Pérez Jiménez cabalga de nuevo
por
Domingo Alberto Rangel
Twitter: @DomingoAlbertoR
A sesenta años de la huida que marcó el derrocamiento de su gobierno el general Marcos Pérez Jiménez emula mejorando al Cid Campeador y comienza a ganar batallas después de muerto.
Aclaro porque la bobería abunda que ni yo ni mi familia tenemos nada que agradecerle a quien gobernó tres años en comandita con Rómulo Betancourt, cuatro bajo la supuesta batuta de Delgado Chalbaud y finalmente seis en solitario.
De niños mi hermana Beatrice y este servidor no sabíamos cómo era nuestro padre hasta que tuvimos la edad para viajar desde Caracas hasta la Penitenciaría de San Juan de los Morros donde nuestro progenitor estaba preso. Su delito era ser adeco, diputado al Congreso disuelto por Pérez Jiménez y haber reingresado al país para enfrentar la dictadura. Los diez años en los que Pérez Jiménez fue el “pole position” de la política mi padre los pasó entre escondido, preso o exiliado.
Los medios de la época jamás publicaron declaraciones de nuestra madre, reclamando entre lloriqueos y gemidos, que ni mi hermana ni yo la dejábamos dormir, despertándonos a preguntar ¿Dónde está mi papá? Eran tiempos más serios y la joven Consuelo demostró una entereza diferente a la de algunas esposas de los presos del siglo XXI.
Sin embargo de igual manera acepto por respeto a los hechos que el venezolano común jamás vivió mejor que en tiempos de Pérez Jiménez cuando el bolívar se acuñaba en plata y formaba parte de las reservas internacionales de muchos países. Cuando el venezolano común tuvo el mejor Sistema de Justicia que jamás hemos tenido y la inseguridad no existía salvo para los acérrimos opositores.
Cuando se esperaba que Venezuela alcanzaría el desarrollo en veinte años y en algunos aspectos ya lo era. Cuando acabábamos de inaugurar la primera autopista al sur del Río Grande. Cuando teníamos en funcionamiento el primer reactor nuclear en Sudamérica y a nuestro país venían inmigrantes europeos a hacer trabajos humildes porque Venezuela era considerada un paraíso y el general Pérez Jiménez, en plan de primer mandatario y “Presidente Constitucional”, como en prosa adulante y falseadora de los hechos se añadió a la letra de una canción de moda en esos años.
Pero no es el Pérez Jiménez de los grandes hoteles, autopistas, teleféricos y estadios quien cabalga de nuevo en estos años azarosos. Es un Pérez Jiménez idealizado por no decir mendaz, a quien proponen, no cómo ideal a seguir, sino cómo plataforma para un imposible golpe militar inspirado en el mandatario nacido en Michelena, estado Táchira. La situación no da para eso, veamos.
Es una constante en nuestra sociedad que no pocas veces peca de perezosa, el que en cada escalada de las dificultades… aparezca la imagen de Marcos Evangelista Pérez Jiménez como modelo que proponen quienes desde trastienda atizan el fuego y sonsacan militares.
Así fue durante el Puntofijismo y hasta los borrachitos que se negaban a pagar lo bebido, camino a la policía gritaban para darse ánimo “viva Pérez Jiménez”… tenían razón… en tiempos del dictador hasta los obreros podían beber whiskey escocés los viernes –y pagarlo al cantinero- como atestigua una carta del Che Guevara, desaconsejándole a la izquierda vernácula irse a montar guerrillas.
Quienes hoy día refrescan la memoria de Pérez Jiménez y no me refiero al amigo y periodista Miguel Salazar quien por coincidencia acaba de publicar algo al respecto y tampoco a un funambulesco partido de jóvenes perezjimenistas que antes que el poder lo que buscan parece ser llamar la atención o al presidente Maduro que también menciona la dictador… sino en general a quienes aprovechan que medios y periodistas incapaces de reconocer el gran error conceptual que fue montar guarimbas en las zonas de la clase media… como táctica paramilitar para protestar ante un gobierno que tiene al menos el ochenta por ciento del poder en sus manos… y a continuación, fracasado lo que iba a fracasar, en vez de pedir excusas por el grave error dedican ahora programas y columnas a rememorar a Pérez Jiménez como un gran nacionalista, que lo fue, por cierto, pero en otros tiempos muy distintos.
La historia nuestra está llena de páginas redactadas a la luz de los peores rencores y ello explica que los dos Presidentes que mejor administraron los haberes públicos estén descritos como si fuesen bichos: Me refiero a Juan Vicente Gómez y a Marcos Pérez Jiménez.
La historiografía y las cadenas nacionales del chavismo que manipula los hechos a conveniencia, prefieren rendir homenaje a un Presidente botarate, disparatado y que ya desde su convalecencia valenciana, antes de la llegada triunfal a Caracas… había traicionado a los recios andinos que le acompañaron desde Cúcuta… me refiero a Cipriano Castro… antes que a otro Presidente que pagó la deuda de su compadre, y junto a uno de los equipos ministeriales más sólidos que ha tenido la república organizó la administración, incluyendo las Fuerzas Armadas al punto que el ejército que tanto ensalza Nicolás Maduro es heredero de Gómez y no del Libertador que nunca organizó un cuerpo militar permanente.
Sin embargo hay algo que desbanca a quienes promueven un golpe supuestamente nacionalista y perezjimenista: Es la situación actual de nuestras FANB.
Los militares de Pérez Jiménez eran lo más granado de la Academia Militar que se enfrentaban a los incultos generales y coroneles “de chopo”… fueron nacionalistas porque el mundo de la Guerra Fría lo fue… dedicaron ingentes presupuestos que ahora no los hay, a modernizar la infraestructura del país y tampoco tenían las astronómicas deudas que los bolivarianos han contraído… tampoco se podía decir que estaban politizados en el sentido partidista y politiquero como ahora que en cada oficina más que “Arreazas” –chiste de Andrés Eloy Blanco- lo que se encuentran pero como mandamases son… militares.
Nada, lo que venga después de este trance debe ser un gobierno que respete a los militares que sean merecedores de respeto… pero civil.