La molécula secreta de los ambientadores de hogar
Álex Barredo
Una pequeña innovación química cambió el olor de nuestros hogares para siempre.
En muchos de los hogares ya es algo común. Cada varios minutos, un ligero sonido de líquido siendo exparcido en el salón o en alguna habitación. Se trata de los difusores de ambientador que hacen que la atmósfera de nuestro hogar rescinda de olores propios de la contaminación de la ciudad, nuestras mascotas o del día a día.
Lo suelen hacer con compuestos orgánicos que emiten perfume que enmascaran los olores existentes durante un tiempo, pero existen modelos que simplemente eliminan los olores emitiendo partículas desodorizantes. El más popular de ellos es la beta-ciclodextrina.
Procter Gamble, una de las mayores multinacionales del planeta, descubrió a finales de los 90 una forma concreta para producir este compuesto e introducirlo en los difusores que rápidamente se popularizando en todo el mundo, bajo la hoy conocida marca de Febreze.
Cuando es emitido a presión e inunda la habitación, el agua en el que estas moléculas están disueltos divide parcialmente las partículas que generan olores. Una vez disueltas, quedan atrapadas en el centro de estas beta-ciclodextrinas y ahora, aunque siguen ahí, no son capaces de ser detectadas por nuestro olfato. Nuestros receptores olfativos simplemente no pueden detectarlo.
Atrapa y rodea a las partículas que producen malos olores y nuestro olfato deja de poder detectarlas
Es por eso que el producto tiene que ser constantemente repuesto en el aire que nos rodea si se sigue reproduciendo la emisión de olores que queremos eliminar. A más partículas que provoquen malos olores, más cantidad de beta-ciclodextrina en el aire necesitaremos para bloquearlos. Así pues, sirve para enmascarar temporalmente el problema o atajarlo en situaciones donde no se pueda ventilar de forma cómoda como un baño o una oficina.
Para los olores más fuertes, algunos ambientadores, además de los perfumes conocidos a gusto del consumidor, incluyen también cloruro de zinc (ZnCl2). Esta molécula, conocida desde hace décadas en múltiples facetas de la industria, se difumina en conjunto con otras partículas y compuestos para eliminar los olores azufroso como el presente en algunos alimentos en descomposición.
Purificadores de aire, armas tecnológicas para acabar con los olores