El Tribunal Supremo de Brasil da luz verde a la entrada en prisión de Lula da Silva
Lula da Silva deberá ir a prisión tras la decisión del Supremo de Brasil
♦ El Supremo Tribunal Federal (STF) ha decidido no conceder el Habeas Corpus solicitado por la defensa del líder petista
♦ Manifestaciones masivas en Brasil ante el “juicio final” de Lula da Silva
Quien fuera el presidente más querido de Brasil, el que sacó a 35 millones de pobres de la miseria y al que Barack Obama llegó a definir como “el mandatario más popular del planeta”, también será recordado por ser el primer ex jefe del Ejecutivo brasileño en entrar en prisión. A partir del próximo 10 de abril Luiz Inácio Lula da Silva puede ingresar en la cárcel para cumplir la sentencia de doce años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero relacionado con la operación Lava Jato, el mayor escándalo de corrupción en la historia del país.
El ex presidente fue acusado de haber recibido de la constructora OAS un apartamento en la playa de Guarujá a cambio de haber intercedido para que la empresa cerrara tres contratos con la semiestatal Petrobras. Sus abogados todavía pueden recurrir la condena al Superior Tribunal de Justicia (STJ) y después al Supremo Tribunal Federal (STF). Pero el líder del Partido de los Trabajadores (PT) tendrá que esperar la sentencia definitiva entre rejas.
El resultado ajustado de 6 votos en contra frente a 5 a favor de los magistrados del STF fueron los que dieron luz verde a la próxima entrada en prisión del ex mandatario. Este miércoles la Corte Suprema de Brasil votaba si concedía un Habeas Corpus a Lula da Silva que le permitiera esperar la sentencia definitiva de los tribunales superiores en libertad. La presidenta del STF, Carmen Lúcia, fue la responsable del desempate y su veredicto final fue no concedérselo.
El “juicio final”, como lo llamaron algunos detractores del ex presidente, duró más de diez horas en las que cada magistrado ofreció una larga argumentación sobre su parecer para defenderse de posibles críticas. Nunca antes el Supremo Tribunal Federal había recibido tanta presión de la sociedad, del Poder Judicial e incluso del propio Ejército, con generales como Luiz Gonzaga Schroeder, que llegó a amenazar con una intervención militar si Lula da Silva no fuera preso.
Las alegaciones de los magistrados fueron representativas de la fractura que vive Brasil en relación a la prisión de su ex presidente. Los que se mostraron en contra de conceder el Habeas Corpus quisieron dejar claro que no sucumbían “a los anhelos de una sociedad punitiva que se encuentra en clima de histeria”, dijo Edson Fachin, juez responsable de la operación Lava Jato en el Supremo. Su compañero Luis Roberto Barroso dijo que también votaba en contra porque “el sistema funciona muy mal” y mantener la prisión en segunda instancia del condenado podría ayudar a “acabar con el pasado de impunidad que nos caracteriza”.
El magistrado Ricardo Lewandowski, que defendió con fervor la concesión del Habeas Corpus dijo que los especialistas tendrían que analizar en el futuro lo que sucedió el miércoles: “Es el día en el que la Corte Suprema ha colocado el sagrado derecho a la libertad en un escalón inferior al derecho de la propiedad”. Su colega Marcos Aurelio Mello, también favorable a mantener en libertad al ex presidente retrató a la sociedad brasileña: “Nadie está a favor de la corrupción, pero lo que le pasa a nuestra sociedad es que está tan indignada que le sacaría las vísceras, la sangre y pondría en el paredón a todos los acusados, con proceso o sin proceso, simplemente por ser acusados”.
Nuevo rumbo electoral
Con este veredicto el STF no sólo ha acelerado la entrada en prisión del ex presidente, sino que ha marcado un nuevo rumbo para las elecciones presidenciales que se celebran el próximo mes de octubre. Hasta ahora el favorito de los comicios era propio Lula da Silva, y aunque el petista ha asegurado que se mantendrá como candidato incluso desde la cárcel, sus posibilidades de éxito sin minutos de televisión y sin contacto con el público -su punto más fuerte- se reducen drásticamente tanto para él como para un posible sustituto de su partido.
