ALFREDO CORONIL HARTMANN: JUICIO FRENTE A MI MISMO


“Quien quiera ir a votar, que lo haga. Es su pleno derecho. Y así sea una farsa, tranquilizará su espíritu en estos tiempos terribles. Pero que el novelista no me joda: yo lo haré o no lo haré bajo el imperativo de mi conciencia. Y esa, limpia de toda mácula, no se rendirá ni al tartufismo ni al fascismo reinante. ANTONIO SANCHEZ-GARCÍA”
“…en Venezuela se ha perdido una gran batalla en el campo ético y en nuestra búsqueda de la Misión. Jugar el juego del narco-régimen nos hace más parecidos a ellos, niega el sentido último de nuestra lucha, que es la de ser una sociedad digna, de gente honesta y amante de la democracia y de la libertad GUSTAVO CORONEL”

Desde que el mercadeo sustituyó a la verdad objetiva, el léxico al conocimiento -o la apariencia del conocimiento tras un instrumentalmanido y efectista, al reto intelectual del aprendizaje y su asimilación armónica- la decadencia del pensamiento occidental se ha hecho inexorable. Vivimos por desgracia una época menguada y pedestre, bastante cursi y frívola. Característica esta última particularmente asentada en Venezuela.

Si aceptamos estas muy dolorosas realidades, entenderemos con menor esfuerzo nuestro errático y autodestructivo acontecer, signado por la estulticia y la improvisación.Así hoy, en las vísperas de una “elección” en la cual todo es falso o viciado de falsedad, vemos y sentimos la manipulación de la conducta del público (la opinión pública debería suponer alguna valoración racional) sin ningún escrúpulo o pudor. Al extremo de que el silencio, una omerta de filiación mafiosa, se propaga entre los mas calificados estudiosos de la ciencia política y todo parece conducir al alea, al azar, que arrastrarán no obstante unos treinta millones de destinos personales y familiares.

Dos amigos, muy respetados y queridos, de muy diversa formación e inquietudes, el experto petrolero e Ingeniero Geólogo Gustavo Coronel y Antonio Sánchez García, humanista integral, Doctor en Historia y en Filosofía, atenazados por los mismos demonios que me llevan -con gran esfuerzo a escribir estas líneas- abren el postigo de sus almas y nos permiten descubrir a muchos, los mismos verdugos que nos perturban a todos aquellos que creemos en valores, principios y en una razón superior que nos obliga y condiciona.

No tiene ningún sentido que repita -por enésima vez- las razones jurídicas, políticas, diplomáticas, históricas, morales y éticas por las cuales las falaces elecciones regionales, son un sin sentido y un disparate, que puede resultar muy costoso. Lo he hecho en todos los medios de comunicación a mi alcance, desde que el régimen, via CNE o el propio incunable “presidente” convocaron, a través del espejismo de la sedicente “Asamblea Nacional Constituyente”, la supuesta justa electoral. Dicen los croupier cuando ya las fichas están colocadas en el tablero con fría sonrisa: les jeux sont faits, rien ne va plus, es decir las apuestas están hechas, nadie mas juega, la suerte está echada. El símil -aún para un enemigo jurado de los juegos de azar, como yo- es pasmosamente idéntico a la irresponsable actitud de una clase política que confía al albur el porvenir de Venezuela. Puestas así las cosas, el dilema mortal o moral, se coloca en el plano de los valores de cada individuo, así que la decisión que cada uno tome, será una escogencia frente al espejo, frente a si mismo, a su complementario -como diría Antonio Machado- que anda siempre contigo y suele ser tu contrario.

Yo no votaré, cada cual asuma su responsabilidad como la entienda y como la sienta. No llamo a nadie a acompañarme.

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