Amaneció más temprano ayer en nuestra Venezuela. A las 4:00 a.m. los tenebrosos pasillos de Ramo Verde escucharon los salientes pasos de Leopoldo López y el cielo de Venezuela vislumbró más clara la luz en el horizonte.
Con pasos firmes, salió de su injusto encarcelamiento a cumplir la también injusta condena bajo arresto domiciliario. Sin embargo, sea o no una continuación de su prisión, la imagen de la reunión de Leopoldo López con su familia, la alegría en los ojos de sus hijos, bien puede ser lo que cada uno de nosotros, venezolanos en Venezuela y regados por todo el planeta, sentimos el día de ayer.
Muchos hubo y hay que sospechan que detrás de esta maniobra del régimen se esconde algo macabro, ¡profetas del desastre! En lo personal no permitiré que nada enturbie la alegría que este hecho me ha provocado. Si por alguna razón me había sentido desesperanzada y deseaba ansiosamente que algo pasara, para mí, ya pasó. Éste ha sido un hálito de esperanza, lo que hacía falta para darle todavía más vida a la calle y a la consulta popular del 16 de julio que será la estocada mortal para este régimen narco dictador.
Leopoldo sale, y como Mandela, dice que no guarda resentimientos; como Mandela, su confinamiento le ha servido para madurar y decantarse y estar más seguro que nunca de que lo que hacía falta para que la dictadura cayera era la calle.
Aguantaron estoicamente, él y su familia, cuanta injusticia, humillación, vejación y maltrato les fue propinado por la asesina mano del narco régimen. Mas la férrea voluntad y valentía que demostraron todos sirvió y sirve de ejemplo para nosotros los venezolanos.
Los costos son enormes, para Leopoldo el confinamiento, haberse perdido tres años, cuatro meses y 17 días de disfrutar de sus pequeños hijos; para Venezuela un holocausto que ha significado 568.650 víctimas; para nuestros héroes libertadores, más de 100 caídos, pero ahora dejaremos todo esto a un lado porque hay una misión que cumplir: ¡quitarle las cadenas que le tiene puestas el castrocomunismo a nuestro amado país! Por eso lo que nos queda, a cada uno de nosotros los venezolanos, ante el generoso sacrificio de este hombre y los muchachos caídos, es que cada uno cumpla con su misión para alcanzar el tan ansiado fin que ya ahora está más cerca, al alcance de nuestras manos.
Hay un solo camino y un solo destino: ¡Venezuela libre!
Indudablemente, para LL y su familia, especialmente para esa “guerrera” LT esto es muy grande. Pero si nos imbuimos en lo más profundo de la crisis en todos los órdenes que a diario vivimos los venezolanos, tenemos algunos – analistas políticos – apreciaciones, conclusiones y sentimientos encontrados, partiendo, repito, de los análisis que nos corresponde realizar a los hechos que pasan a engrosar la lamentable historia reciente de Venezuela. Soy de aquellos que expresamos públicamente nuestra conclusión sobre el grave error estratégico político cometido por LL al entregarse, pero igual respeto el criterio de quienes no concuerdan conmigo. Lo importante ahora es que los venezolanos nos focalizemos en el plebiscito del próximo 16 de julio y dejemos para la oportunidad que se corresponda el tema in commento. La historia política de Venezuela desde 1811 y hasta nuestros días ha estado plagada de tantas traiciones, tantas alzamientos y golpes militares, tantos intentos de asesinatos y de asesinatos a connotados personajes de esa misma historia, y por fin de tantos desmadres que me dediqué a realizar un trabajo de investigación intitulado: “Ya basta de tanta violencia política en Venezuela…”. Quienes por decisión del pueblo venezolano deban asumir las riendas en próximos gobiernos de verdadera Democracia, una democracia muy a la venezolana, están en la absoluta obligación de CONSTRUIR una nueva Venezuela, donde desaparezca de raíz la impunidad como eje vertebral de la corrupción nacional, debemos crear/construir un país civilizado y donde el imperio de la Leyes sea nuestro verdadero rumbo. Deben esos gobernantes romper ese perverso “ciclo y círculo vicioso” que ha marcado, para mal, nuestra historia. Tenemos como hacerlo y lo debemos hacer como trabajo urgentísimo e inmediato.
