Los líderes de las siete potencias mundiales se reunirán en el Manoir Richelieu, un famoso complejo turístico de la población de La Malbaie (Quebec), este viernes 8 y sábado 9. Según cifras oficiales, el gobierno de Canadá ha contemplado 605 millones de dólares canadienses (unos 400 millones de euros) en gastos relacionados con la presidencia del G7; la mayor parte del monto tiene que ver con seguridad, infraestructuras y servicios para la cumbre. Un detalle olfativo no ha pasado desapercibido para que dignatarios como Emmanuel Macron, Angela Merkel y Theresa May se lleven el mejor recuerdo de este evento; también para que las narices de Justin Trudeau y Donald Trump no se vean importunadas al momento de limar asperezas tras las recientes tensiones comerciales entre sus países.
La Terre de chez nous, el diario de la Unión de productores agrícolas de Quebec, hizo pública la noticia el pasado miércoles. La dirección para Charlevoix –región donde se llevará a cabo la cumbre del G7– del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de Quebec solicitó en un mensaje a los presidentes de los sindicatos y a los consejos de administración restringir el uso de estiércol y purines en los campos del 1 al 9 de junio, con el fin de limitar los malos olores. “Solicitamos su colaboración para que la estadía de nuestros huéspedes sea agradable y positiva. Para ello, todos los elementos de hospitalidad son de una importancia significativa”, aparecía en el texto. El problema es que el mensaje fue enviado por error a todos los agricultores y varios de ellos han criticado la sugerencia.
En entrevista con el periódico Le Soleil, Jacynthe Gagnon, representante de la Unión de Productores Agrícolas de Quebec y propietaria de tierras en Charlevoix, explicó que, debido a factores climáticos, las actividades de cultivo comenzaron en diversas zonas a finales de mayo, por lo que varios productores han enfrentado retrasos para regar los campos con el material orgánico. Sin embargo, Gagnon confía en que los trabajos con estiércol y purines puedan concluir unos días antes del inicio de la cumbre.
El tema llegó incluso a la Asamblea de Quebec. André Villeneuve, diputado del Partido Quebequense, manifestó el jueves pasado su inconformidad ante Laurent Lessard, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación. “El planeta no deja de girar por la reunión del G7. La solicitud del ministerio es injustificada”, expresó Villeneuve. El diputado de la oposición subrayó que esto puede poner en riesgo un porcentaje de la producción de los agricultores de Charlevoix. “Estas personas se levantan muy temprano y se van a la cama cuando se pone el sol. Creo que merecen respeto. Y las comidas que serán servidas en la cumbre del G7 no salen de la nada. Son los agricultores quienes producen estos alimentos en parte gracias a la fertilización de los campos”, añadió Villeneuve. El escenario del encuentro del G7 destaca por sus paisajes, aunque existe la posibilidad de que los mandatarios se lleven un recuerdo olfativo poco placentero.