insinuando cosas y no logre concretar NINGUNA. En ningún lugar dice cuáles son las incongruencias en mis declaraciones. Chismes de camino. Si tiene pruebas, que las saque, lo reto a ello. No le tengo temor a nadie y eso lo he demostrado pues hasta ahora no he visto a NINGÚN director de orquesta en primera línea de las protestas en Venezuela.
Es cómico ver cómo estos directorsotes de orquesta atacan a todo aquél que ose disentir del gobierno y por eso tratan de satanizarlos, así pasó con nuestra admirada Maestra Gabriela Montero. Unos me critican porque dicen que le debo a “El Sistema” el aprender a tocar el violín y el piano y eso es totalmente FALSO. Se lo debo a Dios y a la fortaleza que ÉL me dio para aprenderlo por YouTube y luego de dominarlo, fue cuando opté por audicionar a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas y quedé seleccionado, es decir, me gané el puesto, no me lo regalaron.
El señor Ron debe comprender algo. “Conocer” a una persona implica mucho más que solo saber qué hace a través de comentarios de otros o simples declaraciones. Él vive con su reciente esposa en Zurich hace aproximadamente un año y medio: Yo mismo los felicité por Facebook el día de su boda, recuerdo. Pero ahora que las redes viralizaron un vídeo en donde aparezco tocando en una de las protestas, es cuando decide escribir una reflexión basada en mis supuestas mentiras. ¿Dónde está que jamás le preocupó saber que me había quedado en la calle o que los policías del Metro de Caracas me habían incautado mi violín? ¿Dónde está que jamás se comunicó conmigo para preguntarme el por qué me había visto obligado a renunciar a la Orquesta? Salta a la palestra es a criticar. Qué triste posición. En todo lo que escribió no hay UN SOLO comentario positivo, todo tiene un matiz para generar odio hacia mí. ¿Así usted trata a sus músicos?
Usted señor Ron Davis Álvarez se contradice cuando me escribe por WhatsApp diciéndome: “Cada quien vive su vida como mejor le parece y lucha de la manera que prefiere”. Si eso fuera verdad, ¿por qué me critica por hacer o decir de mi vida lo que piense es lo que ésta ha sido?
Como mencioné, toqué en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas, y ahí fue donde lo conocí. Con esa orquesta fue que viajé por Europa y cabe destacar que logré entrar a pesar que no tenía mucho tiempo de haber aprendido a tocar violín. Ahora bien, por esa experiencia dentro de la orquesta es que sé cómo funciona ésta. Desde ahí observé que no nos incentivaban a valorar a nuestro país y a raíz de eso comenzó mi inconformidad. Si bien practicábamos muy, pero muy bien para las presentaciones que íbamos a tener en el exterior, a las presentaciones en Venezuela jamás nos hacían darle importancia. No podíamos esperar a que llegaran las 6:00PM para salir esmachetados del ensayo diario, cosa que no sucedía cuando nos preparábamos para una gira. Los ensayos para las giras del exterior pasábamos hasta más allá de la media noche, pues seguíamos tocando el mismo pasaje de una sinfonía hasta que esta finalmente “saliera”. Cuando tocábamos en Venezuela, era “como saliera”.
Expresaba mi inconformidad a los directores, que no me parecía que nos obligaran a firmar para “Maduro” en apoyo al Gobierno Bolivariano, ante la amenaza de que si no lo hacíamos seguro nos quitarían ese “viaje” o las “becas”, pero eso él no lo dice.
Nos mataron a Armando Cañizales y aun así los directores ejecutivos y trabajadores de “El Sistema” seguían y siguen aún yendo a apoyar las marchas oficialistas del régimen comunista de Maduro. Me dice este directorsote que soy un falso, pero me pregunto: ¿Quiénes son los verdaderos falsos aquí? ¿No es falso aquél que pertenece a una orquesta sinfónica y habla mal de ésta cuando se está fuera del ensayo, en vez de expresar sus diferencias en la propia cara de sus directores o músicos? ¿No es ser realmente falso decirse ser “opositor”, pero luego ir a reírle las payasadas a Maduro cuando nos obliga a ir a tocar en el Panteón Nacional en un acto político? ¿No les parece que vale más su dignidad como venezolanos o como artistas a venderse por una “gira” o un “Cesta-Ticket”?
Creo señor director Ron Davis que en Venezuela están pasando cosas muy graves como para que usted pierda tiempo y un espacio tan importante como lo es la página web de VenezuelaSinfonica para venir a alzar su voz para criticar a otro músico. ¿Por qué no condenó la muerte de Armando Cañizales o Neomar Lander o cualquiera de los 80 que el régimen de Maduro ha asesinado? Usted en vez perdiendo su “valioso” tiempo escribiendo mensajes públicos para decir que “el violinista es un falso”.
Los venezolanos saldremos realmente de esta pesadilla cuando, en vez de criticar y juzgar al prójimo o en vez de estar pendientes de comentarios o chismes, de una vez por todas nos unamos. Todos los días pienso en cuándo acabaran estas prácticas mezquinas de juzgar la vida de otros y no sus propios actos. Dios y la vida nos están llamando la atención y nos exhortan, con esta plaga roja que le ha caído al país, a una reconciliación, a la unión. Es por eso que a los directores, a los músicos los invito a tomar su batuta, su violín, su violoncello, su clarinete o su corno y preguntarse a sí mismos ¿Le soy leal a Venezuela? ¿Le soy leal a la Música? o simplemente ¿Le soy leal a quien me da el Cesta-Ticket o los patrocinios de mis conciertos?
Dios lo bendiga señor Ron Davis.
Wuilly Arteaga