El recuento de espermatozoides continúa su caída en picado en el mundo occidental

R. I.

 

El recuento espermático se redujo en un 59,3% entre los años 1973 y 2011 en los varones de Europa, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.

El recuento de espermatozoides, esto es, el número de espermatozoides que se encuentran en un mililitro de semen, está considerado a día de hoy como el mejor parámetro para medir la fertilidad masculina. Un recuento que, aun en caso de ser elevado, tampoco ‘garantiza’ la concepción. Y es que también deben tenerse en cuenta otros factores, caso de la motilidad de los espermatozoides –de poco sirve que sean muchos si no se mueven–. Además, la concepción es cosa de dos, y tanto la mujer como el varón tienen que ser fértiles. Sea como fuere, un bajo recuento sí compromete, e incluso anula, la capacidad del varón para concebir un bebé. Y en este contexto, un estudio internacional dirigido por investigadores de la Facultad de Salud Pública Hadassah Braun de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) alerta de que el recuento espermático de los varones occidentales continúa su caída en picado, para un descenso total acumulado de un 59,3% en el periodo 1973-2011.

Como explica Hagai Levine, director de esta investigación publicada en la revista «Human Reproduction Update», «dada la importancia del recuento espermático para la fertilidad masculina y la salud humana, nuestro trabajo es una llamada de atención urgente para que los científicos y autoridades sanitarias de todo el mundo investiguen las causas de este descenso acusado y continuado en el recuento de espermatozoides y, así, poder prevenirlo».

Menos espermatozoides

Que el recuento de espermatozoides está cayendo se sospecha ya desde hace mucho tiempo. De hecho, el primer estudio que avisó de la situación data de 1992. Sin embargo, y dado que la metodología empleada en aquella época no era, en opinión de la clase científica, tan ‘precisa’ como la actual, quizás generó una alarma innecesaria por exagerada. Entonces, ¿cómo ha evolucionado realmente este parámetro de la fertilidad masculina?

Para responder a esta pregunta, investigadores de España, Brasil, Dinamarca, Estados Unidos y Brasil han analizado cerca de 7.500 estudios y se han centrado en las evidencias alcanzadas en 185 publicados entre 1973 y 2011. Y de acuerdo con los resultados, la concentración de espermatozoides y el recuento espermático se han reducido en, respectivamente, un 52,4% y un 59,3% en Europa, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.

“El descenso en el recuento espermático ha supuesto una gran preocupación desde que fuera detectado hace ya 25 años.” Shanna Swan

Es más; como refiere Hagai Levine, «nuestro trabajo también indica que la tasa de descenso en los varones occidentales no se está aminorando: la pendiente era empinada y ciertamente significativa incluso cuando nuestro análisis estuvo restringido a los estudios llevados a cabo entre 1996 y 2011».

¿Y en España? Según el investigador Juan Mendiola, profesor de la Universidad de Murcia y uno de los autores de la investigación, «ya en 2012 publicamos un artículo mostrando un posible decrecimiento de la concentración espermáticas en varones jóvenes españoles». Dicho estudio, publicado en «Andrology», mostraba que demuestra que el recuento total y la concentración de espermatozoides habían disminuido en un 38% en los jóvenes del sureste de España en la última década.

Entonces, ¿existe un peligro de que los varones occidentales no puedan procrear? Pues no. O todavía no. El recuento espermático sigue encontrándose muy por encima del umbral de la infertilidad. Pero desde luego, la cifra de varones con problemas de fertilidad es cada vez mayor. Y llegados a este punto, ¿qué ha sucedido en el resto del planeta? Pues que en Asia, África y Sudamérica no se ha observado que se haya producido este descenso –quizás porque la cantidad de estudios realizados en estas regiones ha sido escasa.

Más allá de la fertilidad

Pero, exactamente, ¿cuáles son las causas que explican esta caída en picado en el recuento de espermatozoides? Pues la verdad es que no se sabe, dado que no fue objeto de análisis en este estudio y no se puede establecer una relación del tipo ‘causa y efecto’. Sin embargo, numerosas investigaciones previas han demostrado la existencia de una relación entre el descenso en el recuento espermático y distintos estilos de vida y factores ambientales, caso de la exposición prenatal a ciertas sustancias químicas, la exposición a pesticidas en la edad adulta, el tabaquismo, el estrés y la obesidad.

Como indica Shanna H Swan, co-autora de la investigación, «el descenso en el recuento espermático ha supuesto una gran preocupación desde que fuera detectado por primera vez hace ya 25 años. Y ahora nuestro trabajo muestra que esta reducción es muy acusada y continuada. Además, el hecho de que el descenso se haya observado en los países occidentales sugiere que los compuestos químicos comercializados están jugando un papel causal en esta tendencia».

“Los investigadores defiende la urgencia de promover ensayos clínicos que identifiquen intervenciones preventivas eficaces para contrarrestar esta tendencia negativa mediante modificaciones en los hábitos de vida.”

Sea como fuere, los resultados tienen importantes implicaciones en materia de salud pública. Y es que demuestran que la proporción de varones cuyos recuentos espermáticos se sitúan por debajo del umbral de la subfertilidad o de la infertilidad está creciendo. Pero aún hay más. Estudios recientes han demostrado de que un bajo recuento de espermatozoides se asocia a una mayor morbilidad y mortalidad en el varón. De hecho, este recuento parece reflejar el impacto del entorno sobre la salud masculina, hasta el punto de que los autores consideran que, ‘cual canario en una mina’, podría ser empleado como señal de alarma de serios problemas de salud en los varones. Ya en el artículo de «Andrology» los investigadores españoles defendían la urgencia de promover «ensayos clínicos que identifiquen intervenciones preventivas eficaces para contrarrestar esta tendencia negativa mediante modificaciones en los hábitos de vida».

 

Fuente: abc.es

 

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