El chavismo tiene una pistola colocada sobre la sien de Leopoldo López. Una sobre la de él y otra sobre la de su esposa, la admiradísima Lilian Tintori. Están secuestrados. Todo en torno a ellos es criminal: la extorsión, el chantaje, la intimidación. Son víctimas notorias de tortura. El trato que han recibido durantes los últimos tres años es cruel e inhumano. Si no hacen esto o aquello, el gatillo se dispara. Así tienen que vivir; así viven. Su sacrificio y tensión son superlativos. Exceptuando a la familia del general Raúl Baduel, pocos han sido tratados con semejante saña. En tales condiciones, es difícil o más bien imposible operar. Me resulta sorprendente que no nos demos cuenta.
Rodríguez Zapatero es el comisionado cínico de los secuestradores.
El huracán Irma
Escribo con dificultad. Me encuentro en el estado de Florida, estamos a breves horas de que nos azote el huracán más peligroso del que se tenga memoria en el sur de los Estados Unidos. No entiendo su porqué pero lo llaman Irma. Estoy a oscuras, sin ningún ánimo de escribir, sin embargo lo hago, escribo. Es parte de mi compromiso desde el exilio: mantener viva la llama de la resistencia e intacto el sueño de libertad, sean cuales fueren las condiciones. Las mías, pese al que promete ser un devastador huracán, son mejores que la de mis compañeros de lucha, que en su mayoría están presos y están siendo torturados. Ellos no tienen opción, son silenciados. Yo tengo una obligación, no puedo flaquear, ni siquiera ante la promesa de ser mordido por el agua.
La voz de la rebelión tiene es un látigo contra la mafia chavista.
¿Flaquear?
Tengo miedo por el mordisco de agua y electricidad que nos lanza el cielo, pero tengo más miedo por no poder escribir, por dejar de luchar. No tengo una pistola en la sien como Lilian o Leopoldo. Tampoco estoy preso. Ellos, los presos políticos, merecen nuestra máxima consideración y esfuerzo. Flaquear es inexcusable. Hemos decidido liberar al país de la peste chavista y cada aliento que empuje en esa dirección es urgido. Todos somos necesarios. El chavismo está mal, muy mal, por eso en esta hora oscura venezolana someten a Leopoldo López a un trato tan infame y brutal. Él no tiene otra opción sino callar, pero nos guiñe su espíritu para que sigamos la lucha. Su sacrificio promovió un despertar.
La naturaleza se opone, no sé si hay que luchar contra ella, creo que no, lo que sí sé es que hay que seguir.
Que no decaiga nuestro ánimo
No puedo dormir, el huracán se acerca. El exilio -lo hemos dicho- es un naufragio de memorias y añoranzas. Ahora también es un naufragio a secas. Los exiliados, en especial los que lo somos por razones políticas, somos náufragos y andamos a tientas, tratamos, en la oscuridad, de tocar un país que se nos niega. Pero ese naufragio, esa invencible sensación de no pertenecer, de no formar parte de nada, no se compara en nada con tener una pistola en la sien, con estar secuestrado y ser torturado en las mazmorras de la infamia chavista. Lo dije antes, no podemos flaquear, no tenemos permiso. Qué caiga Irma, qué caiga José y Katia, que caigan los terremotos, pero que no decaiga nuestro ánimo, no hay nada que se compare a la bestialidad de estar secuestrado o que tu vida dependa del antojo de un criminal.
Y ellos permanecen firmes, no flaquean.
La resistencia
Desde los orígenes de la civilización, el peor enemigo del hombre ha sido el hombre. No ha habido catástrofe natural que haya causado tanto dolor y muerte a la humanidad como la que nos hemos causado los hombres a nosotros mismos. El chavismo ha ocasionado mayor ruina y devastación a Venezuela que la de todos los huracanes y terremotos de los últimos cien años juntos. El chavismo, además, ha significado un cataclismo espiritual. Nunca antes fuimos tan corruptos, cínicos, criminales ni perversos como ahora. Y hemos resistido, no nos han doblegado. Por eso yo escribo, por eso tú resistes. Por eso Lilian y Leopoldo, a pesar de tener una pistola en la sien, mantienen la entereza. Mientras haya aliento hay esperanza.
Así como el peor enemigo del hombre ha sido el hombre, hay que reconocer que también ha sido su mejor amigo básicamente porque ha resistido y se ha impuesto a la maldad.
La palabra
La dignidad de Leopoldo López y de su esposa Lilian, la de la familia Baduel, la de Antonio Ledezma y María Corina Machado, la de Yon Goicoechea o Daniel Ceballos, el coraje de los diputados Armando Armas y Franco Casella que lucharon y estuvieron a punto de perder la vida por defender al pueblo de Venezuela encarnado en la Asamblea Nacional, la fuerza moral de los presos políticos, pese a tener una pistola en la sien y ser torturados, son muestras claras de que Venezuela no se rinde ni se rendirá. Ni un huracán ni un terremoto nos puede atemorizar. Tenemos que seguir luchando, tenemos que seguir el ejemplo de quienes persisten a pesar de tener una pistola en la sien, a pesar de estar de estar secuestrados. No podemos ni cansarnos ni rendirnos. Nuestra obligación es vencer.
Lloverá frenéticamente y escampará, y seguiremos, siempre seguiremos, nuestro destino es la libertad.