Chocolateros de Canadá confirman que el cacao venezolano es el mejor del mundo

 

“Nosotros usamos cacao venezolano para realizar nuestros productos porque es el mejor del mundo, y no lo digo yo, lo dicen las estadísticas”.

“El chocolate es muy caprichoso, hay que prestarle mucha atención y tratarlo con mucho amor para que esté contento y que todo salga bien. El chocolate está vivo, siente lo que tu sientes, si tienes frío él tiene frío, si tienes calor él también. Y es un ingrediente esencial en el amor porque sin chocolate no hay un amor verdadero”.

Foto cortesía EfectRos

Yo llamo a Suiza y pregunto: ¿por qué el chocolate reacciona así? —y dije— tal vez porque el chocolate es como las mujeres, porque ellas dicen a veces que están molestas y uno no sabe el porqué, el chocolate también es así, a veces sale bien a veces no quiere nada con uno”

Por María Alejandra Lacruz Mendoza

Cuando se trata de conseguir el mejor cacao del mundo no hay temperatura glaciar en Montréal que nos detenga. Sorteamos la nieve, los menos 27 grados centígrados y, al llegar, vimos ese pequeño aviso rojo y dorado de “Prime Chocolaterie” que invita a detenerse y disfrutar una experiencia de ensueños en esta provincia francófona de Canadá.

Al abrir la puerta, suena una dulce melodía de campanas, cual trineo de Santa Claus; y al entrar, nos encontramos con una tienda pequeña, iluminada, acogedora, de dos pisos, “bañada” de aromas de chocolate y sonrisas por doquier y, por supuesto, un caluroso: “Bonjour!”.

Foto referencial

Degustando un delicioso chocolate caliente venezolano, empezó nuestro agradable encuentro con Monsieur, Edmond Madfouny, dueño de la empresa y mademoiselle, Karine Boillat-Madfouny, encargada del mercadeo de Prime chocolaterie.

—¿Cómo saber que se tiene el mejor chocolate?

—Hay 2 factores que aseguran que tenemos el mejor cacao: Lo primero es que tenemos el mismo porcentaje de mantequilla de cacao en el chocolate o nos aseguramos de agregarle más mantequilla de cacao para aumentar su calidad y, la segunda cosa, es que cuidamos y eliminamos de las plantaciones infecciones que puedan afectar al producto. En Suiza, tenemos especialistas que van a las plantaciones en Maracaibo, Venezuela, y no dan ninguna oportunidad a impurezas de entrar en los árboles de cacao, las plantas están todo el tiempo en muy buen estado. Se limpian todo el tiempo y con estos factores podemos llegar a decir que tenemos el mejor producto del mundo e, igualmente, por lo que pagamos a quienes trabajan en las haciendas de cacao, a los productores, les damos la oportunidad de vivir con estándares de calidad de vida altos y de mantener sus plantaciones en óptimas condiciones. No quiero mencionar otros que utilizan a los niños y les cortan el pago a los productores y les impiden poder vivir como se debe. Y eso influye en la línea de producción, entonces la calidad no es buena. Pero nuestro concepto es que pagamos bien y tratamos muy bien a nuestros productores para que nuestro producto sea el mejor, de calidad.

Entonces hace referencia al método utilizado para obtener el mejor aroma del chocolate para lo cual, refiere, existen dos formas de lograrlo, una artificial y una manual.

La primera, advierte, con consecuencias imprevisibles, pues para ello se recurre a láser y a productos químicos. La segunda, que es la utilizada por Prime Chocolatier, consistente en la mezcla del cacao por periodos que van de las 48 a las 72 horas, día y noche, “para que se rompan las partículas y eso es muy costoso, pero es nuestro secreto. Nosotros comenzamos con la producción de un excelente cacao con plantaciones sanas, hasta la transformación del chocolate y, lo tercero, es lo que agregamos para mezclar el gusto una fruta seca.

