En política y la guerra no hay espacio para sutilezas. Tanto como que los subcampeones no arrastran la medalla de plata con el mismo orgullo de una competencia olímpica.
En ambas, la victoria no tiene disyuntivas ni dilemas. Necesario es vencer.
Eso tiene explicación. En ambas, se va la vida. El futuro de las generaciones venideras en la política y en la guerra, la vida. Como contrapartida de esos eventos de la humanidad, una derrota lleva a la destrucción de una nación y a la muerte del combatiente.
Por eso no se puede hacer concesiones en ambas. Las derrotas tienen nombres y apellidos por más argumentos que se esgriman, por mucha dialéctica y razonamientos. Estando el futuro astillado y fragmentado en el suelo, y el reguero de cadáveres y heridos dispersos frente al campo de batalla, las quejas son inútiles.
Los responsables deben asumir su responsabilidad en todos los niveles.
Repito, en la política y la guerra no hay espacio para las sutilezas. Después de los resultados, la crudeza y la severidad son necesarias. Hablamos de muertos, heridos, presos, exiliados, la diáspora, el futuro. No hay espacio para pasarle la mano por la cabeza a Henry Ramos, para consolar a Julio Borges, para reconfortar a Leopoldo, para entregarle un pañuelo a Manuel Rosales ni para palmear a Henri Falcón.
Es un momento de unidad en la derrota, pero también para rendir cuentas. Algunas cabezas tienen que rodar.
Romanos, japoneses y alemanes en sus mejores tiempos, se cortaban las venas, se hacían el harakiri o se empujaban sin respirar la ampolla de cianuro. En Venezuela no se pide tanto como para que se guinden en la alcayata del chinchorro desde el cual recibieron los números del día de ayer o se vuelen la tapa de los sesos detrás de la letrina. Pero, al menos una autocrítica publica vendría bien. Un _mea culpa_ y al final una renuncia sería tolerable. Pero…
Fíjense una perla con la que va a terminar de enterrarse la coalición opositora materializada en la *MUD*. No reconoce los resultados del día de ayer y anuncia un *FRAUDE*. Resulta que la cadena de custodia del 100 % de las actas, necesaria para consolidar y sustentar el expediente del fraude no está garantizada. Ni siquiera en un 40 %. Fallamos nuevamente en lo mismo de siempre, en la estructuración, instalación y consolidación del padrón electoral. Eso que llaman la maquinaria. Los testigos no cumplieron. Otra guinda más para la larga cadena de errores de la *MUD*, rematada con la derrota de anoche anunciada por el *CNE*.
Cuando Liliana Hernández reconoce en Unión Radio que, en Miranda, Miranda, si…Miranda, la joya de la corona, que solo el 30 % de los testigos aparecieron, la pregunta obligada es ¿Cómo van a fundamentar la denuncia del fraude sin la garantía de los números? Sin el 100 % de las actas.
Engañaron a los electores de antemano, cuando indicaron que el 100 % del padrón electoral estaba conformado a nivel nacional.
Yo recuerdo haber leído en varios chats del WhatsApp a muchos responsables de la logística electoral (entre la cual estaba incluida el traslado de las actas y la seguridad conformada por un Plan Republica paralelo) indicar que eso estaba chévere, perfecto, pulido y ensayado.
Ratifico, no es el momento de sutilezas. Eso está bien para los venezolanos de la base, los verdaderos engañados que deben pasar por las cinco etapas del duelo. 1.- La negación. Eso debemos hacerlo rápido. Ya en la medianoche del 15Oct deberíamos haber superado eso. 2.- La ira. Debemos arrecharnos bastante, hasta el límite. 3.- La negociación con nosotros mismos sobre hasta donde debemos conceder en una nueva oportunidad, 4.- La depresión que también debe ser rápida y, 5.- La aceptación del hecho con un gran margen de aprendizaje de cara hacia el futuro.
Este es un momento para la depresión del ciudadano, del desaliento de la mayoría, el desconcierto de las masas y las bases, de leer a Gandhi y Pablo Coelho, oír música asertiva y terapéutica para sustraerse un poco del coñazo, pero para quienes tuvieron la responsabilidad de encabezar algo, de frentear algún compromiso durante la jornada electoral y de liderizar alguna responsabilidad el *15Oct* es el momento de rendir cuentas ante los venezolanos.
No estaría demás que los lideres manejaran la idea de renunciar después de hacer un _mea culpa_ público y, como consecuencia del acto de contrición le dieran paso a la verdadera unidad opositora en torno a un plan viable, una línea estratégica definida y un liderazgo único.
Sería bueno que dejaran a un lado la soberbia y la arrogancia, y asumieran públicamente su responsabilidad en el error y la pifia, más allá de un *“Lo intentamos”*.
Es el momento de rendir cuentas.
Y la cuenta es ante todos los venezolanos. Ante quienes votaron y también ante quienes no votaron alertando de este *FRAUDE* con bastante anticipación.
Eso sería suficiente en descargo de un odioso pero necesario *“te lo dije”*.
En la guerra y la política no hay espacio para sutilezas.