Pagar 40 por un billete de 20: El negocio de vender efectivo en Venezuela
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Una mujer sostiene un fajo de bolívares en un mercado en Rubio, Venezuela. (Reuters)
Imagine que para obtener un billete de 20 euros tuviera que desembolsar 40. Varias razones hacen que manejar efectivo en Venezuela sea a la vez un lujo, una necesidad y un negocio muy lucrativo
Un billete con el rostro del presidente Nicolás Maduro en un mercado de Caracas, Venezuela. (Reuters)
Imagine el lector por un momento que, para obtener un billete de 20 euros, tuviera que desembolsar 40. O que para disfrutar de un café con leche y una tostada, el único modo de pagar pase por pedir prestado un teléfono analógico, llamar a un amigo y que éste haga una transferencia bancaria a la cafetería en cuestión. O que en un mercado le ofrezcan el mismo producto a dos precios distintos según pague con tarjeta o en metálico. Distintas razones hacen que manejar efectivo en Venezuela sea, a la vez, un lujo, una necesidad y un negocio muy lucrativo, especialmente en las zonas alejadas de la capital.
A pesar de ser plena mañana en Caicara del Orinoco, en el comercio chino de la avenida Caroní los empleados despachan a través de pequeña ventana, detrás de un portón y una reja. En la acera de enfrente los negocios no tienen esa medida tan extrema, pero sí atienden a través de las rejas que antes cumplían una función meramente de cierre. Una panadería ofrece únicamente una decena de panes. No hay ni siquiera jamón york para completar y hacer un bocadillo. “Se lo llevaron todo”, dice el dependiente. Al otro lado del mostrador-reja, un cliente completa la frase: “Se lo llevaron todo en los saqueos”.
Caicara del Orinoco es la capital del municipio Cedeño, en el estado Bolívar, al sureste del país. A principios de enero hubo saqueos en una veintena de comercios. José Dauhare, presidente de la Cámara de Comercio de Cedeño explica los motivos: “Los puntos (datáfonos) no servían y los comerciantes estaban pidiendo comprar en efectivo, pero no aceptaban billetes de baja denominación. Así fueron varios días y la gente sin poder comprar nada. Y estalló todo”.
Ha pasado mes y medio y las condiciones en las que se dieron los saqueos no han cambiado.
Ha pasado un año desde que El Confidencial publicó un artículo con este mismo titular. Desde entonces, la situación no ha hecho sino empeora
El hambre acucia después de todo un día en carretera, así que buscamos qué comer de almuerzo-cena. Encontramos un sitio abierto y con un cartel grande en la puerta que nos atrae: “Hay punto”. Es una arepera (un establecimiento de comida rápida tradicional). Empezamos a salivar y a elegir rellenos. Serán cuatro ‘arepas’, una botella de agua y tres refrescos. Nuestra fantasía gastronómica se desploma en el instante que la dependienta nos dice las dos frases más temidas. “El punto no funciona. Tienen que pagarme en efectivo”.
Cantv, la red de telefonía nacional, está caída en la zona. La señal de Movistar y Digitel también, y sólo se puede llamar a través de Movilnet, y con dificultades. No hay internet, wifi o datáfonos activos. La única red que funciona es la de la confianza ciega. Le convencemos de pagar por transferencia, un movimiento que no verá en su cuenta hasta dentro de tres días, cuando terminen los festivos. Cuando el grupo estará ya bien lejos de Caicara.
Sólo uno de nosotros tiene un teléfono con Movilnet. Es de esos viejos, con los que solo puedes llamar y mandar mensajes. Toca llamar a alguien en Caracas que sea de confianza, explicarle la situación a gritos porque apenas se oye, pasarle los datos después de pelear con un teclado que habíamos olvidado hace años y que pague los 710.000 bolívares que costó todo. Tres euros al cambio en negro.
710.000 bolívares son 7 billetes de 100.000 y uno de 10.000. No es tan fácil conseguirlos. Los cajeros automáticos dan un máximo de 10.000, 20.000 al día en algunos casos. Y las colas, en cualquier parte del país, son enormes. En Puerto Ordaz (capital del estado Bolívar), en un conocido centro comercial, donde más gente se apila es en los tres bancos que hay. Pagar con suelto algo tan cotidiano como el autobús, el metro o un café, es una tarea casi imposible.3
En la falta de efectivo intervienen varios factores, entre ellos, el cono monetario y la hiperinflación. El economista Omar Zambrano cuenta que “tiene que ver con la capacidad del Banco Central de Venezuela (BCV) de importar y crear especies monetarias. Trabajan a media máquina por las limitaciones para importar los insumos para los billetes. No hay producción de billetes al rtimo que se requiere y, por otro lado, el proceso hiperinflacionario hace que la necesidad de tener más billetes crezca cada día”.
En diciembre de 2016 se anunció de un día para otro la salida de circulación del billete de 100, el de mayor denominación hasta el momento. También la emisión de nuevos billetes (de 500 a 20.000), pero mientras se mandó recoger los viejos, los nuevos no aparecían por ningún lado. La medida causó disturbios con varios fallecidos en distintas zonas del país. Maduro la revocó, y desde entonces ha prorrogado 13 veces el billete. Los nuevos no aparecieron sino meses después.
El billete de más alta denominación es el de 100.000 bolívares. Con él solo se pueden comprar alrededor de 6 huevos
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que el cambio del cono monetario “llegó tarde, se debió haber hecho en 2012, sobre todo en un país con un problema de inflación crónica y que ahora pasa a hiperinflación. Los billetes y monedas se quedan cortos frente a las transacciones”.
Así, dice Oliveros, el problema es de doble ámbito: “No hay suficiente billete adecuado para el nivel de transacciones y los precios y los billetes que están se han quedado desfasados para el nivel de la economía”.
Los datos de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, dan que la inflación en enero pasado fue de 84,2%. Ecoanalítica la estima en 90,6%. Según Tortino Capital, la inflación acumulada de este año podría superar el 10.000%. El BCV no da cifras oficiales desde 2015.
Para hacernos a la idea de cómo funcionan el desfase y la inflación, veamos un ejemplo. El billete de más alta denominación es el de 100.000 bolívares. Con él, en el momento de escribir estas líneas, solo se pueden comprar alrededor de 6 huevos. Pero además, cada día se necesitan más billetes para comprar lo mismo. El huevo que en noviembre costaba 2.000 mil bolívares, ahora cuesta 16.000. Se necesitan 8 veces más billetes para el mismo producto en un lapso de dos meses.
Un venezolano busca productos en un refrigerador en un supermercado en San Cristóbal, Venezuela. (Reuters)