Advierte que el manejo del chocolate es complicado, pues la reacción del mismo es “incomprensible”. Las razones son un misterio pues, “usamos la misma temperatura y los mismos ingredientes en 3 tabletas y la tercera no es la buena y jamás comprendemos por qué.

Cuenta que intrigado por esto, llama a Suiza en busca de una respuesta a la pregunta: “¿por qué el chocolate reacciona así?”.

El intento de respuesta trata de darlo él mismo y sugiere: “Tal vez porque el chocolate es como las mujeres, porque ellas dicen a veces que están molestas y uno no sabe él porqué. El chocolate y la mujer son muy delicados y hay que cuidarlas como se debe. Hay que saber qué no decir y cómo decirlo. Hay que tener paciencia con los dos, con las mujeres y con el chocolate”.

“Monsieur” Madfouny, continúa explicándonos con detalle y pasión, todo sobre su chocolate, mientras pide a su hija hacernos degustar diferentes bombones hechos artesanalmente por su empresa. Así, Karin trae “Pralines”, “truffes” y el “Chocolat Noir Maracaibo 65%”. Entre tanto, degustamos fascinados el primer sorbo de la taza de chocolate caliente sentados en los muebles redondos, rojos, del segundo piso. Y al probar el chocolate “Praline”, sin ser especialistas, somos tocados por la magia del mejor cacao del mundo. Basta que el chocolate se derrita en nuestras bocas para que, a medida que escuchamos a nuestro entrevistado, las sonrisas y expresiones de satisfacción se entrelacen en nuestra amena tertulia.

—Vendemos el mejor chocolate del mundo y el cacao es venezolano. No estamos en la masa que vende un producto que no cuida los estándares de calidad. Nosotros estamos en el top de 15 por ciento de mejores chocolaterías del mundo. Y día tras día, año tras año, nos da el mejor resultado, los productores están muy contentos con nosotros. Si ellos encuentran algo raro en las plantaciones nos llaman e informan: “encontré algo raro en el árbol” e inmediatamente se toma la muestra se envía a Suiza y regresamos con el medicamento. Nosotros usamos cacao venezolano para realizar nuestros productos porque es el mejor del mundo y no lo digo yo lo dicen las estadísticas.

 Venezuela es reconocida internacionalmente por sus playas, sus recursos naturales y por la actual crisis humanitaria en la que vive sumergida, pero tal vez muchos no conocen que posee el mejor cacao del mundo, utilizado para la producción de chocolates refinados en países reconocidos por su experiencia en el ramo como Suiza y Bélgica. El país suramericano ha ganado premios año tras año a pesar de que por la situación que atraviesa su importación es muy puntual. Igualmente, la industria del chocolate venezolano, ha sido merecedora del récord Guinness por tres años consecutivos, en el 2017 por la creación de un mosaico gigante conformado por 1.635 barras de chocolate artesanal. En 2015, se fabricó en el país la moneda de chocolate más grande del mundo, de 874 kilogramos, y en 2016 se organizó la cata más grande jamás vista, con al menos 600 participantes. Aunado a ello, los defensores del cacao venezolano aseguran que es “genéticamente perfecto”.

—¿Cómo supo usted del cacao venezolano?

—Lo conocimos a través de nuestra sociedad en Suiza, ellos hacen las investigaciones junto a nosotros para saber cuál es el cacao más refinado, lo compramos a las plantaciones de cacao en Maracaibo, en Venezuela, luego lo importamos a Suiza y allá transformamos la semilla hasta el bloque de cacao. Lo traemos a Montréal, Canadá, para transformarlo con recetas particulares para llegar a un producto comestible de excelencia, único en el mercado.