El segundo predilecto de los brasileños para ganar en 2018 sería el conservador y ultraderechista Jair Bolsonaro (PSL). Pero la entrada en prisión de Lula tampoco le beneficiaría porque su campaña hasta ahora se ha basado en presentarse como el alter ego del petista. Con Lula en la cárcel y por tanto fuera de juego, Bolsonaro se queda sin el principal enemigo sobre el que sostenerse.
Con la prisión del ex presidente también se espera que algunos pre candidatos indecisos que temían un cara a cara con el petista ahora confirmen su participación en los comicios. La izquierda brasileña tendrá que repensar su estrategia, ya que al perder a su principal candidato, puede tomar fuerza la idea de un Frente Amplio de Izquierdas que una a diversas siglas progresistas en una sola candidatura.
El Partido de los Trabajadores es el principal afectado por el veredicto del Supremo. La decisión de los magistrados cayó como un jarro de agua fría entre los petistas que confiaban en la libertad de su líder. La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, recordó en diversas ocasiones que la concesión del Habeas Corpus era un derecho fundamental para mantener la presunción de inocencia que defiende el artículo V de la Constitución: “Ningún preso debe considerarse culpable hasta el tránsito en juzgado de una sentencia penal condenatoria”.
Desde el PT entienden que la decisión del STF “vulnera la Constitución de 1988” . Los lulistas sienten confirmada su teoría de que el ex presidente sufriría un juicio político, una sentencia injusta con pruebas insuficientes, y una condena que tendría como objetivo evitar una posible victoria en las elecciones de octubre y “concretar así el golpe de estado que sufrió Dilma Rousseff”, dijo una vez mas la presidenta de la sigla tras conocer la sentencia del Supremo.
Las calles comedidas
El resultado se supo pasada la medianoche (horario de Brasil) pero no impidió que se escucharan bocinazos y caceroladas en algunos barrios de Sao Paulo que celebraran la decisión del STF. Sin embargo, las grandes manifestaciones tanto de los seguidores como de los detractores de Lula no se impusieron como era previsto.
En Brasilia los lulistas y anti lulistas se vieron las caras a lo largo del día en los alrededores de la sede del Supremo Tribunal Federal pero más allá de las caras de alegría de unos, y las lágrimas de los otros, no sucedieron altercados llamativos. Las agresiones que cabía esperar tras el clima de violencia de los últimos días no se produjeron.
El Partido de los Trabajadores (PT) y los movimientos sociales que lo sustentan como el Movimiento Sin Tierra (MST) o el sindicato de la Central Única de los Trabajadores (CUT), tienen previstas varias movilizaciones para este jueves, y aseguran que continuarán a lo largo del fin de semana, pero por ahora no hay horarios confirmados.
Próximos pasos
Los abogados del ex presidente aseguraron que presentarán un segundo recurso al Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF-4) antes del 10 de abril. El pasado 26 de marzo este tribunal ya rechazó los embargos de declaración que había enviado la defensa de Lula, y se da por hecho que también rechazará estos últimos ya que no tienen posibilidades de modificar la sentencia.
Una vez que el TRF4 rechace la nueva apelación de la defensa -podría ser el mismo 10 de abril- enviará un oficio al juez federal Sergio Moro, quien condenó a Lula en primera instancia, para que se encargue de solicitar a la Policía Federal el mandato de prisión del ex presidente. Por lo tanto se prevé que a partir del 10 de abril Luiz Inácio Lula da Silva ingrese en una cárcel de Paraná, el estado en el que se le juzgó en primera instancia.
Según informaciones de la Folha de Sao Paulo, la Policía Federal de Paraná considera el Complejo Médico Penal de Pinhais, también conocido como el presidio de Lava Jato, como el lugar idóneo para recibir al ex presidente. En esta cárcel Lula se encontraría con antiguos aliados como el ex tesorero del PT, Joao Vaccari, o el gobernador de Rio de Janeiro, Sérgio Cabral. Pero la Policía Federal se plantea medidas de aislamiento específicas para mantener la seguridad de quien fue “el hombre más popular del planeta”.