Queso de mano elaborado por un maracucho es premiado en Nueva Zelanda
El Queso de mano elaborado por el venezolano Dietrich Truchsess, mejor conocido como Dr. Quesero, ganó medalla de plata en el New Zeland Cahmpion Cheese Award 2018, un concurso que organiza la NZ Specialiity Cheesemaking Asociation para premiar la excelencia técnica en la fabricación de quesos con el objetivo de sensibilizar e impulsar el consumo de este producto en ese país, uno de los mayores productores de leche en el mundo donde la industria quesera experimenta un franco desarrollo y reconocimiento a nivel mundial. Así lo reseña elgourmeturbano.blogspot.com
Este maracucho, de ascendencia alemana, presentó a la evaluación de un jurado integrado por expertos neozelandeses y un juez internacional, tres productos: el queso matera (muy similar al paisa venezolano) el queso de mano y la nata.
“Codearse con esta gente que sí son grandes ligas en queso, para mí ya eso es ganancia”, comentó el Dr. Quesero cuando aún no sabía que había sido premiado, pero días más tarde cuando le llegó la noticia el pasado primero de marzo, solo atinó a decir “estoy muy orgulloso…y dedico este premio a todos los venezolanos”.
De “Lago Mar Beach” al “culo del mundo”
Podría decirse de una manera más elegante pero no sería fiel al espíritu maracucho del Dr. Quesero cuando nos cuenta cómo fue que salió de la urbanización Lago Mar Beach, donde vivía en Maracaibo, y llegó a Auckland, la ciudad más poblada y con mayor crecimiento económico de Nueva Zelanda. Este país compuesto por las islas Norte y Sur está ubicado en el Pacífico Sur a unos 12.852 km de Venezuela, razón más que suficiente para el maestro quesero lo considere “el culo del mundo”
Allá fue a tener luego de desarrollar una exitosa carrera en el área de la construcción en el estado Zulia donde fue presidente de la Cámara de Construcción. Dietrich Truchsess es ingeniero civil egresado de la Universidad Rafael Urdaneta y, como muchos otros venezolanos, decidió salir de su país de origen buscando nuevos horizontes y una mejor calidad de vida.
Cuando llegó a Nueva Zelanda, nunca había preparado quesos por su cuenta pero recuerda que de niño un tal Marciano” le enseñó a ordeñar y a hacer quesos”. Así se llamaba un señor que trabajaba en la hacienda de su tío Hugo Montiel, a donde iba de vacaciones cuando era niño. Cuenta que se iba todas las mañanas a hablar con el viejito Marciano quien “llamaba a las vacas por su nombre, una se llamaba Mariposa, otra Maracaibo; me enseñaba a ordeñar y ahí empezamos a hacer quesos. Tenía 10 años. Después más nunca lo vi, lo despidieron. El siguió con su vida, yo seguí con la mía y más nunca hice quesos.”
#QuesosVenezolanos en Nueva Zelanda, su primera vez
“Cuando uno viene como inmigrante siempre está tratando de economizar los gastos” por esta razón la primera vez que fue a un mercado y vio el kit para hacer quesos el precio que marcaba era de $65, entonces no lo compró porque “me pareció muy caro”. Pero al poco tiempo, se vio parado frente al mostrador pensando “lo compro, no lo compro” y finalmente se armó de valor y decidió comprarlo.
Luego comenzó la búsqueda en internet de tutoriales para la elaboración de quesos, así como también de lugares donde comprar la leche adecuada para su fabricación
“Conseguí una farm donde venden la leche en un honesty bucket ¿qué quiere decir eso? Que tú vas para allá con tu balde, con tu potecito, y agarras tu leche. Allí no hay nadie, todo es por honestidad. La gente cree en la buena fe, la gente cree en uno”. En ese momento hubo una breve pausa en la conversación y al retomarla, la voz de Dietrich era otra “ Nueva Zelanda es un gran país pero siempre extraño mi país, nunca lo voy a olvidar, de hecho me dan ganas de llorar… pero bueno así es la vida”.
El primer queso que hizo en la tierra que lo recibió fue un queso duro. Recuerda que “cuando lo corté estafa full de huequitos, igualito que el queso de nosotros, se los di a mis hijos y cuando lo probaron, literal se pusieron a llorar porque extrañaban a su tierra”
La experiencia de esa primera vez fue tan emocionante y le llenó de tanto orgullo que decidió publicarla en Facebook sin imaginarse que en pocas horas recibiría solicitudes de diferentes partes del mundo para que les vendiera queso, sin importar el precio. En ese momento se dio cuenta que quizás era muy difícil hacerles llegar el producto a tantas personas y a sitios tan diversos, así que se le ocurrió que lo mejor era enseñar a la gente a hacer sus propios quesos en casa y decidió escribir un libro.
De cómo nació el Dr. Quesero
Lo primero que hizo para cumplir su objetivo fue estudiar, leer, probar las recetas una y otra vez, cuantificarlas y “bregar, bregar y bregar”,sobre todo para llegar a obtener un palmizulia con huequitos y un queso de mano elástico y en su punto. Esos, asegura fueron los quesos más difíciles de lograr por aquellas lejanas tierras
Sus conejillos de india eran sus amigos y familiares entre los que se encontraba una cuñada colombiana. Un buen día, “cuando ya el libro tenía como 80 páginas” decidió que además de los quesos venezolanos incluiría también los colombianos porque había “muchas almas de Colombia” regadas por el mundo y porque los quesos de ambos países se parecen mucho.
Truchsess asegura que quien lee su libro Quesos venezolanos y colombianos, aprende a hacer sus quesos en casa y está tan seguro que promete que si una persona no aprende le devuelve el dinero y le regala el libro. Pero hasta ahora, no ha tenido que hacer ninguna devolución y por el contrario la demanda se ha incrementado por la diáspora venezolano y afirma haber enviado ejemplares a lugares que nunca imaginó como Omán y África
A raíz de su primera publicación se multiplicaron los proyectos y surgió la marca Dr. Quesero.
Y ¿por qué ese nombre? Le preguntamos – Pues como dicen por ahí “mariconerías mías… un amigo mío tenía una venta de chicha y le decían Dr. Chichero, pues entonces yo voy a ser el Dr. Quesero.