EL REGALO DE LA REALIDAD
por
Cristina Riera García
Mientras leía una de las maravillosas narraciones de Roger Vilain sobre la sorpresiva maravilla de la realidad, me sobrevino un recuerdo que era símil de sus palabras.
Pasamos la vida buscando un algo inalcanzable, un amor que nos plene y descubra en nosotros todo lo maravilloso que llevamos dentro, sin percatarnos que la realidad nos brinda un tanto o mucho de eso a cada instante.
Y me fui a vivir aquel momento, yendo muy temprano a la universidad en Caracas, desde el Cafetal hasta Los Chaguaramos; y en el trayecto cruzando de la Avenida Principal de Chuao hacia la Río de Janeiro, me topaba con el amor… ¡sin saberlo!
El sol recién nacido me besaba y mis mejillas se encendían, tímidamente pletóricas, recibiendo aquel beso, mientras mis ojos se llenaban de trasnochadas estrellas en descarada competencia de brillo con el sol; y ante mí, él, un galán fornido, recio y bien plantado de nombre Ávila, que abría sus brazos para recibirme y cobijarme, y juntos hacíamos una comunión de fortaleza.
Así llegaba yo a aquellas aulas, hoy añoradas, y recuerdo transitar el largo pasillo con el gesto de la mayor enamorada, arrogante y distraída a la vez, esquivando seres humanos comunes, silvestres, que no percibían el amor; mientras iba yo a luchar contra la ilegalidad del profesor de Derecho, con mi mente soñadora a escaparme en espíritu del resacón de los porros de la profesora de Política, a brillar junto a la magnética profesora de Inglés y a intentar que el amor me dejara espacio para la humareda del tabaco del profesor de Economía.
A ese amor mío nadie lo veía, sólo yo, celosamente disfrutaba de él. Ese amor, como tantas otras cosas maravillosas, me lo regaló la realidad, ¡aún sin saberlo!
¿Quién es Cristina Riera García?
Nació en Madrid y vivió en Venezuela.
Ahora de vuelta en España, en Granada desde hace trece años.
Licenciada en Estudios Internacionales, Docente universitaria,
Correctora ortotipográfica, Facilitadora y Consultora Online.
Excelente como siempre mi querida Cristina. Tu narrativa me trasladan a espacio y momentos que el corazón añora. Un beso y abrazo enerme
Excelente mi querida hermana, me emocionantes, tu sensibilidad me impresiona gratamente
Gracias por tu comentario, mi hermano querido. Recibe un abrazo.
excelente Yara… pues yo gozo descubriendote!…y me parece hacer tu recorrido y encontrarme con tu galan…aunque nunca estudie en esa gran casa de todos… un abrazo!
Cristina; ese gigante amable que acobija los sueños de nosotros caraqueños, nos acompaña en está distancia eterna