Syros
Una señora noble que nos da la bienvenida a las puertas de las Cícladas
por
Thaleia
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Ermoupoli, la capital de Syros, era la capital de la Prefectura de las Cícladas y ahora es la capital de la Región del Egeo del Sur (Περιφέρεια Ανατολικού Αιγαίου). A medida que el barco entra al puerto, el viajero que está en la cubierta de la nave no puede distinguir si la imagen que está contemplando es una imagen real o si a causa del suave vaivén del barco está en un sueño, el sueño de una isla perfecta. Ermoupoli es un cuadro perfecto que no necesita ni photoshop ni otros filtros. La belleza de esta ciudad, sus colores vivos, sus líneas elegantes, el azul del cielo y Ano Syra al fondo, el sonido suave y perpetuo de las olas… ¡Abre, abre los ojos, sal del sueño! Se dice a sí mismo el viajero.
Por la tarde, paseando por el barrio aristocrático de Vaporia donde está la famosa iglesia de Aghios Nicolaοs de los ricos, y viendo las casas grandes solariegas del siglo pasado, uno se da cuenta de que Syros tiene una historia diferente a la de las Cícladas en general. Syros es una señora noble, una señora que madura y que no envejece. Casi todas estas mansiones están restauradas y en perfecto estado. La mayoría de ellas se han convertido en hoteles de lujo o servicios públicos. En esta región de la ciudad, las olas tocan suavemente la planta baja de las mansiones, por eso, es conocida como ¨la Pequeña Venecia¨. Unas escaleras conducen al visitante hacia el bar Asteria donde uno puede tomar un café, un coctel o simplemente tomar el sol y nadar en el mar.
Estas casas aristocráticas, estos pequeños palacios, eran casas de capitanes, de comerciantes o de industriales. Durante la Revolución Griega contra los conquistadores turcos, la destrucción de la isla de Chios (1822) y de la de Psará (1824) muchas personas emigraron a Syros. También vinieron refugiados de Creta y de las zonas litorales de Asia Menor. Los nuevos habitantes trajeron su cultura excepcional en sus maletas y la donaron a la hospitalaria isla de Syros que les ofreció no solamente un refugio sino también un terreno fértil donde florecieron de nuevo sus negocios de todo tipo.
Un ejemplo excelente de la riqueza de Syros es el edificio del Ayuntamiento que está en la plaza central de Ermoupoli (plateia Miaouli) y es una obra arquitectónica del famoso arquitecto alemán Ernst Ziller. El Ayuntamiento disfruta cada día de verano de la animada compañía de los niños que corren, ríen y juegan hasta que el sueño les vence y tienen que volver a casa. ¡Cientos de palomas les acompañan!
El teatro Apollon es otro ornamento de Ermoupoli. Es conocido como ¨la pequeña Escala de Milán¨ por su similitud con el famoso teatro de Milán.
La iglesia de la Resurrección está situada sobre una colina, en el punto superior de Ermoupoli y compite por la supervisión del mar contra la iglesia de San Jorge que está en el punto más alto de Ano Syra (la ciudad de arriba). Ano Syra es un asentamiento medieval, la capital antigua de la isla, que está sobre una colina buscando la protección del peligro más grande de la época, los piratas. Este lugar que tiene la imagen tradicional de las Cícladas, con sus casitas blancas y sus callecitas estrechas, no solamente nos lleva a una época lejana sino también nos ofrece el regalo precioso de una vista única del puerto y de Ermoupoli.
El mar azul moja las playas de arena de la isla. Existen playas para todos los gustos. Organizadas como Kini, Delfini, Galissas, Megas Gialos, Foinikas (con un centro de deportes acuáticos), Αgkathopes o playas accecibles solamente a pie o en caique (Varvaroussa, Aetos, Grammata, la playa del Americano). Las playas más aisladas están al norte de la isla que es el reino de la naturaleza, ¡como si la isla estuviera dividida en dos reinos, el reino del hombre y el reino de la naturaleza! En Syros en cualquier lugar donde uno tenga acceso al mar, es posible nadar, el agua es transparente y te invita a disfrutar de su rocío.
Por la tarde, un paseo por Posidonia (Delagrazia) cuando las casas de increible belleza están bañadas en la luz naranja de la puesta del sol completa el viaje romántico en una isla de sueño.