ENTRE DOS AGUAS
por
-María Milagros Lanz Lezama-
Twitter: @milo_usa
Un día como hoy, 5 de Julio, cuando aún podía celebrar la Independencia de Venezuela, partí de mi tierra y llegué a este país, pero ya no por unos días, o unos meses, o a estudiar, o por unos pocos años. Esta vez la mudanza era grande. Cajas y cajas para llenar un mini contenedor, maletas repletas de ropa, zapatos, prendas y demás objetos, pero sólo eso: objetos. No había dónde meter mi terruño, mi gente, ese amor inmenso, esa angustia profunda, esas caras lánguidas: Zhaydita, Vane, Rolandito, Gladys María, y con ellos otros de la familia, pero principalmente las caras de los dos más viejos, golpeados, y los más pegados a mi corazón mi Ninina y mi Papá, con el adiós en sus manos y el dolor en sus almas, parados al frente de la casa materna. Y yo con el corazón dividido, con el sabor amargo de mis lágrimas, con las palabras atragantadas, aferrándome a las esperanzas que no le podían ganar a mis angustias. ¡Esos sentimientos no cabían en las cajas ni en las maletas, no cabían, ni aún caben! Esos sentimientos no hay forma ni manera de empacarlos.
Y ya son más de 25 años que viven en mí con la misma o mayor intensidad de ese gran día. El tiempo y la distancia no han podido cambiarlos, solo hacer sus jugarretas. La vida no es la de ayer en mi tierra. Muchos de mis amores ya no están. Se han ido. Y muchos otros sobreviven al maltrato, la miseria y el dolor al que los han sometido. Mis pies descalzos no pisan ya la tierra de Bolívar, mis pies descalzos caminan por las arenas de otras tierras agradecidos de la libertad y el bienestar que nos ha dado, y aunque las huellas sean las mismas, ¡no son iguales! Aquéllas estaban impregnadas del olor a mastranto, a queso de mano, a cachapa, a catalina, a mi hogar, a mis viejos, mis abuelos, mis hermanos, mis primos, sobrinos, tíos, familia, mis amigos, mis amores, mi pueblito y su gente. Éstas tienen otros aromas, otros sabores, otros colores, otras ciudades, otros aires, otros amores, otros rumbos, otras alas de libertad, destellos de esperanza, de otro futuro.
Agradezco a Dios todas mis bendiciones, agradezco a este país (también mi tierra) todas las oportunidades, los nuevos amigos, la familia, mi amor más grande (mi hijo), mi esposo, mi Ángel, mi hogar, mi trabajo, mi vida misma. No obstante, todo es diferente y todo es importante. Nada hubiese sido posible sin ese pasado, sin esa base grande y sólida que me ha sustentado, sin esos sentimientos que no pude empacar en las maletas, pero sí sentirlos y vivirlos en cada fibra de mi cuerpo.
Y sigo entre dos aguas… Celebrando un 4 de Julio, y añorando celebrar el 5, fecha simbólica e importante. Tal vez llegue un día, tal vez, algún día. Mi vida siempre estará alrededor de dos mundos, donde uno no puede existir sin el otro. ¡No vale rendirse ni perder la esperanza!
Esta es la genuina y a veces dolorosa realidad en la vida de nosotros los inmigrantes, y la pluma de “Milo” la presenta con dignidad, amor y fe en el futuro. Muchas gracias por compartir con otros tu nostalgia y esperanza; el haber vivido con tu amor y apoyo todos estos años, me ha ayudado a caminar la vida en paz.
Tu esposo que te ama.
Ni más, ni menos, Milo. Comparto tu sentir, y aunque cada día hay más personas que transitan por esas aguas, cada cual lleva como puede su propia historia y las huellas que quedan grabadas para siempre en su vida. Siempre regresamos a nuestras raíces. Un abrazo fuerte. Felicitaciones por la manera en que lo has expresado! Caridad.