Un año nuevo con suerte…

por

Fenya Antonatos-Kazana
Twitter: @fenyakaz

 

Aproveché un ratito que tuve ayer, para seguir buscando en el baúl de mi abuela. Y esta vez me encontré con una información de lo más interesante. Tenía mi abuela escrita en su agendita, una entrada con datos sobre las diferentes costumbres que tenemos en Venezuela para recibir el año nuevo con suerte y prosperidad: que si las lentejas, unos, que si las uvas, otros, que si lanzar una granada, otros. ¡Qué de cosas fascinantes tenía escritas! ¡Y de cuántas cosas me enteré!

Pasada la Nochebuena y la Navidad, que tradicionalmente se celebraba en familia y a puertas cerradas con intercambios de regalos, comilona y fuegos artificiales, empezábamos a prepararnos para la noche de Año Nuevo. En la Caracas de antaño, los caraqueños salían a la Plaza Bolívar a esperar el cañonazo que se escuchaba en toda Caracas y que disparaban en La Planicie, hoy el tristemente célebre cuartel de La Montaña. Los restaurantes de moda preparaban menús y programas que incluían la salida a la Plaza Bolívar a esperar el año y a brindar con champán. Por supuesto la urbanización y el crecimiento de la ciudad alejaron al caraqueño de la Plaza Bolívar y las celebraciones se realizaban en fiestas y cenas en clubes y restaurantes. Hoy en día ya el cañonazo no se escucha pero las emisiones especiales de la radio y la televisión marcan, con las doce campanadas, el momento de darse el abrazo del “Feliz Año”.

Sea como sea, incluso en estos tiempos modernos seguimos tradiciones, que se remontan a épocas pasadas, para asegurar que el año que va a entrar, sea próspero y traiga suerte para cada uno de nosotros y ellas dependerán del país del que uno sea, ya que Venezuela es un gran crisol donde se mezclaron hasta fundirse diferentes razas y orígenes dando como resultado una enorme riqueza de tradiciones.

Si tu origen es italiano, entonces en tu mesa no faltarán las lentejas, aunque el dicho dice: “Lentejas, comida de viejas, si las quieres las comes, y si no, las dejas”, desde la época de los Romanos esta legumbre era considerada símbolo de prosperidad y es por eso que forma parte de la tradición de la mesa de Nochevieja de los italianos y de sus descendientes a todo lo ancho del planeta.

Mi abuela siempre nos daba el aguinaldo esa noche, generalmente era un billete de gran denominación para que recibiéramos el año con dinero en el bolsillo, por aquel dicho tan venezolano: “billete llama billete”. Por eso también le ponía a la mesa un fajo de billetes y prendas de oro. Para la buena suerte también le ponía frutos secos, sobre todo nueces y castañas. Decía que tampoco debía faltar algo salado, algo dulce una bebida alcohólica, por lo general champán, y de ahí que siempre hubiera abundante comida a la hora del cambio de año, para que nunca faltara el alimento de nuestra mesa.

Si tu origen es español, entonces con cada campanada comerás una uva y harás un deseo por cada uva engullida, para el año que está empezando. Aunque esta tradición ya forma parte de las costumbres del venezolano y más si se escucha al mismo tiempo el poema de Andrés Eloy Blanco “Las uvas del tiempo”, una leyenda refiere que un año la vendimia de uvas de mesa fue tan grande que los productores diseñaron una campaña para aumentar el consumo de uvas y aprovechar el excedente. Por otro lado, las uvas son también conocidas como símbolos de abundancia tanto de alimentos como de riqueza. Representan el éxito, la unión de la familia y son utilizadas igualmente como una cura para la fertilidad y la mala suerte.

Con la preparación de la casa mi abuela era muy estricta. Nos decía siempre: “La limpieza de la casa hay que hacerla unos días antes de la llegada del año nuevo para despejarla de malas energías y que esté en su máximo esplendor el primer día del año. De esta manera atraemos la prosperidad.” La limpieza se debe realizar de adentro hacia afuera acompañada con aromas cítricos para potenciar el efecto y el agua resultante debe tirarse en la calle para alejar los malos augurios. En muchas casas existe la costumbre de encender velas de distintos colores, y cada una tiene un significado diferente: verde para la salud, amarillo para la abundancia, azul para la paz y rojo para el amor.

Y ahora que menciono el amor, hay varias cosas que hacen los solteros para encontrar una pareja estable el año nuevo. Una de ellas es montarse y bajarse tres veces de una silla y, por supuesto, para aumentar la pasión, hay que llevar ropa interior roja.

En cuanto a la ropa interior, si lo que estás buscando es buena suerte, entonces esta debe ser de color amarillo. Y si quieres tener mucha ropa nueva en el nuevo año, tienes que ponerte la ropa interior al revés.

Si quieres viajar mucho el año nuevo, entonces debes salir a la calle con una maleta; mientras más camines, más largos serán tus viajes.

Si quieres andar por el buen camino, deberás pisar fuerte con el pie derecho justo después de las doce campanadas de medianoche, y así podrás tener un año libre de obstáculos.

No se olviden que mi abuela además de venezolana también era descendiente de griegos, así que tenía algunas costumbres heredadas de sus ancestros. Una de ellas es lanzar con fuerza una granada en el umbral de la casa para que se rompa y que sus semillas se desparramen llenando la casa de muchos bienes, felicidad y salud. Desde la antigüedad la granada fue símbolo de buena suerte, abundancia, juventud y fertilidad, además tiene un delicioso sabor y propiedades beneficiosas, casi mágicas, para la salud. Según la leyenda, Perséfone, la hija de Deméter probó la granada durante su estancia en el Bajo Mundo. Esto la confinó a Hades, pero Zeus intercedió por ella y logró que ella pasara seis meses en el inframundo (otoño e invierno) y seis meses con su madre en la tierra (primavera y verano). Desde entonces, la fruta se asocia con el renacimiento de la naturaleza y el ciclo estacional.

Por último, la otra costumbre griega de la abuela y que sigue viva en mi familia consiste en que el primero en visitar a familiares o amigos luego de las doce campanadas de la medianoche, la primera persona que pase el umbral de la casa, será portadora de suerte o mala suerte durante el resto del año, dependiendo de si la persona es afortunada o gafe. La persona debe traer consigo algún tipo de regalo, que, según la tradición popular, puede ser dinero, pan o dulces y debe entrar con el pie derecho. Por eso, mi abuela miraba bien quién traspasaba el umbral, ¡no fuera a ser que nos trajera un año pavoso!

Porque la pava, ¡de que se pega, se pega! ¿O no?

¡Feliz año a todos, y que el año que está por empezar venga lleno de suerte y prosperidad! Y para asegurarnos de ello, ¡pongamos en práctica estas costumbres! ¡¡¡Todas o algunas de ellas!!!

 

 

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