LA LENGUA INSTRUMENTAL

POR

Roger Vilain

-Roger Vilain-
X: @rvilain1

    La dictadura venezolana, con veintiséis años en el oficio, sabe más por vieja que por diabla. Llegó a aprender lo necesario, de modo que en su trayectoria mucho de lo puesto en práctica le dio buenos resultados.

    Vamos a ver. Si Maduro, Cabello y demás gánsteres han tenido fortuna demoliendo un país entero, no es menos espectacular el talento demostrado cuando de manejar la lengua se trata. Al respecto el hamponato obtuvo un sobresaliente, evidenciado en el logro a propósito de términos y frases cuyos significados fueron prostituidos, transvasados, inventados o simplemente vaciados.

    Patria es uno de ellos. Del polvo levantado por un golpista apellidado Chávez provienen los barriales que nos atormentan, reino de rechonchos y ventrudos -únicos obesos hoy por hoy en Venezuela- que a la sazón usurpan el poder. Si en principio la idea de patria lleva sobre sí una carga asociada con lo noble, lo identitario y lo hogareño -ese espacio que nos acoge-, patria entonces pasó a ser el comodín de turno. Chávez y su claque pusieron manos a la obra: patria es lo que se fue, lo que alguna vez tuvimos, lo que reconstruiremos ahora, lo que el trancazo revolucionario pulirá de nuevo, lo que el comandante obsequiará a su pueblo.

    Cuando patria, previo ejercicio saltimbanqui de la lengua acabó por constituir un parapeto semántico a favor del hechicero, alteraciones parecidas ganaron fisonomía y saltaron como conejos. La palabra fascismo se encaramó a la palestra, y también, pongo por caso tres mínimos ejemplos, escuálido, cuarta república y apátrida.

    De lo primero cabría hacer un tratado, digna entrada en el diccionario chavista de disparates e invenciones. En esencia, la puesta en circulación de fascismo y su representación torcida apunta a todo aquel que señale el pus de la nomenklatura. Las características del fascismo, que en su mayoría penetran sin gota de vaselina como guantes en cada mano de la satrapía, son proyectadas sobre el enemigo. Y el enemigo, claro, eres tú si dices cuanto la decencia y la verdad deben decir en relación con un Maduro o una Delcy. El mundo de cabeza, no me digas no si sí.

    De escuálido para qué te cuento. Copyright de Hugo Chávez y su neolengua, pretendió la desaparición del adversario. Análoga al gusano del castrismo, escuálido ha sido la perla en plena frente de quien debe ser disminuido, invalidado, deshumanizado. Aún hoy, cuando la dictadura es detestada y combatida por arrolladora mayoría en el país o en el exilio, los clérigos de la secta chavista continúan usando el término como acto reflejo en función de sus viejos intereses. Del poder omnímodo para conquistar adláteres en el pasado al fatal presente que les explota en el pescuezo. Ruindad a troche y moche.

    Cuarta República nació también de las sienes hirvientes del comandante eterno, supremo y además intergaláctico. Burdo intento, no faltaba más, de meterse en la historia con la intención de marcar un antes y un después. ¿Cuál después?, el de la patria nueva, del hombre nuevo, de la revolución bonita y de aquel no volverán. Saca tú tus conclusiones. Y apátrida, ah, apátrida, el que no respira al son del Partido Socialista Unido y quien no se siembra rodilla en tierra a defender el despotismo así mueran los suyos, el hambre lo taladre o la esperanza equivalga a un sfumato de da Vinci.

    La lengua, que es vehículo del pensamiento, lo es también del universo donde todos chapoteamos. El constructo que llamamos realidad, que tenemos justo frente a las narices, que nos mastica y nos engulle y nos devora, es maravillosa consecuencia del hecho lingüístico que nos hace humanos. Cualquier sátrapa que se respete, más temprano que tarde, acaba por saberlo. Por saberlo y practicarlo. De ahí la tiranía en manoseo perenne de la lengua. De ahí su palabra, humo, eructo y flato al fin y al cabo.

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