Vacunas para acabar con el estigma y la adicción a la heroína
R. I.
La adicción a la heroína se ha convertido en un problema de salud en EE.UU. En España, la situación es muy distinta, pero la posible llegada de una vacuna sería una buena noticia.
Las vacunas contra las adicciones como el consumo de heroína, cocaína o nicotina constituyen una gran esperanza para el tratamiento de las personas con adicción a drogas. En los últimos años se han presentado vacunas candidatas para la adicción a la cocaína o a la nicotina. La última en llegar desde EE.UU. ha sido la vacuna para la heroína.
Investigadores del Instituto de Investigación Scripps (EE.UU.) han desarrollado una vacuna para la heroína que ha demostrado tener éxito en primates. La vacuna ha demostrado prolongar su efecto hasta ocho meses después de haber sido administrada. Es la primera vez que una vacuna contra un opiáceo pasa esta fase de ensayos y esperan iniciar en breve un estudio en humanos. «Creemos que es una candidata segura para el ensayo con seres humanos», aseguró Kim Janda, coordinador de la investigación.
Tal y como explican en el artículo publicado «The Journal of the American Chemical Society», la vacuna funciona enseñando al sistema inmunitario a producir anticuerpos contra la heroína. La finalidad, explica a ABC Pedro Seijo Ceballos, Director CTA (Centro de Tratamiento Ambulatorio de Adicciones) de Villamartín (Cádiz) y miembro de la Junta Directiva Socidrogalcohol, «la vacuna impediría que la heroína llegase al cerebro, bloqueándose el efecto de ésta y rompiéndose la cadena de consumo-efecto de la sustancia-refuerzo y vuelta al inicio, a consumir (recaída)». Y aunque reconoce que supondría un «importante avance terapéutico», matiza que esta vacuna «previene la entrada de heroína al cerebro. pero no protege contra el uso de otros opiáceos. Por tal razón –apunta-, en EE.UU. se está evaluando una vacuna multivalente que bloquee la heroína y otros opiáceos (oxicodona y morfina). Y, además, en la medida que están aumentando las sobredosis por fentanilo y derivados, también se está desarrollando una vacuna contra estos opiáceos. De animales vacunados con esta vacuna se van a comenzar a obtener anticuerpos monoclonales contra fentanilo que pueden ser muy útiles en el tratamiento agudo de la sobredosis».
“La vacuna impediría que la heroína llegase al cerebro, bloqueándose el efecto de ésta y rompiéndose la cadena de consumo-efecto de la sustancia-refuerzo y vuelta al inicio, a consumir (recaída).” – Pedro Seijo Ceballos
A fecha de hoy, añade este psiquiatra, faltan estudios toxicológicos en animales y la disponibilidad de una formulación de la vacuna que cumpla los estándares para la administración en humanos. Si todo va bien, «faltan aproximadamente unos tres años para hacer estudios en humanos». Aunque, «sin lugar a dudas, sería un arma terapéutica muy potente, que ayudaría a tratar intoxicaciones y prevenir las recaídas».
La nueva vacuna llega en un momento preocupante debido a la epidemia de heroína en EE.UU., país en donde en 2016, las drogas acabaron con la vida de cerca de 60.000. De éstas, 35.000 perecieron por sobredosis de heroína. La situación en Europa, aunque mejor, no es para estar tranquilos, ya que se ha detectado un repunte en el consumo de heroína. Esta droga sigue siendo hoy en día la principal causa de muerte por sobredosis en España.
Seijo no obstante apunta que las características que han contribuido al desarrollo de esta epidemia en EE.UU. no se dan en la actualidad en España. « El problema es cómo han manejado el tema de opiáceos en ese país», asegura por su parte Nestor Szerman, jefe de Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón. Según Seijo, en EEUU se produce por un «aumento indiscriminado de prescripción de fármacos opioides (analgésicos) que generan adicción y en ocasiones, las personas con adicción pasan a consumir heroína que puede resultar más fácil de conseguir y más barata. También ha contribuido la venta de fármacos por Internet, la mayoría de los proveedores procedentes de Asia.
España
¿Y en España? En nuestro país, según el “INFORME 2016. Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España”, publicado por el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), en el año 2014 el número de admitidos a tratamiento por consumo de heroína fue de 10.911, «lo que supone el valor más bajo desde que se inició el registro de este indicador». Este descenso, explica el psiquiatra andaluz se refleja tanto en las personas que solicitan tratamiento por primera vez (2.356) como las que son readmitidas a tratamiento (8.555 personas), y supone la cifra más baja desde 1991.
Una persona en un centro de rehabilitación– INES BAUCELLS
Afortunadamente existen tratamientos eficaces para esta adicción. «Disponemos de más herramientas terapéuticas que para adicciones a otras sustancias. Tenemos fármacos para la desintoxicación (tratamiento de los síntomas del síndrome de abstinencia), la intoxicación aguda (supone un riesgo de muerte y es la máxima preocupación actualmente en EE.UU.) y tratamientos de deshabituación con antagonistas (naltrexona) y agonistas opiáceos (metadona y buprenorfina)». Para que el tratamiento sea eficaz, es esencial que el paciente lo continúe durante un periodo adecuado de tiempo, señala Seijo. Según Nestor Szerman «el problema de esta vacuna es que únicamente va a llegar a un número muy limitado de pacientes. No creo que sea la forma de resolver este problema». En su opinión, «el paradigma es dar lo que necesitan de verdad, y eso son los agonistas. Estos tratamientos han demostrado que producen un cambio en el curso evolutivo de la enfermedad y una mejora en la calidad de vida».
“El paradigma es dar lo que necesitan de verdad, y eso son los agonistas. Estos tratamientos han demostrado que producen un cambio en el curso evolutivo de la enfermedad y una mejora en la calidad de vida.” – Nestor Szerman
Y, añade Seijo, « el tratamiento farmacológico debe ir acompañado de terapia cognitivo-conductual, individual o grupal, y abarcar las necesidades diversas de la persona, no solamente su problema de abuso de drogas».
Además, las personas adictas a la heroína, y a otras sustancias, tienen un problema añadido: el estigma. «En estos momentos el estigma que hay en nuestra sociedad sobre las personas que padecen un trastorno adictivo es enorme –apunta Seijo-. La comunidad científica, y así lo reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS), considera el trastorno adictivo, con y sin sustancias, un trastorno mental. Es un trastorno complejo en el que intervienen factores genéticos, biológicos, psicológicos, familiares, culturales y sociales».
«La sociedad debe entender que estamos hablando de enfermos y como tal hay que tratarlos, pero… no es algo que opina todo el mundo. De hecho, muchos médicos y asociaciones profesionales con intereses no claros viven en el siglo pasado en este tema», denuncia Szerman.
Porque , dice Seijo, los prejuicios están en toda la sociedad, en todos los ámbitos, en los profesionales sanitarios, en la familia e incluso en el mismo afectado (‘Autoestigma’). «No hay que olvidar que nadie elige ser adictos de forma voluntaria. Sino que hay una vulnerabilidad previa en la que interviene factores neurobiológicos, genéticos y ambientales, como por ejemplo la disponibilidad del opiáceo», añade el psiquiatra del hospital Gregorio Marañón.
En cualquier caso, la llegada de una vacuna, coinciden los dos expertos, sería una «buena noticia ».
Fuente: abc.es