Cáritas Venezuela: 4 estados están a un paso de la emergencia alimentaria
Los datos recabados por Cáritas revelan que el estado Zulia tiene los peores indicadores pues supera los límites de una emergencia alimentaria, con 16% de desnutrición grave; y Miranda y Vargas cruzaron la frontera de la crisis con 12,7% y 14,3% de desnutrición severa, respectivamente.
Tras tres informes que advertían el deterioro de la alimentación de los niños de Venezuela, Cáritas de Venezuela publicó, este miércoles, los resultados del monitoreo realizado entre abril y agosto que reflejan el empeoramiento de la situación nutricional en menores de 5 años. En los estados Miranda y Vargas se superaron los umbrales de severidad que definen una crisis, y en Zulia se pasó incluso el límite con el que se declara una emergencia.
El monitoreo de la organización religiosa se realiza en 32 parroquias de Distrito Capital, Miranda, Vargas y Zulia, que reúnen a 10.194.000 habitantes, de acuerdo con el último censo del Instituto Nacional de Estadísticas.
En total, la cantidad de niños evaluados por Cáritas de Venezuela que presenta algún tipo de malnutrición es de 68%. Hace cuatro meses era de 54%. En los cuatro estados, 14,5% de los menores de 5 años presentan desnutrición moderada y severa. En abril el indicador se ubicaba en 11%.
21% de los atendidos tienen desnutrición leve, 32,5% están en riesgo de desnutrición y han comenzado a deteriorarse, y solo un tercio de los evaluados no presentaron déficit nutricional.
Los marcos humanitarios internacionales establecen que cuando la desnutrición grave supera el 15% de los niños se trata de una emergencia. Zulia superó esa barrera, con 16%.
“La cantidad de niños que marca una crisis puede manejarse con recursos usuales. Cuando pasa de 15% se vuelve inmanejable para la organización civil, y cuando es mucha la desnutrición severa debe manejarse en hospitales pero el gran problema de Venezuela es que los hospitales no tienen cómo tratarlos”, dice Susana Raffalli, nutricionista y asesora de Cáritas de Venezuela.
Vargas cruzó el humbral de crisis alimentaria, con 14,3% y Miranda también lo hizo con 12,7% de desnutrición severa.
La situación sobrepasa la posibilidad de acción de la organización católica, lamenta Raffalli. “Cuando esto alcanza este nivel Cáritas no puede más, no da para más. La desnutrición severa a esta escala la tendrían que atacar los hospitales del país, ni siquiera los dispensarios”.
El primer boletín de monitoreo nutricional fue publicado en octubre, pero el gobierno de Nicolás Maduro se ha resistido a declarar la emergencia humanitaria y a aceptar ayuda internacional. La propia ONG vio cómo decomisaban cajas con fórmulas lácteas que ofrecerían en las jornadas comunitarias.
“Cuando dimos la alarma tenía que empezar a actuar el gobierno para contener a los niños con desnutrición leve y moderada. Ahora tenemos hospitales con niños con desnutrición severa que necesitan fórmula terapéutica especial con la que no cuentan. Hay que recoger las goteras de lo que no se hizo cuando se avisó”.
Por lo pronto, Cáritas trabaja en reforzar los equipos y las pesquisas dentro de las comunidades para que no se mueran los niños dentro de las casas y elabora una lista de complementos nutricionales más fuertes y medicamentos más sofisticados para hacerle frente a la mal nutrición severa.
Estrategias de supervivencia
La diversidad de alimentos consumidos por los evaluados por Cáritas varió. Aumentó el consumo de tubérculos y granos, y disminuyó el de carnes, huevos y lácteos, vitales para la prevención de la anemia y para fomentar el crecimiento y el desarrollo infantil.
Entre las estrategias que aplican las familias para subsistir resaltan aquellas que suponen privación nutricional: 39% desincorpora miembros de su familia para enviarlos a otros hogares a comer (34% en abril), 38% vende bienes para comprar alimentos (34% en abril), 65% se endeuda para comprar alimentos (42% en abril), 51% se pasa todo un día sin comer (44 en abril), 58% de los grupos dejan a algún miembro sin comer en beneficio de otro (57% en abril), 55% rebusca los alimentos en lugares no convencionales (67 en abril), y 71% consume alimentos no usuales (70% en abril).
El monitoreo ocurrió en un contexto en el que, entre abril y agosto, el costo de la Canasta Básica Alimentaria se incrementó en promedio 23,6% al mes; el valor de las cajas con alimentos racionados de los Comités Locales de Abastecimiento se incrementó 1,5 veces; la Encuesta Nacional de Hospitales evidenció una escasez de 94% de fórmulas lácteas; y el hospital J. M. de los Ríos reportó un incremento de 260% en el ingreso de niños con desnutrición severa con respecto al año anterior.