Es de destacar que entre el siglo XVI y principios del siglo XIX el cacao era el primer producto de exportación de Venezuela, sin embargo, esto cambió drásticamente por el posicionamiento del café y más tarde por el boom petrolero cuando el país comenzó a depender del crudo (el país posee las reservas de petróleo más grandes en el mundo). Pese a las carentes políticas de producción y promoción del “mejor cacao del mundo”, empresas chocolateras venezolanas en los últimos años han sido merecedoras de premios por la excelencia en sus productos, como el International Chocolate Awards que se entregó en Nueva York en junio de 2017. La calidad del cacao venezolano es reconocida y es el ingrediente principal para chocolateros como Madfouny.

—¿La receta que ustedes utilizan viene de Suiza, es una receta de familia?

—Sí, es una receta, no de mi familia, pero de una sociedad de la familia Felchlin de Suiza muy reconocida. Es una empresa que está dirigida por esta familia desde hace 115 años. Empezaron al final del siglo XIX o comienzos del XX como una pequeña tienda que vendía diferentes productos y cosas. Luego dirigieron sus operaciones hacia el chocolate y empezaron a hacer investigaciones en todo el mundo para buscar y comprar el mejor cacao del mundo y lo encontraron en Venezuela. Pero además existen otros factores por los cuales ellos deciden comprar un cacao específico, ellos no querían que los niños estuvieran involucrados en el trabajo en las plantaciones. No admitían, y no lo admiten aún, el uso de productos químicos en el cultivo. Suiza, con su experiencia en las plantaciones de cacao ayuda a las fincas, a las plantaciones de chocolate con el fin de mejorar su producción. Ellos han enviado personal a Venezuela y a otros países para vigilar que los árboles de cacao estén en perfectas condiciones, si hay algún insecto o enfermedad lo ataca, inmediatamente ellos van a tomar una muestra y le meten en el avión, la envían a Suiza y hacen las investigaciones necesarias para encontrar una solución. Porque para los suizos es muy importante utilizar eso que ellos llaman “Grand cru”, que quiere decir que todo su cacao viene de una misma plantación, no se mezcla el cacao con cacao de otras plantaciones o países. Cuando dicen el cacao es de Venezuela, viene 100 por ciento de la misma plantación en Venezuela. El control de calidad es muy estricto.

Como ejemplo de la excelencia del cacao venezolano está el hecho de que 65 por ciento del caco producido en Maracaibo está clasificado como Felchlin, una categoría reconocida por la famosa academia “Maestri Pasticceri Italiani” como la mejor en el mundo.

El dueño de Prime nos explica que el puntaje mayor es de 100 puntos y el cacao de Venezuela ganó con 99 puntos, el segundo lugar lo ocupa Francia y el tercero Suiza. “¡Venez voir!”, dice orgulloso de esta competencia Madfouni, quien salta de la silla para mostrarnos un cuadro colgado en la pared con los resultados y, luego, vuelve a su puesto a seguir su explicación de forma enérgica, pero pausada.

—¿Usted ya había trabajado con el chocolate?

—No, yo siempre trabajé en ciencias. Yo trabajé como especialista de control de sistemas con una sociedad americana muy conocida y mi trabajo consistía en ir a refinerías y empresas petroquímicas y escribía programas que controlan el procedimiento. Es eso lo que hacía. Viajaba mucho, pero un día tuve a mi familia, me casé y tuve mis hijos y como quería pasar más tiempo junto a ellos decidí cambiar de carrera y comencé con el chocolate en 1989. Yo viene de Suiza a Canadá, hice aquí mi carrera universitaria, cuando terminé trabajé en la investigación y el desarrollo de proyectos en la Universidad, después de eso trabajé para una sociedad durante 15 años y luego decidí trabajar para mí mismo, crear un comercio para mí y para mi familia y me enamoré completamente del chocolate.

Mientras “Monsieur” Madfouni nos explica, suenan las peculiares campanas de la puerta que anuncian la llegada de clientes, y él, sin dejar de hablarnos, mira desde arriba para asegurarse de que están siendo atendidos.

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