Osmel Sousa, presidente de Miss Venezuela. Fernando Llano AP
Osmel Sousa, que fue por casi 40 años presidente de la Organización Miss Venezuela, ha formalizado su renuncia. El anuncio, formalizado a través de su cuenta de Twitter, ha provocado sorpresa y revuelo. “Realicé muchos sueños, traje muchos triunfos y di alegría a una nación. Hoy decido retirarme de la presidencia de la Organización Miss Venezuela por la puerta grande, por la misma puerta que entré hace casi 40 años”, dijo en su cuenta de Instagram.
Nacido en Cuba, de padres españoles, Sousa vive en Venezuela desde los 13 años, y en este país ha realizado lo medular de su carrera profesional. Al frente del Miss Venezuela desde 1981, bajo su batuta el país adquirió la fama que le han proporcionado sus reinas de belleza, que se han traducido en laureles difíciles de igualar en este tipo de concursos, y que lo han hecho un personaje muy popular: siete coronas de Miss Universo, seis del Miss Mundo, y otras siete en el Miss Internacional.
Bajo su tutela, por primera vez en la historia de estas citas, Venezuela coronó dos tronos del Miss Universo consecutivos, una vez que Dayana Mendoza le entregara el cetro a Stefanía Fernández en 2009. Esta proeza, que no se ha logrado nuevamente, y que era considerada casi imposible de materializarse antes de su concreción, está documentada en el Libro Guinness.
Aunque se trata de un concurso que suele ser visto con desdén en los dominios de la alta moda, el Miss Venezuela, una compañía propiedad del empresario Gustavo Cisneros, ha sido toda una tradición de la cultura popular de este país, una evento que concita enorme interés y que ha registrado altísimos niveles de sintonía.
La proliferación de títulos internacionales de belleza de todo género, bajo la dirección de Sousa, ha expandido una extendida leyenda global sobre la belleza de las mujeres venezolanas, supuesto que muchos ciudadanos de este país asumen como una verdad incontrovertible.
Sousa no informó nada sobre las causas de su retiro. Algunos voceros han especulado que lo hace por motivos de salud: las condiciones para la organización del concurso se han deteriorado claramente en los últimos años, en virtud de las restricciones económicas, y Sousa, de 71 años, no habría podido sobrellevar los niveles de ansiedad en el manejo de las gestiones cotidianas para poder organizarlo como a él le gusta.
Aunque el chavismo no ha tomado ninguna medida directa que imposibilite su organización, es evidente que sus dirigentes tienen un claro desprecio por este tipo de actividades y no le prestan ninguna atención a sus exigencias, como sí sucedía en el pasado.
El Miss Venezuela no ha podido volver a exhibirse en el marco del boato de los grandes espectáculos masivos, llevados a efecto habitualmente en El Poliedro, el domo para espectáculos de este tipo en Caracas, con capacidad para unas 15.000 personas. Con recursos limitados y las estrecheces propias de este momento político, sus últimas entregas se han hecho apretadamente en los estudios televisivos de Venevisión, el otrora poderoso canal de Gustavo Cisneros en el país, que también aqueja los rigores de la decadencia venezolana actual.
Sousa ha sido muy criticado durante todos estos años por someter a las candidatas a un draconiano régimen de acoplamiento estético, que incluye ambiciosas cirugías y exigentes tratamientos para adelgazar. El ejecutivo es hoy jurado del programa televisivo “Nuestra Belleza Latina”, transmitido por la cadena estadounidense de habla hispana Univisión, una de las 5 más grandes de esa nación. Esteban Velásquez y Nina Sicilia, dos ejecutivos de la Organización Miss Venezuela, suenan como candidatos para su sustitución.