Por fin, quedan en las cárceles del régimen, muchos pero muchos venezolanos con juicios y condenas amañados. Nos lamentamos mucho del hecho de familias destruidas, fracturadas, adoloridas, sufrientes por tener algún miembro en la cárcel como es el caso de los comisarios y policías acusados y condenados por los hechos de puente llaguno, por ejemplo. Estudiantes, profesionales, etc., quienes aún sufren muy profundamente los rigores de condenas injustas, arbitrarias, etc. Nuestro pesar y sufrimiento sigue porque aún nos quedan muchísimos venezolanos presos políticos por ensañamiento, por venganzas personales, por pensar diferente y no es justo.Tenemos que luchar por todos por igual, vale tanto un policía metropolitano, un estudiante, un comisario, un profesional como un graduando de harvard dirigente de un partido. Si de verdad el G20 abogó y acorraló al régimen para la acción con LL debió haber sido diligente con tantos y tantos otros presos políticos: es una vergüenza para nosotros no pensar en esos otros cientos de presos políticos. Sé que con mis opiniones “nado a contracorriente” pero no importa, mis convicciones sobre la Justicia son inmobles. Tres aforismos dejo: – “A la Paz por la Justicia”. – “La perdón nada tiene que ver con la administración de justicia” – “La impunidad destruye todo esfuerzo de Justicia”.
Indudablemente, para LL y su familia, especialmente para esa “guerrera” LT esto es muy grande. Pero si nos imbuimos en lo más profundo de la crisis en todos los órdenes que a diario vivimos los venezolanos, tenemos algunos – analistas políticos – apreciaciones, conclusiones y sentimientos encontrados, partiendo, repito, de los análisis que nos corresponde realizar a los hechos que pasan a engrosar la lamentable historia reciente de Venezuela. Soy de aquellos que expresamos públicamente nuestra conclusión sobre el grave error estratégico político cometido por LL al entregarse, pero igual respeto el criterio de quienes no concuerdan conmigo. Lo importante ahora es que los venezolanos nos focalizemos en el plebiscito del próximo 16 de julio y dejemos para la oportunidad que se corresponda el tema in commento. La historia política de Venezuela desde 1811 y hasta nuestros días ha estado plagada de tantas traiciones, tantas alzamientos y golpes militares, tantos intentos de asesinatos y de asesinatos a connotados personajes de esa misma historia, y por fin de tantos desmadres que me dediqué a realizar un trabajo de investigación intitulado: “Ya basta de tanta violencia política en Venezuela…”. Quienes por decisión del pueblo venezolano deban asumir las riendas en próximos gobiernos de verdadera Democracia, una democracia muy a la venezolana, están en la absoluta obligación de CONSTRUIR una nueva Venezuela, donde desaparezca de raíz la impunidad como eje vertebral de la corrupción nacional, debemos crear/construir un país civilizado y donde el imperio de la Leyes sea nuestro verdadero rumbo. Deben esos gobernantes romper ese perverso “ciclo y círculo vicioso” que ha marcado, para mal, nuestra historia. Tenemos como hacerlo y lo debemos hacer como trabajo urgentísimo e inmediato.
Por fin, quedan en las cárceles del régimen, muchos pero muchos venezolanos con juicios y condenas amañados. Nos lamentamos mucho del hecho de familias destruidas, fracturadas, adoloridas, sufrientes por tener algún miembro en la cárcel como es el caso de los comisarios y policías acusados y condenados por los hechos de puente llaguno, por ejemplo. Estudiantes, profesionales, etc., quienes aún sufren muy profundamente los rigores de condenas injustas, arbitrarias, etc. Nuestro pesar y sufrimiento sigue porque aún nos quedan muchísimos venezolanos presos políticos por ensañamiento, por venganzas personales, por pensar diferente y no es justo.Tenemos que luchar por todos por igual, vale tanto un policía metropolitano, un estudiante, un comisario, un profesional como un graduando de harvard dirigente de un partido. Si de verdad el G20 abogó y acorraló al régimen para la acción con LL debió haber sido diligente con tantos y tantos otros presos políticos: es una vergüenza para nosotros no pensar en esos otros cientos de presos políticos. Sé que con mis opiniones “nado a contracorriente” pero no importa, mis convicciones sobre la Justicia son inmobles. Tres aforismos dejo: – “A la Paz por la Justicia”. – “La perdón nada tiene que ver con la administración de justicia” – “La impunidad destruye todo esfuerzo de Justicia”.